Osasuna se despide de la Copa (2-0)
Dos goles en media hora y la expulsión de Catena deciden la eliminatoria ante la Real en el primer tiempo
Osasunase enredó en el partido frente a la Real Sociedad para caer en los cuartos de final y despedirse de la Copa. El adiós al torneo, a la ilusión por colarse de nuevo en unas semifinales, resultó demasiado rápido en Anoeta, consecuencia de una primera parte repleta de fatalidades. Más que una primera parte fatal en su conjunto, fueron quince minutos horrendos los que condenaron a los rojillos en Anoeta. Los que fueron desde el primer gol de Berrene en el minuto 21, siguieron en el 31 con un tanto de Brais tras un fallo defensivo y concluyeron en la tarjeta roja a Catena en el minuto 34. Dos goles en contra y un futbolista menos con más de una hora de partido por delante, resultaron una mochila demasiado pesada para los hombres de Vicente Moreno, que buscaron engancharse al encuentro de algún modo, con alguna aparición circunstancial que tuviese premio en forma de gol, pero que nunca lo lograron. La maraña negativa que para el destino del equipo compusieron el error en el segundo gol de la Real y la expulsión de Catena hicieron lo suficiente para escribir la historia del partido, de la trsite eliminación.
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Osasuna abandonó la Copa trasmitiendo la sensación de que las circunstancias escribieron un camino demasiado largo y tortuoso como para entrar en las semifinales. El peor guion para una eliminatoria a un partido lo vivió el conjunto navarro, que mantuvo la pelea y el inconformismo hasta el final, refrescó la alineación con los hombres adecuados, pero que simplemente tuvo que rendirse ante la tozudez de los hechos. Ni un gol esperanzador se pudo colar en la historia del derbi porque el acierto no viajó esta vez con Osasuna. Fue un trago final amargo en una Copa que ha ofrecido sus sorbos de dulzura.
A Vicente Moreno se le cayeron todos los planes conforme la fatalidad fue apareciendo en el camino. El final del primer tiempo le reclamaba a Osasuna una hazaña. Dos goles en contra y un jugador menos en las filas por la expulsión de Catena dibujaban un escenario aterrador en lo futbolístico. Y a este colapso se llegó tras una primera mitad extraña. Osasuna había saltado al campo mejor, sin hacer casi nada había tenido un par de ocasiones como para ponerse a pensar –una fue por mediación de Budimir y la otra de Aimar, con cinco minutos de margen–, pero en el primer chispazo de la Real, pinchó. Barrene hizo una gran maniobra para marcar tras haber sido el interlocutor de la pelota entre el toque de cabeza de Kubo y la sutileza de Oyarzabal, a la que correspondió con un engaño sobre Iker Muñoz, que quería ofrecer un remedio a la rapidísima llegada.
Osasuna supo reponerse al golpe emocional del gol y, cuando estaba en esa labor de restitución de la esperanza, el partido comenzó a esfumarse en un abrir y cerrar de ojos. Sergio Herrera falló en un pase sobre Iker Muñoz –Osasuna reclamó falta sobre el centrocampista por la acometida de Marín– y el equipo, desmontado por el eje con el error, no pudo contener el centro de Oyarzabal y el tanto de Brais. El VAR, cinco minutos después, decretó que la patada en la espalda en el centro del campo de Catena a Brais debía revisarse y que el central tenía que ser castigado con la roja. Minado por los acontecimientos, Aimar Oroz quiso enganchar a su equipo al encuentro con un disparo desde el borde de área. De los nervios se marchó Osasuna a los vestuarios, porque el panorama estaba feo, fatal.
La segunda mitad fue una indigestión para los rojillos. Vicente Moreno buscó la reacción de los suyos con cambios relativamente tempranos, a los quince minutos, pero la aportación en forma de vigor de Lucas Torró, Bryan e Ibáñez no llevó picante al partido, que se fue marchando entre un fútbol adormecido y manso, con un ritmo imposible por la acumulación de las faltas. Solo Budimir, de cabeza, y Herrando, en el descuento, acertaron a llevar el balón entre los tres palos. Osasuna, sin el acierto ni la energía de otros días y en inferioridad, lo intentó hasta el final y así dijo adiós a la Copa.