En 1975 la calle Conde Oliveto, destinada a ser una de las arterias importantes del Segundo Ensanche, presentaba sin embargo en su arranque un gran punto negro sin resolver, un solar vacío que era utilizado como parking de manera eternamente “provisional”. Vemos además que, al tiempo de obtener la fotografía, se habían instalado en él vallas publicitarias de corte veraniego, entre las que podemos distinguir un anuncio de Fanta y otro de ropa Lois Happy.

En otro orden de cosas, diremos que la calle va dedicada a la figura del roncalés Pedro Bereterra, conde de Oliveto (1460-1528). Este pastor de Garde, que se hacía llamar Pedro Navarro porque los italianos no sabían pronunciar su apellido euskaldun, marchó a Italia siendo niño aún, en busca de aventuras, y partiendo de la nada llegó a ser lugarteniente del Gran Capitán y capitán de galeones corsarios en la propia Italia y en el norte de África. Todo un figura, vaya.

Hoy en día la calle presenta un aspecto perfectamente ordenado y resuelto, con la plaza de la Paz en primer término y el edificio de Osasunbidea ocupando el solar vacío de 1975. Enfrente distinguimos Geltoki, la vieja Estación de Autobuses, que hay quien quiso derribar, pero que el gobierno municipal de cambio pretende rehabilitar para convertirla en un referente de la cultura y la economía social. Muy bien pensado, sí señor.

En cuanto al conde Oliveto, qué les voy a decir, la cosa no terminó muy bien para él, pues se convirtió en víctima colateral de la conquista de Navarra, su país. Con tal motivo reclutó un ejército de navarros, vascos del norte y bearneses, a los que adiestró y con los que marchó a Italia a luchar contra los españoles, tomándoles ciudades como Novara, Pavía, Milán y Brescia. Tras muchas aventuras cayó prisionero y murió asesinado en prisión por orden de Carlos I de España que, este sí, era todo un pajarraco.