Osasuna tocaba la victoria con las dos manos porque se estaba superando el mal trago de la presión del Athletic y las manecillas del reloj avanzaban hacia el feliz cumplimiento del tiempo añadido. Las manos, desgraciadamente, no le ayudaron a Sergio Herrera en una de las últimas jugadas del partido, que propició el empate del conjunto vizcaíno en el minuto 96 y le privaron a los rojillos de una victoria reparadora tras esta mala racha de resultados. La jugada decisiva que resumió el partido tuvo una reunión de factores muy desafortunados para Osasuna, porque hubo un error en el portero rojillo a la hora de retener el balón, que se le escapó de las manos; pero también la mala suerte al golpear la pelota en la espalda de un compañero, Catena, y convertirse en el pase perfecto para que Villalibre marcara el gol del empate. Una superposición de calamidades con el picante de que fueron en el tiempo de añadido, ya en la recta final y más allá. Una conclusión más dolorosa será difícil de encontrar para un encuentro, también más cruel para este grupo necesitado de un empujón anímico en forma de confianza.
A Osasuna se le escapó de forma amarga el triunfo en un encuentro en el que los jugadores recobraron sensaciones y ofrecieron una buena imagen. Osasuna volvió a ser un equipo combativo y peliagudo para el rival, un Athletic que practica un fútbol trepidante y que hace de cada partido un suministro sin fin de balones sobre el área, de meteoritos por las bandas y de determinación, porque cada jugada se lleva hasta las últimas consecuencias. Osasuna aceptó esa pelea exigente, pagó muy caros sus errores –en el primer gol también se produjo un fallo con el balón de Mojica– y echó de menos tener más fondo de armario para darle algunas soluciones al partido coforme pasaban los minutos y algunos problemas salían a relucir –Areso se marchó tocado en los minutos finales–.
Hay partidos que se explican por el marcador y, en la situación en la que se encontraba Osasuna, más que nunca. Por eso, el desgraciado final en el minuto 96 –el Athletic soñó incluso con la remontada en los dos minutos siguientes porque los rojillos estaban noqueados por la jugada increíble de su portero– resume, funde y tritura buena parte de las sensaciones anteriores, porque el dolor lo cruza todo. Para comerse esa bilis hubo que masticar mucho antes. La primera parte fue equilibrada, intensa, se sentía derbi. Los argumentos del Athletic fueron inequívocos, con protagonismo en el ataque absoluto para los hermanos Williams –a Berenguer le tocó ser delantero centro porque los dos andaban por las bandas–. De hecho, Nico organizó una doble acción de peligro en un suspiro a los diez minutos. Primero probó a Sergio Herrera con un buen disparo y, recogiendo el rechace, sirvió un centro al meollo del área que mandó fuera Berenguer cuando todas las señales apuntaba al gol.
Osasuna tuvo que acomodarse a muchas obligaciones en defensa por el Athletic, pero tampoco anduvo especialmente molesto salvo por los numerosos balones que volaron hacia su área. Antes de la ocasión doble, Rubén García había tenido una carrera en soledad para marcar en la que Vivian le birló la pelota en el suspiro anterior a su remate. Tras unos instantes de demasiadas idas y venidas se fue todo equilibrando. En el alambre estaba el encuentro cuando en dos minutos, en la recta final, hubo terremoto.
Todo sucedió dos minutos después de que el VAR, en la revisión de la jugada, anulara un gol de Muniáin por fuera de juego de Berenguer. El culo del delantero del Athletic le salvó a Rubén García de una jugada en la que estuvo blando en defensa y había facilitado la diana, luego anulada. Tras el susto, llegó el pelotazo. Raúl García tocó lo justo para desviar a gol un zurdazo de Mojica que cruzaba al área con fuerza.
La segunda mitad puso muy pronto en órbita a Osasuna. Rubén García cortó como mantequilla la defensa del Athletic para colarse por el centro y marcar sin discusión ante Unai Simón. A dos minutos del regreso de los vestuarios no hay mejor tarjeta de presentación para ratificar las intenciones.
Iñaki Williams le recordó a Osasuna que a San Mamés se va a sufrir y se aprovechó de un fallo de Mojica en la salida de balón para firmar un trallazo que acercó al Athletic al marcador y a los rojillos a los problemas. Sánchez Martínez, y su colega del VAR, escamoteó a Osasuna un penalti por pisotón de Yuri sobre Rubén García, no pasó nada en ese lance cuando las manecillas marcaban una hora de partido.
Osasuna mostró tenacidad, capacidad de sufrimiento y orden en lo que siguió hasta el fatídico minuto 96, cuando se cobró el Athletic un empate increíble, muy doloroso para los rojillos, que volvieron a ser ellos, que han recuperado el libro de ruta para este final de curso.
- Ficha técnica:
2 - Athletic Club: Unai Simón; De Marcos, Vivian, Lekue, Yuri; Herrera (Unai Gómez, m.63), Vesga (Prados, m.63); Berenguer (Villalibre, m.46), Muniain (Raúl García, m.63), Nico Williams (Adu Ares, m.76); e Iñaki Williams.
2 - CA Osasuna: Sergio Herrera; Areso (Jorge, m.76), Catena, Herrando, Mojica; Lucas Torró, Pablo Ibáñez (Juan Cruz, m.76), Iker Muñoz; Rubén García, Rubén Peña (Aimar Oroz, m.63) y Raúl (Arnaiz, m.76).
Goles: 0-1, m.40: Raúl. 0-2, m.47: Rubén García. 1-2, m.58: Iñaki Williams. 2-2, m.96: Villalibre.
Árbitro: José María Sánchez Martínez (Comité Murciano). Mostró tarjeta amarilla a los locales Yuri (m.22) y Herrera (m.46+), y a los visitantes Herrando (m.34), Ibáñez (m.55), Catena (m.73) y Rubén García (m.92).
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 35 de LaLiga EA Sports disputado en San Mamés ante 45.273 espectadores. Dato oficial. Entre ellos varios centenares de seguidores rojillos. En los prolegómenos del encuentro se tributó un homenaje a Raúl García, con motivo de su retirada del fútbol en activo a final de temporada, y salieron al campo los socios que cumplen este año 50 años como socios del club bilbaíno.