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“Eliminar el Concierto sería gravísimo y, desde la perspectiva del Estado, jugar con fuego”

Es la persona que más sabe y mejor conoce el Concierto Económico. No en vano es uno de los padres de los artículos de este modelo financiero fiscal que da músculo al autogobierno y al sistema de bienestar vasco

“Eliminar el Concierto sería gravísimo y, desde la perspectiva del Estado, jugar con fuego”

pamplona - El currículum de Pedro Luis Uriarte Santamarina (Bilbao, 1943) está lleno de hitos, especialmente desde el día en que el lehendakari Carlos Garaikoetxea le llamó a filas para poner en orden las cuentas y activar la economía vasca en el primer Gobierno vasco tras la dictadura franquista. Con 37 años fue el jefe de la delegación vasca que negoció el acuerdo sobre las leyes del Concierto Económico. Fueron unas negociaciones maratonianas en las que el antiguo banquero logró arrancar a los delegados del Gobierno de Adolfo Suárez un articulado ambicioso del Concierto y el cálculo del Cupo actualmente discutido por algunos en España. Frente a los que sostienen que el Cupo es de facto un “cuponazo” y un privilegio para Euskadi, Uriarte sostiene que Euskadi paga más de lo que debería.

¿Es un sistema insolidario con el resto del Estado español?

-Además de que es una descalificación injusta en sí misma, porque los vascos somos un pueblo solidario, lo es también técnicamente. Basta como ejemplo un dato: como pagamos el 6,24% de todos los gastos del Estado, independientemente de donde los realice (no los que realiza en Euskadi), en todas aquellas competencias que no han sido transferidas a la CAV, y nuestra población representa solamente el 4,66% de la del Estado, estamos aportando a los gastos del Estado un 33% más de lo que nos correspondería por población. Como uno de los deberes del Estado es garantizar la solidaridad, estamos financiando esa responsabilidad estatal con más de lo que nos corresponde.

¿Pagamos los vascos más o menos de lo que se deduce de nuestra riqueza?

-Al pagar el 6,24% de los gastos del Estado, pagamos también más de lo que nos correspondería por lo que representa el PIB vasco sobre el estatal, que es de un 6,10%. En cualquier caso, pagamos lo que legalmente está establecido. No debemos quejarnos, por tanto, porque ese modelo de contribución ha sido pactado entre Euskadi y el Estado e incorporado a una Ley que hemos apoyado y aceptado.

Suenan con fuerza los tambores de guerra contra el Concierto y el Cupo. ¿Es el influjo de la crisis institucional en Catalunya?

-Efectivamente, la situación crítica que se ha producido en Catalunya, y que todavía no está resuelta, ha originado la aparición de un nacionalismo español crecientemente agresivo que ataca todo lo que son realidades diferenciadas, como son el Concierto y el Convenio.

¿Cómo calificaría todo esto?

-De una auténtica locura? que lógicamente es interesada y persigue fines electoralistas, por una vía muy torpe y muy peligrosa. Porque, por unos votos, se está quebrando la estabilidad.

¿Concierto y Cupo son los paganos del impulso recentralizador?

-Por el momento no, pero podrían serlo en el futuro. Porque es obvio que los planteamientos de Ciudadanos están calando en la opinión pública española. A ello se unen las visiones centralistas de una parte del PSOE, y las de FAES, con gran capacidad de influencia sobre determinados dirigentes del PP. Todos ellos están contribuyendo a crear un estado de opinión favorable a una reforma constitucional con un diseño mucho más centralista que el actual. Un cambio así sería profundamente negativo para Euskadi y de consecuencias impredecibles.

¿Después del Concierto vienen los recortes territoriales, en materia de educación y de euskera, como ya se está viendo?

-Podría ser. Parte de ese movimiento recentralizador pone el acento en la necesidad de que el Estado recupere las competencias de educación. De la misma forma, se comienza a difundir que las llamadas “lenguas regionales” no pueden tener el mismo nivel de reconocimiento que el español, al que hay que darle prioridad, no solo en el ámbito de la educación, sino también en el de la propia administración pública vasca.

El acuerdo entre los Gobiernos vasco y español a finales del año pasado da oxígeno al Cupo para 5 años. ¿Hay que seguir atentos?

-Han sido dos éxitos negociadores muy grandes. Pero no hay que bajar la guardia, porque por el horizonte asoma su cabecita esa hipotética reforma constitucional. Es muy difícil de articular pero, con toda seguridad, si se planteara algún día, se intentaría por todos los medios acabar con el Concierto y el Convenio.

Da la impresión de que el Concierto es el pagano del sistema de financiación español que hace aguas.

-Los gravísimos problemas que presenta el vigente modelo de financiación de las quince comunidades autónomas de régimen común no los pueden resolver aumentos del Cupo ni de la Aportación. Las Comunidades Forales aportan al Estado, no a otros territorios. El hecho de que estos padezcan de un sistema absolutamente negativo no es responsabilidad de Euskadi, sino del propio Estado.

¿Por qué tienen problemas de financiación?

-Sufren las consecuencias de un sistema nefasto, caracterizado por la falta absoluta de recursos para poder financiar sus propios presupuestos. Para poder sacarlos adelante, en el periodo de 2012 a 2017 han tenido que pedir créditos al Estado y recibir diversas ayudas, por valor de 251.000 millones de euros que, por supuesto, no tienen posibilidad de pagar. ¡Esto sí que es un gravísimo problema y no el del artificial “cuponazo”! Pero, como no da votos, no se denuncia.

¿La solución a los problemas de financiación de las comunidades autónomas pasa por extender el sistema de Concierto?

-La solución tiene que venir de un modelo de financiación mucho mejor, dotado de más recursos que el actual y que incorpore tres principios fundamentales: una mayor responsabilidad fiscal, lo cual solo puede lograrse si existe una clara correspondencia entre el ingreso público y el gasto público; establecer el “principio de ordinalidad”, en virtud del cual, una comunidad autónoma que ocupe determinada posición en el ranking de ingreso per cápita no puede situarse por debajo de la misma en la de gasto público per cápita; y finalmente, habría que dotar al sistema de un modelo de solidaridad transparente, finalista, controlado y limitado en el tiempo, porque el actual es un auténtico desastre.

¿Están capacitadas técnicamente?

-La mayoría sí. El problema de extensión del Concierto Económico a la totalidad de las autonomías no es técnico, sino político, porque los partidos españoles no lo consideran conveniente, y es también constitucional, porque la Constitución ampara y respeta los derechos históricos de Araba, Gipuzkoa, Bizkaia y Nafarroa, no los que pudieran tener otros territorios.

¿Por qué se negaron los catalanes a un sistema de Concierto parecido al vasco?

-Este hecho se produjo en mi presencia, en los meses de junio o julio de 1980, es decir, pocas semanas después de constituirse la Generalitat de Catalunya. Al entonces conseller de Economía, Ramón Trías Fargas, no le parecía conveniente comenzar la andadura de la Generalitat recaudando impuestos, lo cual juzgaba como algo impopular. Además, el Concierto les daba miedo, porque en aquellos momentos Catalunya, como nosotros y el Estado, estaba padeciendo una crisis socioeconómica brutal, y aquel político señaló que asumir el “riesgo de recaudación” suponía correr mucho peligro. Además, aunque no se expresó así en aquella reunión, muchos dirigentes políticos catalanes consideraban entonces al Concierto como una antigualla y, por eso, lo rechazaban.

¿Se han arrepentido?

-Parece que sí, porque, tras aquel rechazo inicial, a partir de 2012 la Generalitat de Catalunya, tras un acuerdo del Parlament, solicitó un “pacto fiscal” (un eufemismo para no hablar de Concierto Económico) al Gobierno español y éste lo rechazó.

¿El soberanismo catalán hubiera llegado a la situación actual con un Concierto como el vasco?

-Es muy difícil contestar a las preguntas que empiezan planteando “qué hubiera pasado si?” pero, como hace unos meses decía el propio Carles Campuzano, portavoz del PDeCAT en el Congreso, “Euskadi y Navarra tienen algo que no tiene Catalunya: en la práctica, fiscalmente son países casi independientes”. ¿Habría sido suficiente? Creo que sí para una amplia mayoría.

¿Es trasladable el espíritu del Concierto Económico a un Concierto político?

-Por supuesto que es trasladable. Por eso llama la atención el absoluto rechazo que ha recibido esta inteligente y valiosa propuesta del lehendakari, por parte de muchos dirigentes políticos españoles.

Teniendo en cuenta que el Concierto es la única ligazón de Euskadi con el Estado, si eso quebrara, ¿estaríamos abocados a un proceso de ruptura, como en Catalunya?

-El Concierto es el vínculo de unión más duradero de los territorios forales con el Estado. Eliminarlo sería gravísimo y, desde la perspectiva del Estado, jugar con fuego.

¿Qué le diría a la sociedad vasca?

-Que hay que despertar y comprometerse. Que hay que defender nuestros derechos. Y que el Concierto es uno de los más decisivos.