Iker Muniain Goñi (Pamplona, 19/12/1992) es desde este pasado fin de semana jugador del San Lorenzo de Almagro y este lunes ha completado su primer entrenamiento junto al resto de sus compañeros. El aterrizaje en el fútbol argentino del que fuera capitán del Athletic hasta el pasado 30 de junio ha despertado una gran expectación en el país sudamericano y, en una entrevista para el canal de YouTube de su nuevo club, el txantreano ha dejado un montón de curiosidades y anécdotas, una de ellas con una camiseta de Messi y Osasuna como protagonistas.

“Cuando Argentina salió campeona del mundo”, dice el centrocampista navarro en referencia al Mundial de 2022 en Qatar, “nosotros comenzábamos a jugar el torneo de Copa del Rey”. “Entonces yo tenía una camiseta de Argentina de Messi y la llevé al vestuario (del Athletic) porque yo iba con Argentina, quería que ganasen y esa camiseta desprendía aura de campeón”, continúa Muniain, añadiendo que “la colgué en el vestuario y les dije a mis compañeros: ‘Chicos, antes de cada partido de Copa del Rey necesito que toquemos esta camiseta porque presiento que nos va a dar buena suerte para llegar a la final’. Y así lo hicimos durante todo el trayecto. La tocábamos y pasábamos de ronda. En la siguiente ronda, la tocábamos y seguíamos pasando”, desvela Muniain.

“Asi, hasta que llegamos a semifinales”, cuenta Muniain, momento en el que la buena suerte que hasta ese momento había acompañado al Athletic se tornó en gafe por culpa de un despiste del navarro. “Ahí tuve un pequeño fallo porque un día se me olvidó tocarla y ese partido perdimos y nos eliminamos”, revela Iker Muniain en un extracto de la entrevista difundido por San Lorenzo de Almagro en sus redes sociales.

Aunque el futbolista pamplonés no ha ofrecido más detalles sobre este asunto, lo cierto es que se refiere a la semifinal que enfrentó al Athletic con Osasuna hace ya un año y medio, eliminatoria que se resolvió a favor de los rojillos, que ganaron el partido de ida en El Sadar (1-0, con gol de Abde) y se clasificaron la para la segunda final de la centenaria historia del club navarro al empatar el duelo de vuelta en San Mamés (1-1, con un gol de Pablo Ibáñez en la prórroga). Después, el Real Madrid despertó a Osasuna de su sueño derrotando al equipo de Jagoba Arrasate (2-1) en una final disputada en La Cartuja de Sevilla.