El Chimy, el delantero que se marchó de Osasuna cuando estaba virando definitivamente su condición de héroe a la de villano –las circunstancias en el fútbol van a la velocidad de la vida o más rápido–, enseñó en El Sadar que mantiene sus habilidades para convertirse en un gran desestabilizador, una gran virtud en un delantero, y, de hecho, se erigió en el hombre clave del partido. No es que el atacante desplegara un juego arrebatador, pero estuvo en el sitio adecuado en el momento preciso para desnivelar un partido que estuvo siempre ajustado y en el que, como en casi todos, el acierto resultó determinante, crucial.
El Chimy Ávila le echó un borrón al expediente magnífico de Osasuna en El Sadar y firmó la primera derrota para los rojillos en su terreno. El gol del atacante argentino llegó cuando el partido vivía sus momentos más emocionantes, de incertidumbre, con Osasuna por fin metido en una reacción más o menos palpable y con el encuentro quizás más cerca de caer de su lado que de marcharse para el otro. Pero el fútbol de máximo nivel es cruel y se cobra víctimas en un abrir y cerrar de ojos. No estuvo fino Boyomo en una pugna con el Chimy, que desembocó en una falta absurda, y no anduvo con chispa todo el equipo cuando en la acción siguiente la estrategia del Betis se impuso. La conclusión, que el argentino fusiló a placer tras un rechace de Sergio Herrera, remedio de urgencia en un remate de Bartra, solo también en la jugada. Fue el carpetazo al expediente impóluto de los rojillos en casa.
La derrota ante el Betis fue un castigo excesivo para Osasuna que hizo mucho para ganar, que supo sobreponer a las circunstancias de un marcador en contra tempranero y de una salida brillante y con personalidad de los andaluces, y que generó fútbol sobre la portería del rival mucho más intenso que en otras citas con final feliz en El Sadar. El dichoso acierto, la contundencia del Betis en defensa si se mira desde el otro costado, resultaron decisivos para cortar la racha de Osasuna en casa. En el balance final también restan los fallos propios. El Betis, por supuesto, supo tener temple para terminar el partido en una sucesión de minutos sin juego, algo que atragantó a este Osasuna de buenas intenciones y fútbol a pecho descubierto, que no domina el otro fútbol. Se terminó el trayecto impetuoso como local, pero se mantuvieron algunas sensaciones. Por eso resultó un encuentro raro.
Osasuna se retiró a los vestuarios en el descanso considerando que los primeros minutos del partido, la puesta en acción del Betis, había sido una concesión excesiva que le estaba costando muy caro. A Pellegrini le gustó el reto de llegar a El Sadar, donde los equipos tiritan de miedo, y decidió imponer sus normas. El conjunto sevillano se presentó en escena de forma ambiciosa y con personalidad, fue a por Osasuna y en pocos minutos se cobró el premio en forma de gol. Los méritos del Betis fueron indudables en la acción, porque Fornals –el pasador–, Ruibal –el asistente– y Vitor Roque –el goleador– fueron más hábiles y rápidos que los rojillos. A los hombres de Vicente Moreno se les atragantó la tarde y no aparecieron en la pelea hasta que se cumplió el primer cuarto de hora. Fue por el costado de Bryan, con el que por fin se conectó, y se acertó en las aproximaciones a la portería rival. Fueron unos minutos de reacción a los que siguieron dos oportunidades claras del Betis, de Vitor Roque y Bellerín, que a su vez dieron paso a otra acometida de los rojillos con oportunidades capitaneadas por Aimar Oroz y no finiquitadas por Budimir o Rubén García. Una tarde de locos.
La grada le rugió al Chimy cuando saltó al campo en la reanudación por Vitor Roque para mantener con él el perfil ofensivo del Betis. Osasuna le administró su misma medicina de Pellegrini con una puesta en marcha mucho mejor tras el paso por los vestuarios. El gol de Lucas Torró, a los quince minutos de la reanudación, montó el partido en el tobogán de la emoción. Aimar y Bryan se probaron sin fortuna, mientras que el Chimy, que había obligado a Sergio Herrera a lucirse ante él, reventó el partido con su zapatazo al fondo de la red cuando Osasuna se sentía mejor. Un jarro de agua fría.
El desenlace del encuentro, los minutos siguientes al gol del argentino, dejaron ver a un Osasuna tan crispado como abnegado que, pese a presentarse con dos delanteros a la ofensiva final –Raúl junto a Budimir–, vio irse los minutos sin ocasiones para marcar. Las lesiones de los jugadores, las acciones de juego duro –la roja a Natan por su acometida impropia sobre Raúl García–, alguna tángana en la banda, subieron el partido hasta el minuto 100, pero no hubo más. El borrón ya está hecho.
- Ficha técnica:
1 Osasuna: Sergio Herrera; Areso, Catena, Boyomo, Bretones; Torró (Moi Gómez, m. 90); Rubén García (Moncayola, m. 67), Pablo Ibáñez (Raúl, m. 77), Aimar (Arnaiz, m. 88), Bryan (Peña, m. 88); Budimir.
2 Betis: Rui Silva; Bellerín, Bartra (Natan, m. 89), Llorente, Perraud; Ruibal (Mateo, m. 67), Johnny, Altimira (Iker, m. 68), Fornals (Ricardo Rodríguez, m. 97); Vitor Roque (Chimy Ávila, m. 46), Bakambu (Abde, m. 60).
Goles: 0-1, M.7: Roque. 1-1, M.59: Torró. 1-2, M.73: Chimy Ávila Chimy.
Árbitro: Muñiz Ruiz (Comité gallego). Mostró amarilla a los locales Boyomo y Moi Gómez, y por parte del Betis a Fornals y Bartra. Expulsó a Natan (m.95) con roja directa por juego peligroso.
Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de LaLiga EA Sports disputado en el estadio El Sadar ante 21.045 espectadores.