Budimir encendió la luz en un partido en el que Osasuna anduvo muchos minutos a oscuras y en el que el Cádiz, que manda señales de que la permanencia en Primera esta temporada se está convirtiendo en un problema irresoluble, le creó sus dificultades y le llegó a incomodar en instantes muy puntuales. El delantero croata se convirtió en el gran argumento del equipo rojillo para lograr la victoria y poner rumbo a la zona noble de la clasificación, en donde no se pasan apuros y en donde, con un poco de fortuna y decisión, se llega a soñar con objetivos mayores si el viento sopla a favor y los resultados llegan.

No está mal, porque es inusual, que un equipo como Osasuna tenga un delantero en estado de gracia capaz de decidir un partido. Uno de esos killers que sólo le hacen gracia a los de su misma camiseta y que son tipos insaciables, devoradores de oportunidades, de defensas y de todo lo que se ponga por delante con tal de lograr otro gol, y luego otro y más y más. Budimir, que ya es un delantero con un sitio enorme en la historia de Osasuna –lleva cuarenta goles con la elástica rojilla, sólo dos hombres están delante de él en el ránking de goleadores en Primera– fue el desatascador para su equipo en un partido que, sin sufrir mucho y sin que el rival padeciera se estaba haciendo bolo. Y más aún porque era ante un Cádiz que resumió en noventa minutos casi todos los problemas que le están tumbando esta temporada: fragilidad en defensa, desorden creciente con el paso de los minutos y nada de colmillo. En el mes de febrero, además, no se puede andar más que camino del desastre con un equipo con semejante sensación de fragilidad.

Budimir marcó los dos goles de la victoria ante el conjunto gaditano y adelantó el asunto de la permanencia para muchos conjuntos. Una cuestión que no es pequeña porque la definición del campeonato, la salvación una campaña más, es objetivo que sirve para afrontar el curso siguiente y tomar algunas decisiones, la dichosa planificación.

Sin Budimir con la zamarra roja, el encuentro se hubiese marchado por el camino de la decepción, también del aburrimiento, porque al fin y al cabo nada hay más estimulante que el gol. También se presenta como uno de los alicientes para lo que queda de temporada acudir a El Sadar a contemplar las andanzas de uno de los arietes de la Liga, que no es sino tener un mazo para cuando el rival saca pecho o un extintor para impedir un incendio.

El atacante rojillo apareció en el partido en el momento oportuno. Se había soportado un primer tiempo bastante desafortunado por parte de los dos equipos, con un remate entre los tres palos a cargo del Cádiz –una oportunidad clarísima de Fali a los cinco minutos que remató de cabeza mansamente a las manos de Sergio Herrera– y ninguno de Osasuna; aunque los rojillos se habían estirado a las mil maravillas por el flanco de Mojica y, de hecho, haber rondado el gol tras una de sus penetraciones que no llegó a acertar entonces el luego bigoleador. De hecho, los primeros 45 minutos mostraron a un Cádiz torpe e inofensivo que, lo poco que llegó a aparecer por el área de Osasuna, fue enviado a la grada con un grado de inocencia clamoroso. Hasta que apareció Budimir.

El partido estaba horroroso cuando se había superado ya la hora. Había sido el atacante croata el que había estrenado poco antes la estadística de remates a puerta con un cabezazo bombeado y sin peligro. Lo que hizo con el envío de Rubén García fue otra cosa.

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Fotos del Osasuna-Cádiz: ¡Búscate en la grada de El Sadar! Patxi Cascante

El centrocampista soltó un centro con picante al corazón del área y ahí Budimir completó el gesto del cabeceador con un remate de alta escuela. Se hizo sitio en la pugna con Fali y prolongó la trayectoria de la pelota hasta la red con un toque sutil y envenenado. El golazo decidió la historia del partido. El Cádiz demostró que no tenía un plan B frente a un gol del rival –un plan inexcusable y necesario, porque es lo más común que le sucdeda a un equipo que lleva sin ganar desde septiembre– y Osasuna vivió un encuentro definitivamente cómodo.

Los rojillos fueron creando ocasiones más o menos claras, con participación de muchos hombres, como Moncayola, Aimar Oroz y Pablo Ibáñez, la más clara la firmada precisamente por el centrocampista, en la que Budimir hizo de pasador y no de rematador, e incluso el delantero balcánico reclamó un penalti por derribo de Fali. El agarrón del defensa es evidente, pero ahí medió la interpretación del árbitro que no consideró como suficiente la interferencia sobre el jugador rojillo –que le pitasen mano al croata por su aspaviento en la acción ya entra dentro de estas jugadas increíbles que tolera el fútbol–. A Budimir le debió crecer la determinación tras la acción que sintió como penalti, porque corrió como el que más con los noventa minutos cumplidos para beneficiarse de otro pase delicioso, en esta ocasión de Areso, para rematar la tarde, marcar su segundo gol y dibujar un partido redondo, para él y para Osasuna.

Ficha técnica:

  • 2 Osasuna: Herrera; Peña (Areso, m. 60), David García, Herrando, Mojica (Juan Cruz, m. 67); Moncayola, Iker Muñoz (Pablo Ibáñez, m. 60), Aimar (Torró, m. 78); Rubén García (Barja, m. 78), Budimir, Moi Gómez.
  • 0 Cádiz: Ledesma, Zaldua (Alejo, m. 46), Chust, Meré (Guardiola, m. 76), Pires; Fali; Navarro (Machís, m. 73), Alcaraz, Escalante (Samassekou, m. 65), Ramos (Maxi Gómez, m. 65); Juanmi.
  • Goles: 1-0, m.63: Budimir. 2-0, m.91: Budimir.
  • Árbitro: Francisco José Hernández Maeso (comité extremeño). Mostró tarjeta amarilla a Mojica, Oroz y Pablo Ibáñez, de Osasuna, y a Zaldua y Pires, del Cádiz.
  • Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima quinta jornada de LaLiga EA Sports disputado en El Sadar ante 19.525 espectadores. Los jugadores de ambos equipos portaron un brazalete negro en recuerdo a los dos guardias civiles asesinados en Barbate.
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El 1x1 de Osasuna ante el Cádiz en El Sadar DIARIO DE NOTICIAS