El pasado día 10 de diciembre nos dejaba, a los 77 años de edad, José Antonio Pidal Velasco, más conocido como Txato. Una triste noticia para su familia, sus amigos y también para sus vecinos y vecinas, ya que Txato Pidal ha sido una persona que ha acompañado al barrio desde sus orígenes, con una implicación de gran cariño y, sobre todo, enorme generosidad. Quienes le conocimos podemos dar fe de ello.

José Antonio nació en la pamplonesa calle de Lindatxikia, encima del bar Catachú, el 14 de abril de 1947. Llegó junto a su familia a la Txantrea en 1952, con la construcción de la fase inicial, en la que participó su padre. Sus primeros recuerdos se remontaban a su paso por las escuelas de la Magdalena, cuando el nuevo barrio todavía no contaba con servicios escolares. Más tarde pasó a estudiar a las Salesianas. Txato guardaba alguna foto en la que se le ve actuando en las representaciones teatrales que, en aquellos años, preparaban los escolares de este centro.

Después pasó a los Salesianos, para ir pronto –con solo quince años– a estudiar a Tarragona y, cuatro años más tarde, a Alcalá de Henares, acabando sus estudios universitarios con el título de ingeniero técnico, especializado en electrónica.

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Emotivo homenaje de la Txantrea a Txato Pidal Unai Beroiz

Aunque lo había mamado desde niño, ya que su familia –tanto paterna como materna– había militado en movimientos de izquierda y republicanos, sufriendo incluso la perdida de varios tíos carnales en 1936, fue en Madrid donde empezó a colaborar con organizaciones políticas, grupos que apoyaban distintas huelgas de trabajadores en busca de mejora de sus condiciones laborales. Una lucha clandestina en tiempos de la Dictadura. Aun así, no perdió nunca el contacto con su querida Txantrea, y en sus visitas al barrio se unía al grupo de Montaña de la Peña, un auténtico hervidero social también en aquellos años.

Tras terminar sus estudios y la mili, en Almería, regresó a Pamplona y empezó a trabajar en Imenasa, en el departamento de calidad. Allí ya tuvo sus roces con la dirección por su más que estrecha relación con los obreros.

Txato Pidal ha sido una persona que ha acompañado al barrio desde sus orígenes con una implicación de gran cariño y enorme generosidad

Su vida laboral siempre estuvo unida a los cables y a las chispas, y en ese campo colaboró en todo lo que pudo, siempre sin cobrar, montando equipos en fiestas o instalaciones en los orígenes de Auzotegi, así como ayudando en sedes de partidos clandestinos. “Yo, en realidad, no he estado implicado nunca con ningún partido. Me llamaban Bakunin, y es que me daba igual colaborar con el PTE que con el Partido Carlista o con quien hiciera falta, yo donde hubiera necesidad ayudaba de lo mío: “De lo que sé, te ayudo, por eso ahora tengo tantos amigos», nos decía Txato apenas dos meses antes de fallecer. A nivel vecinal se implicó en las comisiones de barrio, pero también en una junta en la Unión Deportiva Txantrea que a partir de ese momento unió a su título el término Cultural, organizando con amigos como Cecilio Goñi o Emiliano Aristu una nueva etapa en las piscinas de la Txantrea.

El Txato fue uno de los impulsores de la recuperación de la fiesta de mayordomos. CEDIDA

Sus ganas, pasión y, sobre todo, su callada e intensa capacidad de trabajo le llevaron a ser presidente de la Peña Armonía Txantreana, parte de Auzotegi, participante en actividades como el primer Olentzero de la Txantrea o miembro de la Asociación de Vecinos (y numerosas cosas más que muchos y muchas recordareis).

Orvina II

A raíz de entrar a vivir en la Segunda Agrupación de Orvina y tener familia, Txato se involucró en el nacimiento de las primera guarderías, pero sobre todo en la vida cultural del este nuevo rincón del barrio en el que, como en los cincuenta en la Txantrea, estaba todo por hacer… Primero fue como parte de la Asociación de Padres del colegio García Galdeano, pero después de la mano de la propia Asociación de Vecinos de Orvina, luego titulada de Ezkaba, de la que fue el principal artífice. Y todo por un proyecto suyo de vídeo comunitario que tuvo mucha historia detrás…

No dejó de trabajar por la agrupación hasta pocas semanas antes de que la enfermedad nos arrebatara a una de las personas que más podía contar de la historia de este barrio… Y además lo bien que lo hacía, sin entusiasmos ni protagonismos, con toda naturalidad, pero con un inmenso repertorio en su cabeza de grandes hitos de nuestro barrio. Era un auténtico libro abierto, siempre dispuesto a compartir sus recuerdos y conocimientos con todo el mundo.

Cartel del homenaje que tendrá lugar este jueves, 6 de febrero. CEDIDA

Su gran trabajo de los últimos años era ese libro colectivo de la asociación Txantrea Memoria, donde se iban recogiendo testimonios de lucha y represión en este llamado barrio conflictivo. Ojalá pronto vea la luz, sería un gran homenaje a su trabajo. Mientras, tendremos oportunidad de recordarle –acompañando desde el cariño a Jeru, su mujer, y a sus hijas Nerea y Maritxu– en un acto en memoria suya que tendrá lugar hoy día 6 de febrero a las 19 horas, en el salón principal de las Salesianas, que muy posiblemente se quedará pequeño para acoger a todos los amigos y amigas que Txato Pidal ha dejado en este mundo. ¡Allí nos vemos! Mila esker denagatik, Txato. Beti egongo zara gure oroimenean.

(*) Txantrean Auzolan