Osasuna necesitaba una victoria de cualquier modo y se la cobró. En este proceso de recuperación anímica y clasificatorio en el que está el equipo, el juego queda en segundo plano y frente al Rayo es mejor no echar cuentas a los rojillos en ese aspecto. Cuando Osasuna fue Osasuna, como ocurriera en Cádiz, cuando se hizo reconocible a los ojos de sus aficionados y su rival, llegó el premio. Y ganó.

La gloria del triunfo quedó en menos de los actores secundarios. Arnaiz templó un córner y Raúl García, en ventaja con su marcador por cuestión de centímetros, también puso el empeño suficiente para dirigir con la cabeza el balón al fondo de la portería. No hay éxtasis mayor que marcar y ganar en el minuto 95, cuando para los remedios casi no queda tiempo. Antes de que el goleador elevara a las alturas y a la máxima felicidad a los aficionados, hubo muchos, demasiados, minutos muy grises, en los que se llegó a sentir que la victoria miraba más a los de la franja que a los de rojo. Pero estos triunfos agónicos se sostienen en muchos detalles y, además del arreón glorioso y final en busca del gol, antes alguno anduvo sosteniendo la tienda cuando más soplaba el viento. Sergio Herrera volvió a ser vital para la consecución esta vez de la victoria. En la primera parte, rozó con las yemas de sus dedos una pelota que acabó en el poste; y en la segunda, le cruzó la pierna a Raúl De Tomás en uno de esos latigazos que sueltan los delanteros con clase y que suelen terminar en el fondo de la portería. Va quedando claro que Herrera no está para tonterías.

Osasuna dejó para el último partido del año en El Sadar la segunda victoria del curso en casa, una temporada que empezó en el mes de agosto con la Liga Conferencia ante el Brujas y que había dejado solo como satisfacción para la grada en forma de tres puntos el encuentro con el Granada. Pero como el panorama desolador en casa ha sido equilibrado por un buen comportamiento fuera, resulta que el triunfo ante el Rayo coloca a los rojillos en una posición óptima para andar en números de permanencia –en la mitad de la tabla–, camino del objetivo principal y por ahora único en el campeonato regular.

Osasuna se llevó los tres puntos en un encuentro planteado desde la necesidad, porque no hay que andarse por las ramas cuando los resultados no salen. Pero no fue tan sencillo como en el planteamiento animoso, escrito sobre el papel o planteado en la pizarra. Si había que romper la racha y la mala marcha en casa, el cambio tardó mucho en verse y para nada se apreció en la primera parte. Osasuna completó un primer acto muy flojo, con casi nula presencia en el campo rival y sin ideas, frente a un Rayo mejor con la pelota y certero en el repliegue, en el que no sintió demasiada exigencia. No hubo parte de incidencias por el bando rojillo, que sí notó el azote del equipo de Vallecas en un par de acciones que rozaron el gol. En la primera, Lejeune se topó con el poste tras un lanzamiento de falta en el que metió mano Sergio Herrera para ayudar lo justo a la pelota en su destino equivocado. La otra oportunidad llegó a la media hora –la primera fue a los diez minutos– y en este lance a Mumin, dejado su sitio en la zaga y metido a delantero, se le enredó el disparo tras haberse aprovechado de un enredo en el despeje de David García. Osasuna apareció por primera vez en posiciones de remate a los 38 minutos, cuando Rubén Peña acertó entre los tres palos un disparo flojo. Los rojillos no se enteraron del primer tiempo pese a una tímida mejoría en los instantes finales. El Rayo, a lo suyo, se cobraba faltas en las proximidades del área de Herrera y Raúl De Tomás dispuso de otra opción con un lanzamiento directo que se marchó fuera.

Osasuna casi no había tenido acto de presencia efectiva en el juego y no cambió su tendencia tras el paso por los vestuarios. Los porteros sienten ritmos distintos que los que palpitan en el resto de jugadores y si en otros hay frialdad, a ellos solo les vale el fuego. Por eso, cuando el Rayo se estiró con criterio –y consentida facilidad– a los diez minutos de la reanudación y avanzó por la banda para centrar al corazón del área donde Raúl De Tomás remató con clase y a la primera, Sergio Herrera ya estaba listo para el duelo y para despejar el disparo que se iba dentro.

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La tremenda emoción de Raúl García de Haro tras dar la victoria a Osasuna Oskar Montero

Fue frustrante ver a un Osasuna sometido por el Rayo, desaparecido del bloc de anotaciones y solo pendiente de lo que proponía su rival. Los rojillos no asaltaron el partido hasta los últimos quince minutos. Hasta entonces, a pesar de que hubo más presencia en ataque a partir del balón parado, fue un relato de desgracias. La batalla final comenzó cuando quedaban diez para el 90. Fue cuando Iker Muñoz atrapó un cabezazo que cuestionó la comodidad de los vallecanos y sacó chispas al larguero. Osasuna se templó entonces, se afiló para la heroicidad.

El Rayo desapareció y sufrió. Los cambios le estaban sentando bien a Osasuna, que estuvo a punto de marcar por mediación de Moncayola tras una certera dejada con la cabeza de Raúl García. Hubo paradón de Dimitrievski, pero también un plantillazo sobre el centrocampista que fue revisado en el VAR esta vez sin repercusión. La máquina de Osasuna siguió al acecho y en el enésimo córner bien colocado por Arnaiz, Raúl se sintió por fin el ariete que quiere de él la grada y que quizás busca él mismo y remató de cabeza de forma impecable. El festival final de Osasuna aún estuvo a punto de cobrarse otro gol, pero el subconsciente de Budimir le dijo que la gloria quedaba para otro. Y Raúl García de Haro por fin recitó su poema, con final feliz.

Ficha técnica:

    1 - Osasuna: Herrera, Areso, David García, Juan Cruz, Peña (Nacho Vidal, m.84); Aimar (Pablo Ibáñez, m. 84), Muñoz, Moi (Moncayola, m. 69); Chimy Ávila (Raúl García, m. 84), Budimir, Rubén García (Arnaiz, m. 69).

0 - Rayo: Dimitrievski; Balliu, Lejeune, Mumin, Espino; Pathé Ciss (Unai López, m. 72), Valentín, Kike Pérez (Nteka, m. 62); Isi (Camello, m. 88), Álvaro García (Bebé, m. 72); De Tomás (De Frutos, m. 88).

Gol: 1-0, m.95: Raúl García de Haro.

Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité gallego). Mostró la tarjeta amarilla a Arnaiz y Raúl, por parte de Osasuna, y a Espino, Ciss y Kike, por parte del Rayo.

Incidencias: partido correspondiente a la decimoséptima jornada de LaLiga EA Sports disputada en el estadio de El Sadar ante 18.586 espectadores.