PAMPLONA. De las conversaciones en el Cali surgieron multitud de actividades. Jesús Elvira Catalán, de 51 años, fue miembro de la charanga Los Jubilosos. "Uno de los promotores fue Paco Elvira y se formó alrededor de los años 70", señala. El grupo estaba formado por Santiago Guillén y José Luis García, los acordeonistas, Pepe Azcona y Paco Elvira, que llevaban el bombo, Fernando Saba, que tocaba el platillo, Ignacio Franco, la trompeta, el trombón de varas, Jose Mari Cayuela, el saxofón, Octavio Castillo y el maestro Manuel Turrillas (después lo tocó Juan Cruz Alli). El director, "con su batuta y su elegancia, era Cecilio Fernández, más conocido como Milord". Y, el "más importante tras el director, era el aprovisionador, Pío Ustárroz. Llevaba la logística", indica bromeando Elvira. "El resto íbamos de relleno", precisa.
Los Jubilosos ensayaban los jueves o los viernes por la tarde en una bajera del Cali. "Acudíamos a un centro de personas con discapacidad en Elcano el 6 de enero, cada tres meses a las Hermanitas de los Pobres y a la Misericordia en fechas señaladas", subraya. Otra iniciativa que lanzaron fue la cabalgata de reyes cada 5 de enero. "Se organizaba en el salón de la parroquia San Francisco Javier. Los niños de la Misericordia escribían una carta a los reyes y se les daba el regalo que pedían", afirma. Los reyes solían ser José Ángel Sanz, Fermín Irigoyen y Josetxo Rosain. Tras la cabalgata oficial, se visitaba a los hijos de los socios que se habían apuntado. Otro evento navideño era el sorteo de la cesta de navidad, valorada en 70.000 pesetas. "Hacia falta una furgoneta para llevarla. Agustín Aguirre, camarero que trabajó durante 40 años en el Cali, era el alma de esta actividad", explica Elvira. Parte del dinero recaudado se donaba a las hermanitas o se empleaba en actividades benéficas.
Aunque, como cuadrilla, también organizaron actividades para su disfrute. Como el ciclo a pie. "Salió de una apuesta. Participaban en una carrera de bicis personas que no se habían montado nunca en una. Algunos aparecían con la de su hija, otros con una de carreras", comenta. Los recorridos eran de Pamplona hasta las Ventas de Muguiro, primero, y después hasta Alcoz, en la Ulzama. "Llegábamos muertos, aunque en los primeros cien metros había unas fugas extraordinarias. El que ganaba se llevaba una copa y luego almorzábamos", señala divertido. Otra de sus iniciativas era la organización de un torneo de mus.
Y, como no podía ser de otra manera, esa gran cuadrilla del Cali estaba presente en los Sanfermines. "Organizábamos un chupinazo, toros de fuego, y dos o tres verbenas. Íbamos a los toros, a sombra, y al volver la fanfarre daba una vuelta por el ensanche mientras cuatro kilikis jugaban con los chavales. También organizamos un pobre de mí al que acudían muchas familias", resume Elvira. Mirando atrás, afirma que con ese tipo de actividades "se revitaliza la zona. Si no, se habría quedado muerta durante aquellos años", precisa. Y fueron muchos años. "El apogeo del Cali como sociedad fue desde los 70 hasta pasados los 90", cifra.
'Renacimiento' del Cali El bar estuvo regentado durante años por José Rodríguez, su mujer Asunción Bartolomé y sus hijos. Hace seis años que dejaron el local, y tras algún intento de reapertura, Patxi Sánchez Vicente, de 47 años, lo adquirió el 25 de junio de 2008. "Me gusta porque es un clásico", indica Sánchez, quien combina pintxos tradicionales y modernos. "Hemos recuperado a los clientes de toda la vida. Vienen con sus hijos o sus nietos y se crea un ambiente familiar", indica Sánchez.