Mucho más que pequeños comercios
el mercado de ermitagaña cumple 30 años; de los cuarenta puestos originarios solo permanecen siete
"son 30 años aquí. Toda una vida". La frase la pronuncia Teresa Mendióroz. Regenta la Floristería Edurne desde que el mercado de Ermitagaña abriera sus puertas el 15 de noviembre de 1982. 40 puestos conformaban el tercer mercado de la ciudad, junto con los del Segundo Ensanche y el Casco Viejo. Ahora, 30 años después, siete puestos plantan cara al paso del tiempo y a la crisis.
adaptarse a la crisis
Organización de actividades y creación de una web
"Hemos logrado dar vida al barrio", afirma orgullosa Blanca Amatriain, de Frutas y Verduras Hermanas Amatriain. También es una de las fundadoras del mercado. Y no le falta razón. Todo un abanico de actividades se llevan programando desde 1999 con el fin de que el mercado "no se quede solo en unas tiendas", remarca Amatriain. Así, en julio de 2011, crearon la página web www.mercadoermitagana.com (que la Federación de Comercios de Navarra reconoció con el premio a la Iniciativa Comercial 2011). Entre sus usos, destaca la posibilidad de realizar la compra de productos de forma online y consultar los diferentes servicios, como el aula de cocina. "Se dan clases gratuitas de cocina una vez al mes. Viene gente especialista y aficionados que enseñan sus recetas y luego se degustan en el momento. Suelen acudir entre 40 y 60 personas", explica Elena Ustárroz, gerente del mercado. Otra actividad que han impulsado son charlas sobre una alimentación saludable. "Es una manera de relacionar el producto que se vende en el mercado, de calidad y fresco, con los buenos hábitos alimenticios", afirma. Asimismo, la web permite conocer qué productos se ofrecen en cada puesto y quiénes los regentan. "Es una forma de humanizar y acercar el mercado", enfatiza. El balance es "muy positivo", señala Ustárroz.
evolución del pequeño comercio
La competencia de las grandes superficies
Juan Ramón Burguete, presidente de la Asociación de Comerciantes del mercado de Ermitagaña, considera que el citado mercado "ha seguido la evolución natural del pequeño comercio en Pamplona"."Hace doce años comenzaron a implantarse las grandes superficies. Demandaron mucha mano de obra y, muchas personas que tenían un comercio; pero que andaban justas, se fueron a trabajar allí. Prácticamente, todo el mundo que tenía un puesto aquí está trabajando en un supermercado", subraya Burguete. Ustárroz coincide con él y añade que "el mercado estaba sobredimensionado (contaba con 40 puestos) para un mercado de barrio". Cabe destacar que en su fundación contaba con nueve carnicerías, ocho fruterías, cinco pollerías, cuatro pescaderías, tres lecherías, dos puestos de bacalao, y un puesto de frutos secos, otro de café, una floristería, una panadería, uno de legumbres y dos espacios sin dedicación específica.
Actualmente, de aquellos expositores, permanecen la Carnicería Burguete, la Pescadería Olaberri, Frutas y Verduras Hermanas Amatriain y la Floristería Edurne. Sin embargo, como afirma Araceli Gurbindo, de la Pescadería Olaberri, "nos hemos quedado pocos, pero estamos bien avenidos". Mendióroz suscribe sus palabras: "Hay un grupo humano que estamos luchando y tirando".
En 1999 se acometió una profunda reforma. "Se reorganizaron puestos, se reagruparon secciones, se dotó de un autoservicio (en aquel momento SuperMabo, hoy Caprabo) y se amplió el horario comercial (se abrió por las tardes), entre otros cambios", explica Ustárroz. Asimismo, los propios comerciantes asumieron la autogestión, constituyéndose en una Agrupación de Interés Económico.
Como los comerciantes explican, el principal cambio reside en que actualmente los puestos son más amplios y los productos más especializados.
el reto del futuro
Captar a los jóvenes
La tradición familiar tiene un peso grande en el mercado. "Son negocios familiares porque de otra manera no serían viables", señala Amatriain, quien trabaja con su hermana Mariluz. Otro expositor regentado por una familia es Carnicería Burguete, atendido por Juan Ramón Burguete, su mujer, Marisa Ustárroz, su hermano Jesús Burguete y su mujer, Isabel Elizalde.
Mirando al futuro, Ustárroz indica que "hay una necesidad de renovación, por eso hacemos actividades dirigidas a jóvenes". Burguete argumenta que "se les da un trato cercano y se les aconseja". Sin embargo, reconocen que los vecinos que empezaron viviendo en el barrio, son clientes "muy fieles. Muchos se acercan todos los días y nos gusta cuidarles mucho", indica Ustárroz. Amatriain lo tiene claro. "Ya no son clientes, son amigos, conoces a las familias". "Casi hacemos de confesionario", remata Burguete. Amatriain, como el resto de comerciantes, encara el futuro con optimismo. Tiene claro que "el pequeño comercio le da vida al barrio". No se queda en unas tiendas.