Tampoco le hizo especial ilusión la nueva ubicación a César de Luis, socio junto con su hermano Iosu de la tienda Dulces la Vieja Estación, que abrieron sus padres en la vieja estación. “Para nosotros el cambio ha sido a peor. Antes había mucho más meneo, la gente venía de la calle, los gastos eran mucho menores...”, enumera.

Respecto a la “supergalería” que plantearon, recuerda que “al hacerla más grande cambiaron todo el proyecto y la ubicación, porque al principio estábamos todos los negocios juntos y a la vista. Todo el mundo pasaba por los negocios y pasaba por las taquillas. Pretendieron hacer muchos negocios, pero se fue todo al traste. Desde el principio yo ya sabía que era un error. No sé si tiene que ver con la idiosincrasia de la ciudad, pero las galerías en Pamplona no han funcionado nunca”, dice.

De Luis recuerda que en el proyecto inicial “nos vendieron” unas previsiones de 2,6 millones de viajeros anuales, “y luego estaban en torno a millón y medio. Una cosa es medir los pasajeros que hay y otra los que pasan por aquí”, afirma. “También iban a entrar a la estación el servicio discrecional, bodas, estaciones de esquí, autobuses organizados para viajes de estudios, conciertos, aficionados que se desplazan para acompañar a clubes deportivos, etc...”. Nada de esto sucedió.

Y al igual que Antoñana, cita un “problema del que dudo de su legalidad”, con autobuses que paran en el Hospital, la Avenida de Zaragoza o en la Universidad y por lo tanto sus pasajeros no pisan la estación. “Eso no pasa en ninguna ciudad. Porque hay una norma de tráfico que dice que las ciudades con estación de más de 50.000 habitantes y líneas regulares con origen y llegada en diferentes comunidades autónomas, obligatoriamente solo pueden parar en estación”.

César rememora también las penurias que pasaron durante el covid, pandemia que “ningún negocio de Iruña la padeció como nosotros. Junto con las farmacias y hospitales, fuimos los últimos en quitarnos la mascarilla. Y con los cierres perimetrales, cuando en Pamplona ya estaban con discotecas y restaurantes prácticamente al 100%, aquí estábamos al 20%. Cierres perimetrales, las frecuencias de los autobuses que bajaron un 50-60%... hemos estado aquí durante mucho tiempo perdiendo dinero, y luego cubriendo gastos”, lamenta.

Sobre el regreso de la cafetería, asegura que “para mí lo ideal sería que hubiera además de este otros servicios, como prensa, etc… que nos retroalimentemos, complementemos de manera multidireccional, y que todo el mundo se respete y convivamos como buenos vecinos”.