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La Trastienda de Pamplona busca relevo

La mítica tienda de ropa de mujer y bebés de Navarrería se traspasa y su dueña, Ana García (Shiva), quiere que alguien se quede con el comercio que fundó hace 26 años

La Trastienda de Pamplona busca relevoIban Aguinaga

Carteles verdes que anuncian un “remate final”, pegatinas amarillas con promociones de 2x1 y productos rebajados hasta un 70%.

La Trastienda de Navarrería –tienda de ropa de mujer, niños y bebés– se traspasa. “Ha sido mi vida y me da mucha pena, pero ya he pasado el duelo”, confiesa Ana García (Shiva), dueña de este mítico comercio del Casco Viejo con 26 años de historia.

En breve, Ana se embarca en un nuevo reto profesional y quiere que una persona le releve a partir del 30 de junio. “El negocio funciona, los números dan y me encantaría que alguien lo mantuviera como tienda de ropa o montara un comercio que tuviera su propia alma”, desea. 

Ana es natural de Donosti, estudió educación social en Pamplona y al terminar la carrera buscó un local vacío donde montar su sueño: una tienda vintage de ropa de segunda mano. Ana se fijó en la bajera de Navarrería de Javier, que, durante medio siglo, había sido carpintero y tornero. “El suelo era de tierra y en muchas zonas había cinco centímetros de serrín acumulados”, recuerda.

Ana compró la carpintería y, en los siguientes meses, la transformó por completo. “Mi pareja y yo picamos a mano 25 centímetros para sanear el suelo. En San Fermín Txikito estaba encerrada lijando las vigas de madera pintadas en el techo”, recuerda.

En noviembre de 1998, Ana inauguró la tienda, invitó a almorzar a amigos y vecinos del Casco Viejo y colocó un perchero con género de La Trastienda. 

Durante su primer año de vida, el comercio sobresalió con las cazadoras de cuero que Ana traía desde Londres y París, los pantalones vaqueros Levi’s y prendas “vintages” de segunda mano.

Después, apostó por prendas nuevas cosidas con “tejidos nobles y naturales” como la lana, el algodón, la seda o el lino. “Siempre he mirado dónde se fabricaban las prendas y de qué manera”, afirma.

Esta ropa “diferente, animada y colorida” enganchó a muchas mujeres y hombresjóvenes que apostaron por una vestimenta hasta entonces poco común en Iruña. “Los cuatro primeros años casi muero de éxito. Fue una locura. Contraté a una persona porque no daba a basto del trabajo que tenía”, asegura. 

Ana también ofrecía ropa de hombre –camisetas de algodón, camisas de lino y pantalones– pero se percató de que ese público se acercaba a La Trastienda muy ocasionalmente. “Me decían que las prendas eran muy buenas, que les duraban mucho y que no necesitaban comprar más”, señala. Algunos clientes iban tan esporádicamente a la tienda –cada cinco o diez años– que siguieron entrando tiempo después de que Ana quitara la sección masculina. 

Las mujeres jóvenes que empezaron comprando cazadoras de cuero se convirtieron en madres así que Ana, muy camaleónica, comenzó a traer ropa y artículos para bebés y niños: llamadores de ángeles, portabebés, “calzado respetuoso”, biberones de cristal, termos y botellas reutilizables.

Además, Ana se formó como doula –personas, generalmente mujeres, que ayudan a las embarazadas y sus parejas y las acompañan durante el embarazo, el parto, el postparto y los cuidados al recién nacido– y asesora de porteo y lactancia. 

Ana cuenta con una cartera de clientes que han sido fieles a La Trastienda desde 1998. “Es muy satisfactorio y gratificante que hayan apostado y confiado en mí durante 26 años”, indica.

La clave reside en ofrecer género de calidad y un asesoramiento sincero. “Siempre les digo que se compren lo necesario, que hagan un consumo responsable. Si intentas vender por vender no fidelizas a la persona”, reflexiona. 

Estas semanas, los clientes de toda la vida se están pasando por La Trastienda para despedirse. “Está siendo un proceso muy bonito porque me está dando tiempo a hablar con ellos y con los vecinos para explicarles por qué he tomado esta decisión. Hay gente que entra a la tienda con mucha pena, pero cuando se enteran de que el negocio funciona y que el traspaso se debe a que quiero un cambio en mi vida se quedan más tranquilos y me desean lo mejor”, indica. 

En verano, Ana regresará a su Donosti natal y trabajará como autónoma para una casa de cosméticos naturales. “Estoy abriendo mercado en Navarra, Gipuzkoa y México. Busco a personas que quieran asesorar productos naturales”, adelanta Ana, que seguirá vinculada al mundo de los bebés porque, por encargo, ofrecerá cestas de nacimiento con productos de cosmética natural, gorritos, calcetines o muselinas. “Gracias por dejarme asesorarte todo este tiempo y lo que nos queda. Agradecida de todo lo vivido en estos 26 años”, finaliza Ana.