Osasuna mereció más ante el Betis
Budimir rescata un punto en un encuentro que se pudo llevar el equipo de Vicente Moreno
Después de echar el cerrojo a las cuentas de la permanencia, Osasunacontinúa haciendo números para ponerle el broche feliz también a las de la clasificación para Europa. No hay ninguna matemática que en estos momentos aparte a los rojillos de la lucha por la Liga Conferencia, la competición más próxima en este panorama ambicioso, y aunque la situación obliga a hacer una suma elevada de puntos, los dos encuentros de esta semana en El Sadar resultan decisivos.
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Osasuna mantiene el fuego de la ilusión en este final de la temporada y llega cargado de aspiraciones y responsabilidades porque se las ganó en el encuentro en el Benito Villamarín. El equipo de Vicente Moreno realizó uno de los encuentros más completos de las últimas jornadas, ofreció una imagen excelente como visitante –uno de los problemas de este curso de transición– y, además de recomponerse tras encajar un gol –fue en una de las pocas lagunas defensivas del conjunto–, supo empatar y de tener una serie de oportunidades suficientes como para ganar. En esta ocasión, nadie le podrá quitar la razón al entrenador acerca de la ambición del equipo. Hasta cuatro oportunidades dispusieron los rojillos tras el gol del empate de Budimir. Cuatro ocasiones para marcar ante un Betis borrado del terreno de juego, achicharrado ante un Osasuna que terminó el encuentro mejor, con las pilas cargadas.
Osasuna ofreció buenas sensaciones ante el Betis y también las recolectó para incrementar la confianza y la ilusión para estos tres últimos partidos de Liga. Sin embargo, a estas alturas del curso, en que cada palmo de terreno se pelea con más saña, lo más importante fue el punto logrado. Evidentemente hubo una restauración del equipo tras la mala imagen en Villarreal de solo unos días antes (4-2), pero el empate en Sevilla le da a Osasuna un escalón de apoyo para hacer sus cuentas. Unas sumas inmediatas en cuatro días, qué más se puede pedir.
Un punto corto
El punto puede considerarse un premio corto por los méritos presentados, pero entra dentro también de un final feliz y con su indudable valor ante un rival de calidad y con una plantilla larguísima. Fue un encuentro por partes, inducidas por los goles. Osasuna hizo un buen primer tiempo. Fue protagonista del juego, con muchos minutos de presencia en el medio campo rival, y con acertados repliegues ante las llegadas contadas del Betis. El equipo sevillano estuvo más buscando solistas que interpretando el partido en plan coral. Algunos disparos de Cucho, en plan kamikaze y sin opciones, y sobre todo un lanzamiento de Lo Celso, detenido por Sergio Herrera, fueron sus ocasiones.
Osasuna estuvo mejor con la pelota y realizó un notable ejercicio de acometidas sobre el área. Por la derecha, los suministros fueron de Areso y por la izquierda, gracias a Bryan. El extremo completó varias internadas de mérito y acható todavía un poco más el perfil de un Betis poco profundo. En el minuto 45, firmó una acción de la casa, desbordando por su carril, topándose su disparo con el meta local. Tres rojillos estaban solos en situación de remate, pero ya se sabe que los delanteros viven de su propia gasolina. Budimir tuvo un cabezazo al que no acertó a imprimir potencia e Ibáñez remató alto tras otro balón en el área suelto en el área. Una aceptable actividad.
La entrada de Osasuna en la segunda mitad fue a toda pastilla. A Bryan le construyó una autopista Aimar Oroz gracias a un pase profundo y templado. Solo requirió un control para estar ante Adrián, pero en la definición ni siquiera tocó puerta, porque disparó muy desviado fuera. El Betis se reactivó con los cambios, Antony y Fornals son cosa fina, y le dio una marcha nueva a su juego cansino de ataque. Abde también le dio un poco más de profundidad a su juego. Isco, que había salido tras el descanso, remitió un pase finísimo que cabeceó Cucho Hernández. A la fornida zaga de Osasuna le hirió un toque sutil entre los centrales. Un bajonazo.
Los rojillos se metieron en faena diez minutos después, cuando el equipo ya había dado también muestras de su insistencia por las bandas. Budimir se aprovechó de un centro desde la derecha, en el que interfirió Aimar Oroz con la espalda, y que el culminó con la zurda. Ahí surgió un Osasuna desencadenado que dispuso de otra oportunidad firmada por Budimir y, después, tres más con Raúl García, su relevo, como protagonista. En una de ellas, incluso se topó con el larguero tras un cabezazo. Una lástima de resultado, porque la victoria estuvo muy cerca. Un empate que es también una tarjeta que da derecho a soñar, con las cuentas en la mano.