quieren hablar euskera con sus txikis en sus casas. Cantarles canciones populares como pintxo - pintxo, enseñarles a contar los números o leerles un cuento infantil. Un proyecto pionero organizado por AEK, en colaboración con Dindaia, ofrece un curso para todos los aitas que deseen aprender euskera mientras sus txikis, al mismo tiempo, juegan en el mismo idioma. Tendrá lugar los lunes y los jueves de 18.00 a 20.00 horas en la escuela pública de Sarrigurren. El programa dura de enero a junio y está dirigido a niños de cero a cuatro años. El curso tiene un coste de 384 euros (incluido la guardería). El pasado jueves 19 de enero tuvo lugar la primera clase.
la idea
Que el euskera no se limite a la escuela infantil
"Vimos que se perdía la transmisión del idioma en casa porque los txikis están aprendiendo euskera y algunos padres no lo saben", explica Asier Biurrun, del euskaltegi de AEK. Así, tras un estudio, se eligió Sarriguren como lugar para establecer el pionero proyecto. "Se trata de un concejo en el que viven muchas parejas jóvenes. Hablamos con algunos de ellos y vimos que había interés y se podía formar un grupo", señala Biurrun. Asimismo, el objetivo es que el curso se extienda a Pamplona el año que viene.
La metodología
Conjunta, amena y comunicativa
A las 18.00 horas comienza la clase. En un aula se encuentran los aitas -ocho por el momento- y en otra los txikis (nueve, el más pequeño tiene siete meses). Aurkene Isasi es la andereño de los padres. "No se sigue un manual, sino que se les prepara para diferentes momentos del día como cambiarles el pañal, acostarles, darles de comer, etc. La prioridad va a ser hablar". Como apunta Biurrun, "con el hijo es más fácil empezar a hablar por la cercanía y la afectividad". También aprenderán canciones populares como lan roverra o arantzan txan mediante el CD Kontu txikia. El curso comprende también el aprendizaje del idioma en todos los ámbitos.
Respecto a los niños, Amaia Urra, monitora de Dindaia, será la encargada de jugar con ellos y enseñarles canciones en euskera ya que, a diferencia de los aitas, los txikis sí saben el idioma. El programa previsto para ellos se basa en jugar, aprender canciones y, sobre todo, en la realización de diferentes talleres de construcción, de arcilla o de identificar los sabores, entre otros. "Se trabajan las habilidades motoras y el desarrollo del niño", apunta Urra. Con el fin de que el aprendizaje sea mutuo, dos veces al mes se juntarán los padres con sus hijos y reproducirán escenas de la vida cotidiana. "Es importante que los hijos vean que se dirigen a ellos en euskera", precisa Biurrun.
los participantes
Padres con ganas de aprender
El grupo de padres y madres que asistieron el pasado jueves a la primera clase lo hicieron cargados de motivos y de ilusión. Como señala Biurrun, el único requisito para acceder al curso es "tener ganas y querer sacar un poco de tiempo". Ellos cumplen con creces. Para muchos, la opción de compatibilizar el aprendizaje del idioma y que sus hijos estén atendidos resulta un factor clave. "Una demanda que siempre hemos escuchado es la falta de tiempo. Nosotros les ofrecemos una guardería en la que se les cuida y educa en euskera", indica Biurrun. Es el caso de Iñaki Saez, uno de los asistentes al programa. "Buscaba un curso con pocos días a la semana y que pudiera compatibilizarlo con el horario de los niños", precisa. Tiene dos hijos, Maider, de cuatro años; e Iker, de siete meses. Alfonso Suescun, padre de Alain, de tres años y medio, coincidia con él. "Quería aprender euskera y, a la vez, estar con el niño".
Para otros, el motivo fundamental es la oportunidad de aprender y así poder ayudar a sus hijos en las tareas escolares. "No sé euskera y mis hijos estudian en el modelo D. Te das cuenta de que necesitas una base para ayudarles", afirma Noemí Crespo. Sus dos mellizos de tres años, Aizea y Nahiara, también acuden al curso. La misma situación se le plantea a Susana Hernández. "Siempre he querido saber euskera y mi hijo va al modelo D".
En cambio, para la catalana Viky López supone una oportunidad de aprender otro idioma. "Llevo cuatro años residiendo en Navarra y lo hago por el niño. Es una manera de hacer inmersión en el euskera". Ahora los padres siempre podrán decir: "Euskera, ongi etorri etxera (euskera bienvenido a casa)".