pamplona. Son 18.683 metros cuadrados que durante décadas estuvieron olvidados en la trasera de la ciudad, donde la meseta del Ensanche se va deslizando cuesta abajo hacia los campos de Mutilva Baja. De improviso, y con el proyecto de convertir la zona en un nuevo barrio de primera categoría (Plan Lezkairu-Arrosadia), esa parcela cobró un valor inusitado que la ha convertido en terreno litigioso desde hace una década.
De hecho, se han propuesto para ese solar usos tan dispares como un nuevo club deportivo (pegado a la tapia sur del actual Club de Tenis); la ampliación natural del propio Club de Tenis; una extensión residencial del vecino (y aún futuro) Lezkairu; espacio libre con zona verde; escuela infantil; reserva para dotación municipal... Y al final, va a tener un poco de todo esto, pese a que el debate no está del todo cerrado porque los vecinos de Santa María la Real exigen que el Ayuntamiento no se olvide de sus históricas demandas: una biblioteca para el barrio y una reurbanización interior de calles tan deterioradas como Lakartxela, Pico de Ori, etcétera. Hace unos meses lanzaron una voz de alarma: "Nos quieren confinar como en un gueto".
Es difícil saber si esos 18.683 m2, de los que casi un tercio quedan reservados a viales y zonas peatonales, son efectivamente la solución al problema. En el último pleno municipal, el solar fue calificado de "petacho" por Mikel Gastesi (ANV) y de "rincón" por Javier Torrens (PSN). Fue Javier Ayesa (NaBai) el que sacó a relucir las peticiones vecinales, mientras que Sánchez de Muniáin subrayó "el interés público de esta operación en un solar históricamente enquistado".
sin votos en contra Finalmente, UPN, NaBai y PSN aprobaron la nueva ordenación, mientras que ANV se abstuvo. Gastesi introdujo una reflexión sobre la manera en que la promotora que va a construir las dos torres de pisos en la trasera del Tenis (Provigosa) ha obtenido el permiso municipal. "Se va a beneficiar de todos los servicios de Lezkairu sin haber aportado nada a las cargas de urbanización, sólo por estar al otro lado de la avenida de Juan Pablo II y haber estado hasta ahora fuera del ámbito urbanístico de Lezkairu-Arrosadia", lo que a juicio del edil abertzale "podría traer recursos de algunas empresas afectadas".
Ello llevó a Torrens a señalar que "convendría fijar de una vez por todas los parámetros para modificar el Plan Municipal, pero abrir el melón de las cargas de urbanización ya repartidas y cobradas es muy peligroso".
Como se sabe, el solar pertenecía en un 90% a un grupo de propietarios que llevaba años negociando con el Club de Tenis (algunos de ellos son incluso socios), que a su vez disponía del 10% restante. De entrada, el Plan Municipal fijó esos 18.683 m2 como dotacional deportivo, es decir, predestinados a futuras ampliaciones del Tenis. Algo similar se realizó en otras parcelas colindantes al resto de clubes deportivos de la ciudad, ya que el Plan Municipal pretendía "facilitar" la expansión de estas sociedades.
preacuerdo roto Visto que no se podía hacer otra cosa salvo instalaciones deportivas, y que no había acuerdo con el Tenis para vender los terrenos (pese a que hubo un pacto luego roto de 5,5 millones de euros), ese grupo de propietarios proyectó en su 90% de la parcela la construcción de otras piscinas, separadas por un muro del actual Club de Tenis. El Ayuntamiento llegó a dar su visto bueno inicial a este proyecto en marzo de 2007, en el que se dibujaban ocho pistas de tenis, siete de pádel e incluso una piscina cubierta. En todo caso, el elemento más destacado de estas futuras instalaciones era un parking subterráneo para 537 vehículos.
Lo rocambolesco del asunto es que el Club de Tenis presentó casi al mismo tiempo su propio proyecto de ampliación en esos mismos terrenos: eran dos propuestas a la carrera por los pasillos de la Gerencia municipal de Urbanismo. Finalmente, en septiembre de 2007, el Ayuntamiento denegó el plan de los propietarios particulares porque la ocupación de edificios en la parcela superaba el 40% de la normativa municipal y además hipotecaba el crecimiento del vecino Club de Tenis.
Así las cosas, ambas partes llegaron recientemente a un acuerdo, luego refrendado por el Ayuntamiento, en el que los propietarios particulares a través de Provigosa podrán construir dos edificios de 46 viviendas cada uno (la mitad de VPO) en el frente de la avenida de Juan Pablo II. En el otro extremo de la parcela, con fachada hacia la calle Mutilva y Santa María la Real, se donan 1.500 metros cuadrados al Consistorio para destinarlos a dotación pública, mientras que el Club de Tenis se hace con la mayor parte de la parcela (9.712 m2) para ampliar sus instalaciones.