La artista cirbonera, Pía Alvero, ha abierto este enero las puertas de Espacio de Creatividad y Fotografía. Pía Alvero, su ilusión más merecida, en Sarriguren. Un proyecto nacido desde la superación personal y el empoderamiento en el que la navarra recupera la conexión de la fotografía con las personas, haciéndolas, sobre todo a ellas, más fuertes, más auténticas y más libres.

Aunque este negocio lleve poco más de dos semanas en marcha, Pía (Beatriz) es, realmente, una maestra del emprendimiento. Nacida en Cintruénigo, la artista ha pasado gran parte de su vida en Bizkaia, donde se licenció en la Facultad de Bellas Artes de Leioa en 2004. A pesar de que inició el doctorado y consiguió el CAP, este “alma libre” pronto apostó por montar su primer espacio creativo, Artegune, en el valle de Arratia. Un debut que abriría el camino a un local mayor, su próximo éxito, en la calle principal del valle.

Además, durante su trayectoria profesional como artista, Pía ha formado parte de diversas iniciativas como The Forest Love, basado en experiencias y creación de eventos sostenibles. Años de cumbre laboral, donde el reflejo del talento de la cirbonera eran valorados y muy solicitados. Años de muchas luces, pero también de muchas sombras.

“Mi carrera estaba creciendo vertiginosamente y por fin me atreví a poner punto a tanto dolor”, confiesa Pía. Sin embargo, entre ese abismo de valentía se coló el odio y la venganza. Tras el intento de asesinato –la gota que colmó el vaso a los años de maltrato y sufrimiento– de su exmarido a ella en 2021, Pía solo pudo huir junto a su hijo.

“¿Y ahora qué”, se preguntó la artista, a quién parecía que le habían robado toda su fuerza. “Mi hijo era muy pequeño, 9 años. Primero estuvimos en Cintruénigo, luego volvimos a Bizkaia y al poco tiempo después murió mi madre, entonces nos vinimos a Sarriguren, mi hermana vivía aquí”, expresa.

A pesar del enorme tormento que la superviviente tuvo que pasar, la vida –su responsabilidad como madre, mujer y autónoma– la obligaron a seguir. “No he podido parar”, asegura. Sin embargo, esta transición, como ella relata, estuvo acompañada de personas “maravillosas” que la impulsaron a volver a creer.

Idoia Ramírez, técnica de desarrollo del Valle de Egüés, a quien Pía tiene “un agradecimiento total”, le consiguió un lugar para seguir creando. Una habitación de 8 metros cuadrados en el Vivero de empresas fue todo lo que Pía volvió a tener para dar rienda suelta a su inagotable creatividad. Un espacio suficiente para idear, entre otras, sus exposiciones Referentes, Responsables y Redes en las que la cirbonera reivindica que la profesión va más allá del género.

Pía Alvero posa en su escaparate decorado con elementos personales llenos de recuerdos de toda su trayectoria artística. Unai Beroiz

A Pía se le presentó el verano pasado la oportunidad de dejar atrás los pequeños espacios y volver a dirigir un gran estudio propio. Así, nació Espacio de Creatividad y Fotografía. Pía Alvero, en donde la artista busca conectar con la persona, y a través de la sensibilidad capturar momentos reales y brindar talleres de asesoramiento creativo “que nos enseñan a conocernos a través de la imagen”. “Todo lo que ofrezco son cosas que a mí me han ayudado muchísimo”, relata.

Así, este espacio invitará a “poder mirara adentro y a través de la imagen, la fotografía, expresar cómo te sientes. Poder plasmar lo que hay en nuestro interior, entenderlo, aceptarlo y, si nos apetece, transformarlo y compartirlo”, añade. Pía sueña con que otras mujeres –al igual que ella– se pongan delante de un objetivo y digan “aquí estoy yo, mira, y sonrían”. Lo que muestra “que se puede salir fortalecida y ser feliz tras los grandes traumas”, confiesa.

Un espacio donde poder plasmar lo que hay en nuestro interior, entenderlo, aceptarlo y, si nos apetece, transformarlo y compartirlo.

Pía Alvero - Artista y dueña de Espacio de Creatividad y Fotografía. Pía Alvero

Este espacio de creatividad, en realidad, “está abierto a todos los dispuestos a dejarse guiar y compartir sus emociones tras una cámara”, defiende Pía. Pero, sobre todo, infancia, bodas y marcas personales son los reportajes que más se demandan. Sin embargo, la navarra insiste en que no son las “típicas” o “clásicas” capturas de estos momentos. “Si esto es lo que buscas este no es tu sitió”, concluye.

Con su estilo personal, que juega con las sombras, Pía mantiene su objetivo siempre fiel a la realidad. “Si el bebé llora es normal, ellos también lloran y sacan la lengua. Ahí está la gracia”, asegura. Así, esta cirbonera se aleja del mundo perfeccionista del Photoshop y apuesta porque, más bien, “hay que adaptarse a la persona, conocerla, para que la sesión sea una experiencia de verdad”.

Fortaleza, autenticidad, calma y creatividad, los valores que hablan de este nuevo espacio, de quién es Pía. Un proyecto “vivo, en movimiento”, en el que la artista no quiere limitarse ni “enjaularse”, sino en el que quiere hacer lo que más le gusta “estar en contacto con las personas”, asegura.

Un proyecto, que muestra, según Pía, que las mujeres maltratadas no son siempre “las amargadas, las sufridas, las del ojo morado”, sino que tras el dolor consiguen volver a ser felices, solas, empoderadas y capaces de capturar un futuro lleno de oportunidad e ilusión.