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18 noviembre 1954: Taberna deja la presidencia de Osasuna

El presidente que llevó al club al ascenso de 1953 dimitió tras sentir que la afición había perdido la confianza

18 noviembre 1954: Taberna deja la presidencia de OsasunaArchivo

Daniel Taberna San Martín dedicó tres décadas de su vida a Osasuna. El 18 de noviembre de 1954 puso fin a una etapa que empezó primero con cargos de directivo y luego como presidente. Taberna (1889- 1956), que ya había ocupado la presidencia de manera fugaz en 1943, alcanzó sus mayores logros en el trienio 1951-1954.

Durante su mandato, condujo al equipo al segundo ascenso a Primera (1952-53) y gestionó la compra de San Juan. Sin embargo, la afición es de memoria corta y se revolvió contra la Junta Directiva en otoño de 1954 cuando los resultados del equipo, recién descendido a Segunda, no respondía a la expectativas de un inmediato retorno. Taberna interpretó que había una campaña orquestada contra los dirigentes y presentó su renuncia.

Rojillo de corazón

Daniel Taberna San Martín estuvo involucrado con Osasuna durante treinta años en labores de gestión, desde su fundación y casi hasta su muerte de forma prematura. Taberna es el hombre de club por excelencia. Un osasunista vital.

Jugador de remonte en su juventud, fue uno de los pelotaris que tomaron parte en la inauguración del Euskal Jai de la calle San Agustín en 1909. Aparece en la directiva rojilla en 1925 como vocal de pelota durante el mandato de Indave y a partir de ahí fue vocal en las juntas de casi todos los presidentes. Ocupó la presidencia por primera vez en 1943 y sustituyó en el cargo a Ángel Goicoechea en 1953. Siendo presidente también desempeñó en algún partido el cometido de delegado.

El pamplonés tomó el mando en dos periodos distintos, algo común en los primeros tiempos de vida del club -cada seis meses fue obligatorio durante años la renovación de la mitad de los miembros de la junta, incluido el presidente- y que también involucró a Aizpún, Cayuela y Lizarza.

En fin, ser presidente de Osasuna provoca alegrías y disgustos, emociones y preocupaciones. Sirva como epílogo la frase de Jacinto Saldise cuando pasó el mando del club a Emilio García Ganuza: “Yo no sé si a García Ganuza darle la enhorabuena o acompañarle en el sentimiento, porque el hacerse cargo de este puesto en estos tiempos supone que todo son dificultades, todo son inconvenientes, todo son disgustos y todo son preocupaciones”.