Joseba Aldabe realizó este martes su primer entrenamiento con Aspe desde que se anunciara que iba a debutar el 8 de diciembre en el frontón Atano III de Donostia. La sesión fue ante el mejor zaguero de la empresa y uno de los más completos de la historia: José Javier Zabaleta. “No está nada mal. Me ha tocado correr bastante detrás de la pelota. Al principio estaba un poco perdido, porque le pega una barbaridad”, analiza el guardaespaldas de Igantzi. 

Su estreno en la Liga de Empresas será con 27 años, una edad avanzada dados los fichajes de las últimas décadas. A pesar de ser un recién llegado, será un veterano por edad en el vestuario.

¿Cómo se gesta la posibilidad de dar el salto al campo profesional con Aspe?

—Este año y el anterior he tenido la suerte de ganar bastantes campeonatos en el campo aficionado y en Garfe. Se rumoreaba que iba a ser el siguiente en debutar, pero no me había llegado nada directamente; se trataba de lo que la gente decía. El lunes me llamaron de Aspe y me llevé una sorpresa.

¿Cómo le sentó la noticia?

—Estoy ilusionado. Es un nuevo reto en mi carrera. Estaba muy contento en aficionados, pero llega a faltarte un poco de motivación para tener una dedicación de entrenamientos de cuatro o cinco sesiones a la semana.

“Mis mejores años están siendo desde los 25 años en adelante. Es cuando me he encontrado con más juego”

Vista la política de contratación de Aspe y Baiko Pilota en las últimas décadas, en las que se centran en fichar a pelotaris con apenas experiencia en el campo aficionado, supongo que llegaría a pensar que el tren no iba a pasar nunca.

—Sí, por eso no tenía muchas esperanzas. Últimamente estaban incorporando a gente muy joven. De hecho, llegué a pensar en cambiar de trabajo y dejar un poco de lado la pelota.

Trabaja en una empresa de electricidad en Iruñea y le permiten compaginar el deporte con sus quehaceres laborales.

—Los días que tengo entrenamiento de pelota no iré al trabajo, pero cuando me toque físico, como lo hago por la tarde, tendré que trabajar por las mañanas.

¿Qué objetivos se pone para los próximos dos años como profesional en Aspe?

—Espero acumular muchos entrenamientos con los manistas de la empresa, porque no he tenido la oportunidad de tener casi sesiones con ellos. En los últimos años me ha ido bastante bien en el campo aficionado y en Garfe; así que espero adaptarme lo más rápidamente posible a esta nueva categoría.

Ha sido campeón del mundo, de España, de Nafarroa, de Lezo y esta campaña con Garfe se ha embolsado los tres campeonatos de parejas del curso –LENC, Sartaguda y Bodegas Tarón–. Tiene un currículum contrastado.

—Debutar nunca ha sido mi objetivo principal. Soy un chaval al que le gusta mucho la pelota y mi preparación nunca ha estado dirigida a dar el salto. Mi intención era jugar a gusto. Hay que tener en cuenta que si en aficionados quieres ganar algo, tienes que estar bien preparado, porque todo el mundo lo hace.

¿Qué es lo que le ha enseñado esa etapa en el campo aficionado?

—Fíjese, a los 18 o 19 años dejé la pelota durante un año, porque estaba estudiando y trabajando a la vez y no tenía tiempo suficiente. Pero a los 21 me enrolé en el club Oberena y comenzamos a disputar el Campeonato de España o el Navarro contra gente experimentada como, por ejemplo, Yoldi-Beroiz. Llegabas a pensar que eras más que ellos sobre el papel, pero siempre nos acababan ganando. Entendí que había que hacer mucha buena, que los veteranos no regalan ni un tanto. El mayor aprendizaje es ese: hay que trabajar mucho y fallar poco.

“No tenía muchas esperanzas. Llegué a pensar en cambiar de trabajo y dejar un poco de lado la pelota”

¿Pudo ganar a Yoldi y Beroiz?

—Sí. Y a partir de entonces no volvimos a perder contra ellos.

De todos modos, está en un buen momento de juego.

—Diría que mis mejores años están siendo desde los 25 años en adelante. Es cuando me he encontrado con más juego y más hecho física y psicológicamente.

El debut llega en apenas una semana. ¿Cómo se está moviendo la gente a su alrededor?

—El móvil me echa fuego desde que se anunció. No me esperaba tanto revuelo y tantas felicitaciones. Pensaba que era un chico que pasaba un poco desapercibido, pero parece ser que no.

También ha vivido dos etapas en la empresa profesional Garfe. La última comenzó en 2019. ¿Qué lectura hace de esos períodos? 

—Llevo bastantes años con ellos y me ha tocado jugar contra gente de mucho nivel: Titín III, Xala, Merino II, Víctor, Iturriaga... Hay otros manistas que, pese a no haber estado en la Liga de Empresas, juegan mucho: Labaka, Urbieta, Bergera... Con ellos he adquirido mucha experiencia.

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¿Cuál ha sido su manista de referencia?

—El que más me ha gustado de siempre ha sido Abel Barriola. De los de ahora, ¿a quién no le gusta Zabaleta? Es elegante, tiene mucha fuerza, humilde... Es el prototipo de pelotari.

¿Qué zaguero se van a encontrar los aficionados cuando vayan a verle?

—Soy rocoso y no fallo mucho. Eso sí, cuando estoy con juego, atraso bien pelota. Me gusta hacer jugadas, cortar la pelota y ayudar a mi delantero.

Y sufrir.

—Sí. Estoy curado de espanto.