Todo lo que sea puntuar fuera de casa en este campeonato duro es motivo de alegría, y Osasuna no es excepción. Si se mira la talla del rival, en este caso el Sevilla, también hay que perfilar el tamaño de la satisfacción. Pero a Vicente Moreno y sus hombres les queda la quemazón que en el repaso del partido les ofrece el mínimo margen de minutos entre un gol y otro. A Osasuna, que apareció poco en ataque, como el Sevilla; que no se arrugó ante el juego físico, como el Sevilla; y que sufrió lo indecible cuando el encuentro se rompió, como el Sevilla, le faltó mantener el resultado, sostener la distancia que le ofreció en el marcador el gol de Budimir para haber atacado la historia final del partido desde otra perspectiva, con más sosiego y tacti.

Osasuna se llevó un punto interesante en el Sánchez Pizjuán que le mantiene en la zona alta de la clasificación, pero también fue el culpable de que el premio no fuera mayor. Los rojillos hicieron un partido discreto en el apartado defensivo y si en la primera parte estuvo a punto de naufragar por la banda derecha, lo hizo en la segunda por la izquierda, cuando Lukebakio se fabricó una diagonal desde el costado de los zurdos para marcar el gol del empate. Entre el tanto del Sevilla y el gol de Budimir solo hubo tres minutos de distancia, muy poco tiempo para la calma. Ese intercambio de golpes fue el prolegómeno de un final de partido demasiado abierto y descontrolado en el que los dos equipos temieron por el resultado. Si hubo un respeto inicial, un miedo a no perder, la conclusión de la contienda resultó un duelo a pecho descubierto, por fin algo trepidante, emoción, en un encuentro durante muchos minutos demasiado gris.

Vídeo resumen del Sevilla - Osasuna en el Pizjuán DIARIO DE NOTICIAS

Todos los problemas en los que se metió Osasuna en el primer tiempo, a la postre en la totalidad del partido, llegaron porque los rojillos se buscaron los líos. El equipo de Vicente Moreno estaba coprotagonizando un encuentro horroroso para el espectador ante un Sevilla proclive al desorden, con dominio sin mordiente, pero comenzó a ofrecer síntomas de debilidad por la banda derecha demasiado pronto, nada bueno. Areso, animado y esforzado, quiso llegar a todas partes, como siempre, pero no llegó a casi ninguna y esa veta, la del pasillo de un tipo que vuela por todas partes, esa fisura que no acertó a taponar Osasuna, fue sinónimo de problemas. El Sevilla fue hábil en el análisis del asunto y se metió por ese carril con más asiduidad. De un centro de Isaac desde ahí mismo salió un remate de Sow que se marchó fuera por muy poco. El conjunto andaluz, con un perfil más bajo que en otros tiempos, dispuso de otra ocasión por mediación de Gudelj, un buen golpeador de balón, que se topó en esta ocasión con Sergio Herrera.

Osasuna solo apareció una vez con peligro en el primer acto. Fue por mediación de Bryan, que también probó fortuna desde el borde del área, y Álvaro Fernández desvió a córner con dificultades. El internacional es futbolista insolente con sus contrincantes en cuanto tiene ocasión y aunque su fútbol depende del suministro de balones de sus compañeros, cada carrera que explora es un aguijón. Entre el respeto y la falta de juego, el primer tiempo se había consumido sin ocasiones, casi nada de chispa, con un resumen de más problemas para los rojillos que para los sevillistas. Los dos equipos necesitaban cambiar. Mucho.

La segunda parte solo podía empezar de forma más animada, porque necesariamente se tenían que haber consumido todos esos minutos de poca acción mirando poco al campo contrario. El Sevilla apretó y Osasuna apareció. A los diez minutos, a Moncayola le hurtaron un gol cuando su disparo, tras ajustar el pie, lo cortó un defensa camino de la portería. En el otro lado, Badé compuso un plástico remate de cabeza que fue una niñería para Sergio Herrera. Fueron instantes de reconciliación con el juego ofensivo a los que siguieron nuevos minutos de fútbol físico y sin química con la pelota.

Areso, más sólido en su flanco, realizó una aparición fulgurante para firmar un centro espectacular en el gol de Osasuna. Queda claro que el estado de gracia de Budimir transforma cualquier pelota en una lanzada, pero el servicio del lateral derecho estuvo templado, el delantero croata remató como los ángeles y Álvaro Fernández, el exrojillo meta del Sevilla, se encontró con un dardo envenenado y enrevesado que se le enredó en la manopla antes de entrar.

En un partido ramplón, Osasuna estaba consiguiendo un premio máximo. Ahí es por donde los rojillos no supieron salirse de una actuación con demasiados desajustes ya que no duró la alegría más de tres minutos. El Sevilla sacó un gol de una maniobra bien calculada, en la que hizo crujir la defensa rojilla de lado a lado, con Juan Cruz en la foto del futbolista superado por el atacante belga.

No estaba previsto que dos equipos tan recatados y exiguos en el ataque ofrecieran un final tan excitante, con dos acciones de gol en el mismo minuto del tiempo de descuento a cargo de los goleadores, Budimir y Lukebakio. La locura final no les llevó a ninguna parte. Más les vale.

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1x1 de Osasuna en Sevilla: otra vez a lomos de Budimir DIARIO DE NOTICIAS

 1 - Sevilla: Álvaro Fernández; Carmona (Jesús Navas, m.86), Badé, Kike Salas, Pedrosa (Suso, m.64); Gudelj, Sambi Lokonga (Agoumé, m.86); Lukébakio, Sow (Juanlu, m.75), Peque (Saúl, m.64); Isaac Romero.

1 - Osasuna: Sergio Herrera; Areso, Catena, Boyomo, Juan Cruz (Herrando, m.83); Moncayola, Iker Muñoz (Ibáñez, m.70), Aimar; Rubén García (Bretones, m.70), Budimir, Bryan Zaragoza (Jose Arnaiz, m.77) (Peña, m.83).

Goles: 0-1, M.69: Budimir. 1-1, M.72: Lukébakio.

Árbitro: Juan Martínez Munuera (C. Valenciano). Amonestó al local Sow (m.50) y al visitante Catena (m.80).

Incidencias: Partido de la decimoquinta jornada de LaLiga EA Sports, disputado en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán ante 31.536 espectadores, entre ellos algo más de 300 aficionados osasunistas.