San Jorge llevaba mucho tiempo peleando por un huerto comunitario. El 17 de junio de 2023, después de tres meses acondicionando el terreno, el sueño se hizo realidad. “Estamos contentos tras tantos años de lucha”, confiesan desde Komuna Baratza, el huerto comunitario y solidario de San Jorge ubicado en las inmediaciones del Paseo Fluvial del Arga.

Con solo un año de vida, el proyecto cuenta con 60 voluntarios que cultivan productos para autoconsumo y para 200 familias del barrio. “La pobreza no es un fenómeno meteorológico y hunde sus raíces en un sistema injusto. Queremos que nuestro granito de arena sirva para hacer montón”, reivindican. 

El primer objetivo de Komuna Baratza es paliar las necesidades alimenticias de las familias trabajadoras de San Jorge.

“La diferencia sustancial con otras iniciativas es que cultivamos productos para otras personas. No es una huerta de ocio. Siempre cuesta más pringar si no es en tu beneficio, pero en San Jorge nos gusta aportar. Es solidaridad de clase. Hay gente que lo está pasando mal y les debemos ayudar”, defienden. 

Para cumplir con este propósito, Komuna Baratza colabora con el Banco de Alimentos de San Jorge y les suministra verduras frescas más o menos cada tres semanas.

Las entregas dependen de cómo vaya la cosecha. En verano la frecuencia es mayor y en invierno la huerta se para bastante. Tenemos hilo directo con ellos, vienen con la furgoneta y recogen el producto”, explican.

El 21 de junio de 2023 les proporcionaron por primera vez “dos humildes y orgullosas barcas de lechugas” y el martes les dieron otros dos centenares de lechugas. 

El Banco de Alimentos reparte comida a 200 familias de San Jorge una o dos veces por semana y los voluntarios del huerto, al ser las verduras productos perecederos, intentan realizar la entrega el día anterior al reparto. “Si no es posible, en el Banco de Alimentos tienen cámaras de frío. Ellos se encargan de conservarlo en neveras”, apuntan. 

El segundo objetivo de Komuna Baratza es fomentar el autoconsumo y abogan por que las personas que acuden al Banco de Alimentos – y los vecinos y vecinas de San Jorge en general– “se empoderen”, se impliquen en el proyecto y cultiven sus propios alimentos.

“Tenemos una relación buenísima con el Banco de Alimentos, pero queremos que los usuarios se integren en el huerto comunitario y trabajen sus productos”, insisten.

Eso sí, en Komuna Baratza son conscientes de que muchas de estas personas “no tienen posibilidades de trabajar en la huerta debido a su situación precaria”, matizan. 

En la actualidad, “el núcleo fuerte” del huerto lo conforman cuatro “burbujas” de 10 personas cada una y de distintas nacionalidades. “Trabajamos la interculturalidad porque en San Jorge viven personas de orígenes distintos y muchas veces son compartimentos estancos a nivel social. También queremos que el huerto sea un elemento integrador”, destacan. 

Estos 40 voluntarios se encargan del cuidado de 60 bancales en los que cultivan lechugas, berenjenas, tomates, remolacha, acelga, puerros, alubias verdes o cebollas que se destinan al autoconsumo o se reparten al Banco de Alimentos. 

Komuna Baratza abona la tierra con compost de las cuatro composteras comunitarias que existen en San Jorge –de esta manera cierran el círculo– y, a futuro, quieren contar con su propio semillero. “Ahora compramos muchas plantas”, afirman.

Cada grupo de cultivo es autónomo, sus miembros se organizan de manera independiente y algunos sábados realizan todos juntos labores comunitarias en auzolan. 

Komuna Baratza también cuenta con una veintena de lagunak, personas que no están a diario en el huerto pero que colaboran puntualmente con la iniciativa.

Toda ayuda es bienvenida, aunque no se entre dentro de un grupo de cultivo. El compromiso puede ser muy diferente, desde cuidar los bancales a echar una mano ”, aseguran.

Las personas que quieran formar parte de Komuna Baratza deben escribir a sanduzelaiss@gmail.com indicando su nombre, dos apellidos y un teléfono. 

Autofinanciación

El huerto comunitario de San Jorge se financia de manera autónoma con el mecenazgo de vecinos y vecinas e iniciativas curiosas como el apadrinamiento de lechugas por un euro o macetas de barro pintadas a mano que se vendieron en las fiestas del barrio.

“La huerta está en un antiguo vivero, había enterradas un montón de macetas y se dibujó el logo de Komuna Baratza”, señalan.

Por último, Komuna Baratza quiere que el proyecto lo conozca el mayor número de gente posible y por el huerto comunitario ya han pasado usuarios del centro ocupacional de Aranzadi, Umetxea o un grupo de migrantes que está aprendiendo a hablar castellano en la Unidad de Barrio de Sanduzelai.

Además, de cara al próximo curso escolar, les gustaría que los alumnos y alumnas del colegio público de San Jorge se encarguen de un par de bancales.