Raquel Gago medió en la compra del arma
La policía de León, en prisión por la muerte de Carrasco, puso en contacto a las asesinas con un toxicómano asturiano
MADRID. Según han informado a EFE fuentes de la investigación, utilizó los contactos que tiene por su profesión y puso en contacto a María Montserrat González Fernández, de 55 años, autora confesa de los disparos, y a su hija, Montserrat Triana Martínez González, de 35, con un toxicómano asturiano, ya fallecido, que fue quien les vendió al arma homicida y otra pistola.
El arma homicida es un revólver del calibre 38 marca Taurus modelo 32 HR magnum, de fabricación brasileña, con el número de serie borrado. En el tambor tiene seis cartuchos, tres de ellos percutidos.
La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de León decretó ayer prisión sin fianza para Raquel Gago tras entregar el arma homicida en una comisaría treinta horas después del crimen.
La jueza le imputa delitos de homicidio, atentado a la autoridad y tenencia ilícita de armas, al igual que a las otras dos mujeres ya encarceladas por este crimen,
Fuentes de la investigación han indicado a EFE que la jueza decidió enviarla a prisión porque su declaración estuvo plagada de "incongruencias" y no supo justificar cómo llegó el arma a su poder ni por qué tardó treinta horas en entregarla en comisaría.
Además, esta agente declaró ante el Cuerpo Nacional de Policía que se encontró a Montserrat Triana Martínez González, con la que mantiene una estrecha amistad, en el intervalo de tiempo entre el crimen, que se cometió a las 17.18 horas del pasado lunes, y la detención de ésta, poco después de las 18.00 horas. Tampoco lo notificó pese a saber que había sido arrestada.
Raquel Gago, que lleva 17 años prestando servicio en la Policía Local de León, en la que actualmente está adscrita al servicio de barrios, entregó el martes por la noche en comisaría -a la que llegó acompañada por su cuñado, agente del Cuerpo- el arma homicida y aseguró que la encontró en su coche, que había prestado a la más joven de las detenidas por el crimen.
Las fuentes consultadas por EFE apuntan a que esa noche estuvo a punto de ser detenida, aunque finalmente se optó por dejarla en libertad pero imputada.
También declaró que poco después de que se produjera el crimen se cruzó por la calle con su amiga y que se saludaron, encuentro que contó con un testigo, un controlador de la ORA que conocía a la policía.
Isabel Carrasco murió tras recibir varios disparos el pasado lunes, 12 de mayo, poco después de las 17.15 horas, cuando caminaba por una pasarela sobre el río Bernesga, cerca de su casa, en dirección a la sede del PP, para dirigirse a un mitin que se iba a celebrar en Valladolid con la presencia del presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy.
Poco después fueron detenidas la mujer de 55 años y su hija, gracias a la colaboración "determinante" de un policía jubilado que contempló la agresión y siguió a las sospechosas.
Los investigadores manejan la venganza personal como principal móvil de este crimen ya que madre e hija acusaban a Carrasco de haber despedido a la segunda de la Diputación en 2011.
La madre se confesó autora de los disparos, lo que corroboran los primeros indicios de la prueba de la parafina, cuyos resultados definitivos se conocerán en los próximos días.
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