Osasuna cerró su salvación en Valladolid en un partido que permite cerrar la salvación virtual y revivir unas opciones europeas apagadas durante el duro invierno rojillo. El club tiene la oportunidad y también una obligación de pelear por un premio que nunca ha estado tan accesible. Ya no puede haber otro discurso.
Y es que durante estos meses en los que las opciones europeas se han ido alejando poco a poco mientras Osasuna era incapaz de sumar victorias, el discurso oficial ha sido que había que cerrar la salvación. Puede ser discutible pero también comprable. El tema es que ahora el club va a permanecer una temporada más en Primera división y, encima, con las dos últimas victorias se ha vuelto a meter en una pelea europea estando duodécimo.
Pelea más que justificada por algunos de sus jugadores, especialmente su ariete. Más allá de nostalgias de otros tiempos, Budimir ya tiene que estar en la conversación sobre si es el mejor delantero de la historia de Osasuna. Y eso siendo precavido, ya que no parece una exageración asegurar que ocupa ese primer puesto. El croata va a estar en la memoria rojilla para muchas décadas.
El ariete estuvo acompañado en Valladolid de un exquisito Rubén García, de un Aimar que no pierde su punto de lucidez, y de un Pablo Ibáñez que fue el primer cambio cuando se lesionó Moncayola. Parece que para el entrenador está por delante de otros de importancia salarial mayor y que, por contra, van a seguir al equipo, cosa que no parece que vaya a ocurrir con tu jugador número 12. Extraño.
Más allá de temas contractuales, que irán creciendo según se acerque el final de temporada, Osasuna ahora tiene que corregir algunos errores endémicos que llevan afectando toda la temporada.
Errores especialmente graves cuando los rojillos se ponen por delante que en Valladolid provocaron que el equipo sufriese ante un rival que tiene la mente más en Segunda división y que en otra cosa.
El calendario no ayuda, pero Osasuna se encuentra con la obligación de cambiar el discurso, no puede dejar de pasar la oportunidad de pelear por algo que nunca ha estado tan barato. Conseguirlo será otra cosa, pero por lo menos debe intentarlo. Por la afición. Y por tener un delantero histórico.