Pamplona - Hace unos años, a una pariente cercana de Rebeca Vicente García-Bajo le diagnosticaron un cáncer “brutal”. Meses después, una de sus mejores amigas recibió el mismo diagnóstico. Junto a ellas vio cuán difícil era conseguir productos, principalmente accesorios, para paliar y disimular las consecuencias externas del tratamiento de la enfermedad, como la pérdida del pelo o de uno o ambos senos. “Para ellas, ir de compras era un peregrinaje”, explica Rebeca. Por eso, esta mujer decidió en junio de 2014 crear un punto de venta de complementos adaptados a pacientes oncológicos: accesorios capilares, corsetería y trajes de baño, maquillajes y otros productos de cosmética. Hoy pone el broche final a casi ocho meses de trabajo con la apertura de Amariki, una tienda en la que estas personas pueden encontrar todos estos productos en un mismo punto de venta.
Según explica Rebeca, en Navarra el “stock de pelucas, gorros u otros accesorios es muy limitado. Existe un gran peregrinaje de personas enfermas de una tienda a otra, incluso entre comunidades, buscando algo que se adapte a sus necesidades”. Hasta ahora, para comprar una peluca, por ejemplo, había que acudir a una peluquería. Para comprar ropa interior, a ortopedias... A este vaivén, se suma, como relata Vicente, la no visualización del producto: “A veces no tienen existencias de productos concretos en las tiendas y te dicen que ya te traerán. Pero no puedes probarlo, ni saber si es como el que te enseñan en la foto”.
En los casos de cerca que a ella le tocó vivir, esta joven madre de tres niñas relata cómo “no encontraban pelucas que les gustasen y tenían que quedarse con lo que había; no tenían donde elegir. Mi amiga se iba a Donosti”. En la misma línea, lamenta que “no haya pañuelos adaptados a la gente con calvicie. Si no tienes pelo, puedes coger un pañuelo normal, atártelo y verte monísima. Pero se resbala, se cae, además de no tener volumen”, cuenta Vicente.
La filosofía de Amariki se basa en que sus productos sean lo más naturales posible. “Así se intenta compensar la química que estos pacientes se meten cuando están en tratamiento de un proceso oncológico”, explica. Por eso, todo lo que vende, así como los materiales con los que está decorada su tienda y los productos con los que la limpia están libres de químicos; “al menos todo lo que se puede”, dice Vicente. Incluso, contrató los servicios de un especialista en Feng shui (que trabaja con las energías) para purificar el local en el que trabaja.
En concreto, Rebeca ofrece todo tipo de maquillajes, “aptos también para veganos. Están hechos al 100% con productos vegetales, los estuches son de madera y recargables, orgánicos, y no han sido testados en animales. La única excepción son dos que llevan cera de abeja y no vendo laca de uñas, porque no existen sin productos químicos”, detalla. Lo mismo ocurre con los jabones, cremas, champús y demás productos de cosmética que ofrece en su tienda.
Otro de los fuertes de la oferta de Amariki son las pelucas de pelo sintético, con decenas de estilos y colores, que se suman a un par de modelos de pelo natural. “Las tengo para que las clientas comparen, pero no son mi mercado. Son productos totalmente diferentes, como un pantalón y un traje”, señala. No solo varía el precio entre una y otra (desde 600 euros, en el primero de los casos, y rondando los 2000, en el segundo), sino la forma de tratarlas y cuidarlas. Sombreros, pañuelos y gorras adaptadas a la calvicie, así como cosertería y trajes de baño para mujeres que han sufrido una mastectomía pueden encontrarse en Amariki.
MARIQUITAS QUE CURAN Amariki, el nombre de la tienda, “viene de mezclar amor y mariquita”, que es, además, el logo de la firma, explica Rebeca Vicente. Un insecto “súper bonito” que forma parte de una metáfora que, como explica esta mujer, le llegó a su familiar en medio del proceso de quimioterapia. “La historia la tengo colgada en la tienda y es muy emocionante. Dice que las mariquitas quitan lo feo, lo malo de las plantas para dejarlas sanas y bonitas. La metáfora decía que es bueno que, cuando estuviese recibiendo el tratamiento, se imaginase que lo que le metían eran mariquitas para quitarle lo malo de dentro, las células cancerígenas... Y no sé si funciona, pero sobrevivió de un cáncer brutal”, explica, emocionada, Rebeca. “Prótesis no vendo porque todavía no tengo la licencia”, detalla Vicente García-Bajo.
EN ITURRAMA El rincón de Amariki, capitaneado por Rebeca Vicente, está en la trasera del número 16 de la calle Alfonso el Batallador, en el barrio pamplonés de Iturrama. Aunque tiene un horario ininterrumpido de 9.30 a 17.30 horas, Vicente García-Bajo ofrece un servicio a domicilio al que denomina de urgencia, dirigido a, por ejemplo, “mujeres que no se atreven a salir de casa”. Para estos casos, Rebeca Vicente responde al teléfono 674 00 93 65. Cuenta también con una página web, www.amariki.es.