pamplona - El viernes lanzaron el chupinazo y llevan dos días de desfiles, pero en fiestas no hay tiempo para el descanso y aún quedan muchas personas por felicitarles su cumpleaños. En la segunda jornada de los festejos de Donibane, cerca de 200 personas esperaban ayer a las 11.30 horas de la mañana en la plaza Monasterio de Azuelo a que la Comparsa de Gigantes de San Juan iniciara la marcha por las calles del barrio. Abuelos, madres, pero sobre todo niños que huían de los kilikis y jugaban con los cuatro gigantes, que este año celebran un cuarto de siglo de existencia.

Antes, se pudo disfrutar desde las 9.30 horas de dianas con txistus y gaiteros , y de un acto especial en la plaza Monasterio de Azuelo, donde se presentó el CD que la asociación de gaiteros Haizaldi -la música de la comparsa- ha puesto a la venta con la ocasión de este 25º cumpleaños.

“Son 17 temas en total, ocho balses y ocho pasacalles, además de una típica canción del carnaval de Donibane”, explicó Josu Salbide, miembro de Haizaldi, que se ha encargado de la grabación del álbum. A sus 50 años, Josu es gaitero y profesor en este colectivo, que desde 1994 lucha por la divulgación y la enseñanza de la gaita y el tambor, con un total de 60 alumnos y cuyo relevo generacional “está asegurado”.

Mateo Alemán, uno de esos alumnos, toca el tambor, y aunque solo tiene nueve años se encontraba “muy tranquilo” antes de empezar a desfilar con la comitiva. Un desfile que hubiera sido imposible sin el esfuerzo de un grupo de jóvenes de San Juan, como Eneko Iraizoz, que han luchado para que los gigantes vuelvan a pasearse por este distrito.

“Nunca habíamos bailado con los gigantes” relató este vecino de 29 años. En su opinión, “antes las fiestas eran bastante sosas, pero reunirnos para sacarlos de nuevo ha supuesto un cambio, y ahora tenemos un ambientico diferente. El año pasado los gigantes fueron el gran reclamo y este año que es nuestro aniversario esperemos que mucho más”.

La mitad de los bailadores que hicieron el recorrido ayer junto a cabezudos y gaiteros de Haizaldi, eran de la comparsa de San Juan, y la otra mitad de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona, que guarda los gigantes durante el año en sus instalaciones y trabaja en la formación de los bailadores de Donibane.

“Estas fiestas simbolizan una mezcla intergeneracional y de personas de distintos barrios de Pamplona”, declaró Enaut Andueza, de la comparsa de Pamplona.

Comercial de 33 años en Regenauto, Enaut se ha criado “desde pequeño en casa” con estas tradiciones al ser hijo de un miembro de la comparsa pamplonesa, y quiso destacar la labor de los jóvenes de Donibane.

“Bailar con los gigantes es como andar en bicicleta, hay que echarle paciencia pero con el tiempo te vas soltando”, opinó. “Aquí en San Juan hay chavales muy jóvenes que se esfuerzan mucho, incluso ellos mismos se han inventado dos bailes”, agregó.

Bailes nuevos que se unieron a los ya tradicionales, y que fueron sorprendiendo a unos viandantes que se unían a la marcha y se echaban decenas de fotos con el Bobo de Ochagavía, Bolante, La Cantinera o el Botarate de Ituren, personajes tradicionales de la cultura navarra.

“Lo importante es que baile el gigante, que la gente diga `que bien baila la compañía` y no un bailador en particular”, apostilló Enaut.

“Nosotros no estamos aquí para ganar dinero. El beneficio es cero, no tenemos casi subvenciones y todo nuestro trabajo es por el ambiente de las fiestas y para que la gente disfrute de ellas”, declaró.

Charo lo hacía en la calle Martín Azpilicueta al paso de la comparsa. “Estoy en la calle con mis nietos por las fiestas. Entre los chavales del barrio les han dado vida y si no hubiera gigantes, no habría este ambiente a la mañana”, reconoció.