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Un 6 de julio sin Chupinazo | Visitantes

Ni en tren ni en bus, este año no hay turistas

Ni en tren ni en bus, este año no hay turistas

ualquiera que haya vivido de cerca los Sanfermines sabe la vorágine que son en todas sus facetas. Y las estaciones de tren y autobús de Pamplona, donde el trajín se deja ver desde los primeros días del mes, no suelen ser menos. Miles de personas con maletas, mochilas y muchas ganas de vivir la fiesta irrumpen en la ciudad cada 6 de julio como un torrente irrefrenable directo al corazón de la ciudad.

Ayer no fue así. Los alrededores de ambas estaciones presentaban un aspecto tranquilo, semivacío, propio de la nueva normalidad. En tren llegaron algunos pamploneses que volvían después de un tiempo fuera, vecinos de otras comunidades que venían a visitar a familiares o amigos, pero ni rastro de turistas.

Este año no había cuadrillas de australianos, ingleses, franceses o japoneses. Tampoco había veteranos, acérrimos al santo, forofos de los encierros ni novatos recién llegados para comprobar en primera persona por qué los Sanfermines tienen la fama de ser las mejores fiestas del mundo.

Sí que llegó algún que otro peregrino, "sin ninguna intención de participar en nada", ni siquiera para ver el ambiente. "Me voy directo a Roncesvalles", comentó un joven de Cáceres.

Jorge Ghaffari y Adam Mitchell, ambos ingleses residentes en Madrid, pisaron ayer Pamplona por primera vez para pasar unos días con unos amigos, aunque no estaban muy dispuestos a disfrutar de la no fiesta.

Reconocieron que no les importaría visitar los motores sanfermineros como el recorrido encierro, la Ciudadela o la Plaza de Toros. Aunque esta vez no habrá fuegos artificiales, ni peñas saliendo por el callejón, o dianas poniendo banda sonora al Casco Viejo. Además, "no tenemos pantalón blanco", detalló Mitchell, que se conformó con "conocer la cultura local".

Y mientras unos llegaban, otros se iban, como Begoña Vidarte y Elena Oyarzun, que marcharon a Cádiz, algo que normalmente hacen en septiembre, "porque si nos vuelven a confinar, que nos pille en la playita". Eso sí, se fueron tras almorzar con sus familias y con la mascarilla con el santo estampado, porque este año San Fermín no está en la calle, pero ayer muchos se encargaron de mantener vivo el espíritu del 6 de julio.