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Último encierro para despedir San Fermín

Cientos de personas han acudido a la cita anual con el encierro de la villavesa, un adiós definitivo para aquellos que se niegan a terminar la fiesta

San Fermín 2025 | Fotos del encierro de la villavesaJavier Bergasa

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Qué cortos pueden resultar a veces nueve días. Sobre todo en San Fermín. No es tarea fácil despedirse de algo a lo que no quieres dejar ir. Para cientos de personas, el Pobre de míno ha sido el final. Ha sido más bien el inicio de una última noche de fiesta antes de su verdadera despedida: el encierro de la villavesa.

A las 7.50 horas, todos aquellos que han decidido seguir un poco más de juerga, estaban agolpados en la cuesta de Santo Domingo. Preparados para una peculiar carrera y poder cerrar definitivamente las fiestas. Algún despistado ha cantadoal Santo con el periódico en mano, pero más común ha sido el desayuno y, en el mayor de los casos, ese último vaso que se niega a vaciarse.

Para Martín Uribe, la lata de cerveza. No es mozo habitual del encierro de las villavesas, pero este año ha querido estrenarse: “Es otro encierro muy diferente al resto. Para la gente que se lía hasta el último día”. También ha sido una oportunidad para los que, como Uribe, han tenido que trabajar en estos días de fiesta: “Por eso vengo ahora. Hay que aprovechar este momento”.

Un petardo anticipado ha provocado algo de desconcierto. No para los corredores de siempre, que han seguido con su ritual de todos los días. A las 7:55 horas, penúltimo cántico. La diferencia es que entre uno y otro cambia la actitud. El silencio respetuoso es sustituido por el Riau Riau y otras canciones populares.

Tras volver a dirigirse a la persona que ejercía de santo, la gente no ha bajado hasta el cordón policial. No había nadie esperando. Se sustituyó por agacharse a esperar el cohete. Pero a las 8 de la mañana no se ha escuchado nada. No ha salido ningún toro del corral y han tenido que limitase a seguir lo que habían estado haciendo toda la noche. Más bien nueve días. Cantar, bailar y beber.

Una carrera larga

El inicio se ha retrasado hasta las 8.02 horas. Lo que tiene dejar todo para el final. La pancarta de la peña que se ha sumado a la fiesta se ha echado a un lado para abrir paso. Ahí estaba Induráin, con la novedad de que este año jotas, el que suele imitar al ciclista, no ha podido hacerlo por lesión. Se ha mostrado dispuesto a dar un encierro limpio y noble que ha dejado buenas carreras de los que han conseguido acercarse.

Aunque no era sábado, algunos empujones han provocado varias caídas, incluso del afamado ciclista. Donde más se han producido ha sido en la curva de Estafeta. Eso sí, todas intencionadas por parte de los corredores del encierro de la villavesa que han recordado la época de cuando no había antideslizante.

Al margen de eso, no se han podido destacar mayores incidencias en el recorrido. Y menos mal, porque solo podría haberles asistido el personal de limpieza que trataba de devolver a la normalidad las calles de Pamplona. Ni Miura ni Cebada Gago, lo único parecido a una manada de toros este martes ha sido el ejército de camiones de basura que han entrado en el Casco Viejo al término de la carrera.

Algunos curiosos han aprovechado la ocasión para asomarse al balcón por última vez. Por ganas de verlo y porque los petardos les han despertado del sueño. Tendrán que esperar una noche más hasta recuperar la tranquilidad.

La multitud ha llegado a la plaza de toros a las 8.18 horas. Una carrera algo más larga que las que se han visto estos días. Quizá por la tardanza las puertas no han estado abiertas esta vez. Y se han mantenido cerradas pese a los golpes de los que no quieren dejar de verla.

Las sensaciones de los fiesteros que se animaron ayer a echar una última carrera han sido buenas. “Ha estado bastante animado. Masificado está el encierro de verdad, esto está bien”, ha declarado Luis en los aledaños de la plaza.

Sus Sanfermines han acabadoaquí. O quién sabe si se han alargado el resto de la mañana. A más de un vaso le quedaban un par de tragos.

El cántico a San Fermín, como todos los días, ha sido para solicitar su ayuda y amparo. Pero no han pedido que les protegiera de los toros. Ha sido una tarea aún más delicada. Tiene que darles fuerza para esperar con paciencia a que lleguen las fiestas. Ya vuelve a faltar menos.