A Osasuna, a Vicente Moreno, no le dio premio su apuesta, la suplencia de un puñado de jugadores importantes en la Liga regulando así su esfuerzo para el próximo partido de Copa, y no logró nada positivo en el campo del Atlético de Madrid. La derrota por la mínima ante el líder de Primera quizás ayude a matizar los iniciales temores creados por el riesgo de la propuesta del entrenador, pero la historia del encuentro habla de un equipo rojillo muy correcto en la primera mitad, cuando fue capaz de igualar el empuje y buen juego del Atlético, pero sin capacidad en la segunda, tras el gol local, para poner algún remedio que le acercara a incidir en el marcador. Osasuna, cerca en el resultado hasta el final pero alejado en sus opciones reales por la ausencia de operaciones interesantes en ataque, está en condiciones de defender su imagen aseada en el campo del primero de la Liga, pero poco más –solo hubo un lanzamiento entre los tres palos, firmado por Pablo Ibáñez–. 

El gol del Atlético, un fallo defensivo calamitoso en la defensa de un córner, argumenta en contra de las posibilidades auténticas de lograr un resultado positivo frente a un buen equipo. Todo empujó hacia un final amargo, no por sabido como posible menos decepcionante. Tampoco se puede encontrar una relación causa efecto entre la alineación sorprendente de Vicente Moreno y el desenlace con derrota, porque sería infravalorar las cualidades del líder de la Liga, que no para de ganar de cualquier modo.

El partido entre Atlético de Madrid y Osasuna, que fue una desembocadura de rachas, una confluencia de trayectorias que han ido cogiendo envergadura y se han convertido en olas, no resultó bueno para los rojillos. La derrota en el Metropolitano eleva a siete los encuentros consecutivos sin ganar y confirma la desaceleración de la marcha de Osasuna en el torneo. Más que una crisis de juego, la crisis de resultados ya está aquí y el equipo, metido en estas semanas en muchas tareas, va a necesitar que todo el mundo dé un paso al frente, que es lo que quizás buscó el entrenador con los cambios.

Más que de reojo, Vicente Moreno dejó claro que tiene entre ceja y ceja la Copa, el partido del jueves. La gestión de la plantilla por parte del técnico le llevó a dejar en el banquillo a tipos inamovibles en las alineaciones como Areso, Moncayola, Aimar Oroz y Budimir; una elección de otros hombres con las que se reivindicaba la capacidad para el protagonismo de otros integrantes del grupo. O por lo menos esa era la intención.

Osasuna completó una buena primera parte después de haber igualado la tensión del Atlético y diluido su mando indiscutido, hasta entonces, sobre el encuentro. El equipo de Simeone había puesto en marcha el partido con buen juego al que le recompensaron las ocasiones. La primera terminó en gol, pero con una triquiñuela de por medio en el remate de Griezmann, que envió la pelota a la portería con el codo. Una zamorana, que recordarían los clásicos, por la habilidad para dirigir la bola con la articulación del brazo. A los trece minutos, Julián Álvarez completó con un remate manso que detuvo Sergio Herrera un pase fantástico que le había dejado solo. El atacante argentino apareció de nuevo un cuarto de hora después para probar con la cabeza al meta rojillo, que detuvo su remate.

Entre las dos apariciones de Julián Álvarez se había volteado el guion del partido. Osasuna pasó de estar aplastado sin el balón, a tomar oxígeno a partir de la comodidad de su disposición en el campo y del recobrado mando sobre la pelota. El equipo de Vicente Moreno se mostró hábil con el esférico y conminó al Atlético a un papel menor. El conjunto Simeone no es que sufriera, porque lo suyo también es esperar y salir en estampida, pero no pisó terreno incómodo para los rojillos. Jorge Herrando, en la segunda jugada tras una falta, saltó más que nadie para enviar de cabeza un centro de Moi Gómez. Osasuna se encontraba bien y favorecido por ese estado satisfactorio Pablo Ibáñez probó dos veces el disparo a puerta, pero solo en una de ellas intervino Oblak. Las cosas no se marcharon al descanso pintando mal y, además, reforzaban el criterio de Vicente Moreno para contar con los menos habituales.

El poderío del Atlético se iba a hacer sitio muy pronto a la vuelta de los vestuarios. El equipo de Simeone abrió una senda más hacia la portería de Osasuna por uno de los flancos, dando entrada al incisivo Lino por el tosco Gallagher y aumentando los temores en defensa de los rojillos. El conjunto madrileño se lanzó a por una ofensiva total. Julián Álvarez surgió de la nada en dos oportunidades, en los minutos cinco y siete, para lanzar a puerta, y Griezmann realizó otra aparición también demasiado suelto un minuto más tarde.

A Osasuna le hizo todo el daño un córner a los diez minutos. Esta disciplina, el dichoso balón parado, en la que los rojilllos vienen luciendo galones y mostrando poderío, resultó fatal. Nadie estuvo con Griezmann cuando recibió la pelota que cedió antes a un solitario De Paul, y el francés centró solo poco más allá del córner. Sí repararon demasiados defensas rojillos en el balón flotando sobre Lenglet que, con la testa, lo cedió a Julián Álvarez. El argentino, que había desperdiciado dos goles en el primer tiempo, estuvo huérfano de problemas y remató sin nadie cerca.

El partido entró en otra zona con el 1-0. Vicente Moreno sacó al campo al primer grupo de titulares habituales y cambió de sistema, con cuatro futbolistas esta vez en la zaga. El Atlético se volvió más Atleti y se dedicó a esperar sin prisa ni temor para atizar a la contra. Osasuna insistió, que no apretó, para no crear ocasiones de peligro. En el descuento, Bretones remató hacia su propia portería y el poste rechazó el enredo. Las rachas se quedaron como estaban, engordando cada una para su lado.

FICHA TÉCNICA

ATLÉTICO DE MADRID: Oblak; Molina, Le Normand, Lenglet, Galán; Giuliano (Llorente, m. 73), De Paul, Barrios, Gallagher (Lino, m. 63); Griezmann y Julián Alvarez (Correa, m. 78).

OSASUNA: Sergio Herrera; Rubén Peña (Moncayola, m. 63), Boyomo (Areso, m. 63), Catena, Herrando, Bretones; Rubén García (José Arnaiz, m. 86), Torró (Aimar Oroz, m. 63), Pablo Ibáñez, Moi Gómez; Raúl García (Budimir, m. 78).

Gol: 1-0, minuto 55: Julián Álvarez.

Árbitro: Díaz de Mera (C. Castilla-La Mancha). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Giuliano (m.32) y Lino (m.52).

VAR: Munuera Montero (Comité Andaluz).

Estadio: Metropolitano. 64.801 espectadores.