La figura más conocida del proyecto ganador para la reforma del Paseo de Sarasate de Pamplona es Carlos Ferrater Lambarri, arquitecto barcelonés del estudio OAB que ha obtenido un sinfín de premios y reconocimientos –entre ellos el Premio Nacional de Arquitectura de 2009 y la Medalla de Oro en las Bellas Artes en 2019– pero la propuesta fue elaborado de forma conjunta por tres equipos diferentes.
Además de OAB (Office of Architecture in Barcelona), la firma holandesa OKRA Landscape Architecten y vi17 Arquitectura de Pamplona participaron en la elaboración del proyecto Isolíneas que resultó ganador del concurso de ideas organizado por el Ayuntamiento.
Antes de acudir este lunes a Pamplona para exponer ante la ciudadanía el proyecto, que comenzará a ejecutarse después de los Sanfermines, los responsables de los tres equipos respondieron un cuestionario sobre cómo se gestó la idea, donde cada uno aportó lo mejor de sí mismo: la experiencia de OAB en arquitectura urbana, OKRA en paisajismo y vi17 como estudio local.
La clave que marcó el desarrollo del proyecto fue un hallazgo descubierto al estudiar la topografía del Paseo de Sarasate: observaron que la pendiente natural desciende suavemente de este a oeste en diagonal, lo que permitía conectar los frentes norte y sur mediante isolíneas con pendiente cero.
Este concepto se convirtió en el eje de la propuesta y le dio nombre, Isolíneas, donde la diagonal no solo resuelve la accesibilidad de manera sencilla, sino que también estructura el diseño de los parterres, el mobiliario urbano y el pavimento, integrándose en la identidad del paseo.
“Como estudio local, nuestra principal ambición en vi17 Arquitectura fue transmitir al resto del equipo la importancia del Paseo de Sarasate en la memoria colectiva de los pamploneses y navarros. Más allá de ser uno de los espacios públicos más emblemáticos junto con la Plaza del Castillo, nos interesaba comprender su carácter, su atmósfera y las razones por las que es lo que es hoy en día, con sus virtudes y sus carencias” explicó Álvaro Itarte.
"La reurbanización del Paseo de Sarasate y sus calles adyacentes representaba un reto al que no podíamos decir que no. Este espacio, que trasciende los límites de la ciudad y conecta emocionalmente con todos los navarros, necesitaba ser repensado"
Según Carlos Ferrater, de OBA, “la propuesta surge exclusivamente de la observación in situ y de una reflexión profunda sobre su historia y su significado en la memoria colectiva de Pamplona. La reurbanización del Paseo de Sarasate y sus calles adyacentes representaba un reto al que no podíamos decir que no. Este espacio, que trasciende los límites de la ciudad y conecta emocionalmente con todos los navarros, necesitaba ser repensado. Nos pareció una oportunidad para articular una nueva propuesta que, manteniendo su esencia, respondiera a los requerimientos actuales de accesibilidad y vitalidad urbana”.
"Nuestra contribución diferencial radica en nuestro conocimiento especializado en la integración de estrategias climáticas adaptativas y naturaleza urbana en espacios públicos. Estos temas han sido centrales en la agenda neerlandesa durante muchos años"
Lourdes Barrios, de OKRA, destacó que “nuestra contribución diferencial radica en nuestro conocimiento especializado en la integración de estrategias climáticas adaptativas y naturaleza urbana en espacios públicos. Estos temas han sido centrales en la agenda neerlandesa durante muchos años, lo que nos ha permitido desarrollar soluciones de diseño innovadoras y preparadas para el futuro. Nos entusiasma ver que el Ayuntamiento de Pamplona comparte estos valores, y estamos deseosos de combinar nuestras habilidades y experiencia para contribuir al éxito del proyecto”.
La esencia del paseo
Los tres equipos coincidieron en señalar que Isolíneas responde a las necesidades de la ciudadanía de Pamplona sin perder la esencia del Paseo de Sarasate y que no es un diseño cerrado, sino una nueva capa en su evolución, flexible y abierta a futuras transformaciones: “Quizás lo que más nos enorgullece es haber sabido observar, escuchar y sentir el espacio, desarrollando una propuesta que surge de su propia realidad, respetando su identidad y adaptándolo a los nuevos tiempos”.
Pese a ser firmas distintas, destacaron que desde el inicio la colaboración ha sido natural, uniendo visiones, experiencia y conocimiento. “La cooperación es parte del ADN de los tres estudios” indicó Itarte, quien resaltó la importancia de la visita que los equipos que se presentaron al Concurso de Ideas realizaron en septiembre.
“Fue un momento íntimo para observar y comprender el espacio. A partir de esa experiencia, surgieron ideas que se fueron desarrollando durante el concurso e identificamos necesidades claras: mejorar la accesibilidad, eliminar barreras arquitectónicas, integrar el patrimonio y repensar el mobiliario urbano para transformar el paseo en un espacio de estancia, más allá de un lugar de tránsito. Todo ello sin perder su elemento más singular: la gran pérgola verde que forman los árboles. Desde ese momento, entendimos que el proyecto consistía en una intervención de cirugía urbana, donde la clave era preservar la esencia del paseo al tiempo que se hacía más accesible y acogedor.”
"Sarasate no se construyó de una vez, sino que ha evolucionado a lo largo del tiempo, transformándose capa a capa hasta conformar su imagen actual; entendimos que el proyecto debía asumir con orgullo y humildad ser una nueva capa en esa historia"
Itarte remarcó que a diferencia de otros espacios urbanos de la ciudad, “Sarasate no se construyó de una vez, sino que ha evolucionado a lo largo del tiempo, transformándose capa a capa hasta conformar su imagen actual” y comentó que desde el inicio, “entendimos que el proyecto debía asumir con orgullo y humildad ser una nueva capa en esa historia. El Paseo de Sarasate, tal como lo vivieron generaciones anteriores, debe seguir siéndolo para las futuras, en un equilibrio entre transformación y conservación, con la conciencia de que su evolución continuará en el futuro”.
Con respecto al arbolado, uno de los asuntos más delicados del proyecto, desde OKRA aseguraron que durante el proceso de diseño trabajaron con un técnico especialista en arboricultura para garantizar la protección del arbolado. “Detectamos dos aspectos clave: primero, mantener la cota actual de los parterres, ya que las raíces se extienden principalmente en la superficie. Por ello, aunque la plataforma central se rebaja para mejorar la accesibilidad, los parterres conservan su altura, lo que también permite la integración de mobiliario urbano perimetral. Segundo, no solo protegimos el arbolado existente, sino que buscamos mejorar su salud. Ampliamos las zonas verdes, proporcionando más espacio a los árboles y complementándolos con vegetación de distintas alturas para fortalecer el ecosistema del paseo.
Barrio recordó que solo se plantea el trasplante de tres árboles a otras zonas de la ciudad y que se prevé la plantación de nuevos ejemplares en las calles adyacentes.
La presentación, hoy en la Ciudadela
La Sala de Armas de la Ciudadela acogerá este lunes por la tarde la presentación de Isolíneas a la que acudirán representantes de los tres equipos que han colaborado en la redacción de la propuesta.
A partir de esta presentación, la información sobre el proyecto estará disponible en la web Decide Pamplona para su libre consulta y para realizar aportaciones dentro del proceso participativo, que se abre hasta el 15 de febrero. Las ideas de mejora recibidas se someterán a una evaluación técnica por parte de los especialistas del área de Proyectos y sus conclusiones se entregarán al equipo redactor.
La propuesta, seleccionada entre las 5 finalistas, plantea una intervención valorada en 9,13 millones de euros, que preserva todo el arbolado: de los 77 árboles que integran el paseo, 74 conservan su ubicación original, y los otros tres se trasplantarán.
El proyecto se basa en el trazado de líneas diagonales, separadas cada 25 metros, que permiten conectar de forma continua y sin pendientes significativas, de apenas el 1%, las aceras norte (donde se ubica la iglesia de San Nicolás) y sur (edificios del Banco de España y Correos). Para ello, se prevé reducir la cota en la plataforma central, manteniendo la cota en los accesos a comercios y portales.
Conexiones
La conexión entre el norte y el sur del paseo a través de la plataforma central se realiza abriendo pasos entre los parterres, que conservarán su altura original, pero en lugar de formar una barrera continua a lo largo del paseo, se dividen en dieciséis zonas verdes, agrupando uno o varios árboles. Así, se crearán pasos peatonales entre el Casco Antiguo y el Ensanche sin afectar al arbolado.
Las estructuras de acero cortén actuales se sustituyen por bancadas de madera para el descanso de la ciudadanía, amabilizándolos y transformándolos en espacios de estancia.
El proyecto propone una escultura sedente del músico pamplonés Pablo Sarasate en el centro de una nueva plaza frente al Palacio de Navarra, en la entrada al paseo desde la Plaza del Castillo; y al oeste, junto al Parlamento de Navarra, se realizará la otra intervención artística, con la instalación de la escultura ‘Monumento al prisionero político desconocido’, de Jorge Oteiza, a modo de arco de triunfo o portal.
El proyecto prevé también la pavimentación integral de las calles Alhóndiga, Plaza del Vínculo y García Castañón, además de renaturalizar Yanguas y Miranda y ampliar la zona de alcorques de árboles de Navas de Tolosa.