La ilusión de Osasuna sigue viva en invierno. No solo sigue viva, sino que está más encendida que nunca. A tres partidos de otra final. Sigue lejos, pero se ha ganado en el campo del actual campeón. Soñar es gratis y en rojo mola mucho. 

Si Vicente Moreno había soñado un guión de la primera mitad seguro que se había parecido a casi todo lo ocurrido. El técnico de Massanassa alineó a un equipo con una idea muy clara y la llevó a la perfección hasta el final. Todos protagonizado por dos actores principales. Un Aimar excelso en todas las parcelas del campo. Sacrificado cuando tocaba y excelso en tres cuartos, rematando con un gol con un remate impecable a la escuadra. A quién dice que le falta gol, pero la realidad es que lo que le falta es estar más cerca del área. El otro coprotagonista fue Jesús Areso. Con pulmones para varias personas, pero la inteligencia suficiente para tratar de elegir el pase idóneo. Ellos dos, ayudados por un error absurdo de Paredes, elevaron la ilusión del osasunismo a cotas altísimas. Casi lo mismo que el mal descuento de los rojillos, donde dos errores dejaron a Osasuna con solo un tanto de ventaja. 

En ese final seguro que a Vicente en sus sueños le sonaba el despertador rojillo para no vivirlo. El gol de Nico Williams dejaba a un Athletic que estaba en Ko técnico demasiado vivo. Y se apreció en cuanto empezó la segunda mitad. Osasuna no aprovechó la primera que tuvo y se echó atrás. Aquello quería ser algo parecido a una defensa numantina pero no tardó ni diez minutos en caerse. El Athletic se aprovechó de un tremendo hueco entre Rubén y Juan Cruz para empatar. Tampoco estaría de más que Sergio estuviese un poquito más adelantado cuando la línea defensiva tiene hueco a su espalda. 

Empate y Vicente Moreno cambia el plan con cinco atrás. Y pese a que los locales acumularon ocho llegadas en quince minutos, Budimir tuvo otra contra en la que Vivian sacó el balón cuando se colaba en la portería. Pero esa jugada bajó el sufflé local y volvió a igualar las cosas. Tanto que en otra, el croata no perdonó y volvió a poner por delante a los rojillos con un gol de nueve puro con un olfato descomunal. 

Osasuna entonces le tocaba sufrir y lo hizo muy bien. Eso sí, tuvo la desgracia del golpe de Boyomo a Herrera. El portero tenía que estar absolutamente fuera para dejar el partido. Y los ocho minutos de descuento. No apto para cardiacos. Pero sí para osasunistas. Que pasen los siguientes.