En 1952 hacía ya mucho tiempo que no quedaba rastro del gremio de caldereros medievales que en el siglo XIV había dado nombre a la calle. Seguía siendo, eso sí, una rúa castiza y proletaria, que albergaba algunos edificios relevantes. Vemos al fondo, por ejemplo, el edificio bajo de los Baños Públicos. Se habían construido en 1925, en sustitución de los que había habido antes en Sarasate, toda vez que en aquel tiempo las casas no contaban generalmente con bañeras ni duchas. Hacia el centro de la imagen podemos ver el Laboratorio Municipal y, ya en el extremo derecho, se aprecia parte de la basílica de San Martín, que había sido fundada nada menos que en 1317 por el obispo Arnaldo de Barbazán. Ya saben, el mismo que dio nombre al paseo de ronda y a la capilla catedralicia.
La foto muestra en primer plano la fachada de la basílica, con la hornacina en que se encuentra la escultura de San Martín partiendo su capa con el mendigo.
Hoy en día este tramo de la calle de Calderería se muestra perfectamente reconocible a pesar de algunos significativos cambios. El edificio de los baños y el del laboratorio fueron derribados en 1978, y en su sustitución se levantó un único bloque de ladrillo. La basílica sigue en su sitio, y nos hemos visto obligados a cortar su fachada para repetir el encuadre de 1952. Junto a ella se encuentran los célebres Cuarticos de San Martín, en los que, según la documentación medieval, se socorría a las “viudas pobres vergonzantes”, dándoles vivienda gratuita. Tal cual.
Por cierto, J.J. Arazuri nos facilita algunos interesantes datos sobre los baños: contaban con calefacción central y dos mujeres se encargaban de la limpieza. Tenían vestuarios separados para señoras y caballeros, y cuatro cuartos de baño para cada sexo. Un baño costaba 0’75 pesetas y una ducha 0’30. Si querías jabón y toalla, 0’10 pesetas cada uno.