El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez fue enterrado en el claustro de la catedral de Ávila junto a los restos mortales de su esposa, Amparo Illana, en una tumba en la que reposa ya bajo el epitafio La concordia fue posible. Después de la despedida con honores de Estado al cierre de la capilla ardiente del Congreso, el féretro de Suárez llegó a Ávila, donde el obispo de la diócesis, Jesús García Burillo, ofició el funeral de córpore insepulto al que asistieron los familiares del expresidente y representantes políticos.
En su homilía, el obispo elogió el "prodigioso trabajo del expresidente, que inauguró un estilo de convivencia política trabajando sin cesar por el entendimiento entre los españoles" e instó a seguir su camino.
Numerosos ciudadanos de Ávila pudieron asistir también al funeral, durante el cual el obispo leyó un mensaje del papa Francisco de pésame a la familia y a todos los que lloran la pérdida de una "figura destacada de la época reciente española".
la sepultura Tras el funeral, el féretro se trasladó al claustro de la catedral seguido de los familiares y de las principales autoridades. Una vez enterrado en medio del silencio, cuando se colocó la lápida que sella la sepultura, los hijos de Adolfo Suárez recibieron las condolencias de los presentes.
Fue especialmente emotivo ver a Adolfo Suárez Illana despedirse de su padre posando su mano en la losa, tras lanzar un beso al lugar en el que ya reposan los restos mortales junto a su madre. El mismo Suárez Illana se fundió en un gran abrazo con el periodista, asesor y biógrafo de Suárez, Fernando Ónega, sin que ambos pudieran evitar la emoción. - Efe