PAMPLONA. Los jóvenes pamploneses Ibai Azkona e Iker Araguas fueron juzgados ayer en la Audiencia Nacional acusados de lanzar un artefacto incendiario contra un cajero del Barclays Bank en la capital navarra. Por estos hechos, ocurridos la madrugada del 19 de diciembre de 2008, el fiscal Ignacio Gordillo pide cinco años de cárcel y diez de inhabilitación para cada uno. Ambos, presuntos integrantes de la ilegalizada Segi, negaron su participación en esta acción de kale borroka.

En concreto, Azkona, a quien la cámara de seguridad de una gasolinera le grabó comprando gasolina la víspera del ataque, aseguró que adquirió el combustible para un generador que tenía su grupo de música. Además, achacó su declaración policial -en la que reconoce los hechos e inculpa a Araguas- a las "torturas y presiones" de la Policía durante el periodo de incomunicación.

En su informe final, el fiscal hizo referencia a las imágenes capturadas por la cámara de seguridad de la gasolinera, que muestran a Azkona llenando con gasolina una botella de color claro y después entrando en la tienda de la estación de servicio y comprando un refresco, cuyo recipiente tenía el mismo número de lote al encontrado posteriormente en el lugar de los hechos.

Araguas, por su parte, aseguró que el día de los hechos él estaba en Vitoria porque cursaba allí estudios de Magisterio en la universidad y residía durante toda la semana en la capital alavesa, donde compartía un piso con otros estudiantes.

Su abogado, Iñigo Iruin, aportó además la certificación de que Araguas estaba matriculado en Magisterio el curso 2007-2008 en la Universidad del País Vasco, así como el contrato de alquiler de la vivienda en la que residía el joven.

Además, Araguas alegó que el 23 de noviembre había sido operado de una hernia discal y el día de los hechos no podía coger peso por prescripción facultativa.

"No tengo nada que ver y no sé nada", aseveró el joven, que dejó claro que ni en la declaración policial ni en la judicial le preguntaron sobre el lanzamiento del cóctel molotov a la sucursal bancaria ni le informaron de que Azkona le había implicado en los hechos.

El fiscal les imputa un delito de tenencia de sustancias incendiarias y de otro de daños terroristas, aunque apuntó que los daños en el cajero "fueron insignificantes".