Jesús se levantó ayer por la mañana y se encaminó hacia el cementerio municipal de San José a visitar a su mujer Eulalia, que falleció recientemente. Al llegar a la carretera que lleva hasta el camposanto, Jesús se encontró con grandes riadas de gente que bajaba y subía. Algunos llevaban flores y otros se agarraban al brazo de sus acompañantes, quizá en busca de apoyo. Al traspasar el umbral de la entrada de la necrópolis, Jesús se encontró con una pequeña multitud que rodeaba el mausoleo del violinista y compositor Pablo Sarasate. Sin embargo, su objetivo era otro, algo alejado de ese lugar.
Así que, haciendo caso omiso de la música y esquivando como podía a la gente, que andaba de un lado para otro, Jesús consiguió llegar hasta la tumba de su mujer Eulalia. Una vez allí, sacó un pañuelo del bolsillo y, con mimo infinito, se dedicó a limpiar y sacar brillo a la piedra que sella la tumba de su esposa.
“Para los que tenemos aquí difuntos venir al cementerio es un consuelo, porque vienes aquí a ver a los tuyos y te desahogas. Yo he venido a visitar a mi mujer, pero también iré a ver al resto de familiares”, explicó Jesús con una sonrisa. A pesar de que ayer era el día de Todos los Santos, una fecha señalada, Jesús viene al cementerio “durante todo el año”. Sin embargo, sí es cierto que desde que “murió mi mujer vengo con más asiduidad”.
“Procuro tratarla con respeto, cuidarla. Es importante tener respeto cuando están vivos y cuando ya no están aquí. Respetar lo que fue”, señala Jesús poco antes de retomar la tarea de bruñir la placa.
Al igual que Jesús, miles de pamploneses y pamplonesas eligieron este día para acercarse al camposanto a visitar a sus familiares y llevarles flores, o simplemente recordarlos. Entre las miles de personas que se acercaron al camposanto de Pamplona, el más concurrido en el día de ayer, hubo muchos txikis. Algunos eran conscientes de lo que estaba ocurriendo, pero otros no lo tenían tan claro y no podían evitar preguntar a sus padres “¿Donde está el abuelo?” mientras miraban a los lados, algo desconcertados.
Para otros, la visita al cementerio se convirtió en una lección de historia. Ya que al ver las tumbas con el monumento a los fallecidos durante la Guerra Civil, se sorprendieron y preguntaron que “porqué hay tantas cruces”. Tras escuchar atentamente la explicación de lo que ocurrió durante la Guerra Civil, uno de los txikis preguntó “¿Cómo si se pelean los del Barça y los del Madrid?”.
Algo más allá, una mujer daba el pecho a su hijo sentada sobre una tumba. A su lado, una familia llega y besa el mausoleo de su linaje. Traen sillas, que abren y ceden a las mujeres más mayores del grupo, que vestidas de negro rezan en silencio. flores Las flores son una parte muy importante de los cementerios. Un elemento que nadie olvida cuando va a ver a un ser querido que ya no está aquí. Una forma de honrar a aquellos que ya se han ido. Por lo tanto, es muy habitual ver a personas que bajan por la carretera del cementerio de San José sujetando un ramo de flores.
Una vez dentro, lo depositan delante de la tumba de esa persona a la que tanto han querido y que ya no está. El resultado final es un colorido cuadro, en el que las flores ponen una nota de luz con sus vibrantes colores. No obstante, últimamente la gente ya no compra tantas flores.
“Con el aumento de incineraciones ha disminuido la compra de flores, porque ahora ya no hay ese seguimiento que se daba antes, cuando la gente bajaba una vez al mes o cada quince días”, comenta Alicia Zoroquiain, que regenta la floristería Tirapu y Zoroquían. Además, también ha cambiado el tipo de flor. “Lo que más se lleva ahora es un ramo de flores variadas, algo que sea bonito y vistoso. Las rosas se venden muy bien, y también las margaritas. Luego están las clásicas, los gladiolos y los crisantemos, aunque últimamente también ha bajado un poco su venta”, explica Alicia, que lleva más de 37 años en el negocio.
Por otro lado, es destacable que en el día de Todos los Santos la principal demanda es la de “pequeños detalles, porque mucha gente dice que no se lo hagas muy grande que no habrá mucho sitio”. No obstante, los encargos también se reciben algunos días antes de esta fecha. Sobre todo, cuando se trata de arreglos o centros.
Al final, antes o después, el objetivo es el mismo, adornar un lugar triste y gris en el que descansan los restos de nuestros seres queridos.