Víctor Suárez (Oviedo-Uviéu, 1988), es profesor de asturiano, traductor, y miembro del Conseyu Asesor de Política Lingüística, apuesta por una oficialidad que parta de la realidad sociolingüística.

Estarán satisfechos de cómo se está perfilando esta reforma.

-Sí, en 2011 fundamos la asociación y decidimos trabajar lo máximo posible en ir logrando consensos, tanto con formaciones políticas como con sectores relevantes de la sociedad que entendíamos que hasta ese momento no se estaban implicando lo suficiente, como el empresarial. Ahora estamos en un momento que consideramos histórico, en el que confluyen circunstancias de cara a conseguir esa oficialidad. Es decir, hay mayoría, tanto en el Parlamento asturiano como en el Congreso.

Usted puede servir de ejemplo ilustrativo de un cambio generacional.

-Yo por ejemplo no pude cursar la asignatura de asturiano hasta el bachillerato. Pero el cambio generacional es relevante. Hay una generación tanto de políticos como de la sociedad en general que vivieron ese menosprecio constante al asturiano, bastante interiorizado, de que no servía para escribir o para un montón de cuestiones, y creo que el cambio generacional ha roto con esas dinámicas. Y el cambio de postura de fuerzas políticas que antes estaban en contra de la oficialidad tiene mucho que ver con esto.

Habla del PSOE.

-Sí, o incluso del propio Foro.

¿El desarrollo del euskera les ha servido de inspiración?

-Nosotros basamos nuestra reivindicación en la igualdad de derechos con otros territorios.

¿Mirando entonces más a la CAV? La situación en Navarra es mucho más delicada.

-Sí, conozco la zonificación en Navarra. Nosotros reivindicamos la oficialidad del asturiano, en principio en toda Asturias excepto la zona donde se habla gallego asturiano. Buscamos la equiparación de derechos amparándonos en la Constitución, que dice que las lenguas del Estado serán oficiales. Un mandato que se está incumpliendo en Asturias. El Estatuto de Autonomía de 1981 salió de Asturias con una redacción que definía el bable como lengua específica de Asturias y que sería objeto de protección. Y en el Congreso de los Diputados recortaron eso. Claro, si se reconocía como lengua, debía ser oficial, con lo cual nos eliminaron la categoría y perdimos 40 años en el debate de si el asturiano es lengua o no, cuando eso ya quedaba solucionado en el borrador de Estatuto. Y sí, miramos a todos los modelos, tanto en la educación como en la Administración, para ver qué nos puede servir a nosotros. Si bien nuestro modelo tiene que ser propio, que se atenga a la realidad sociolingüística de Asturias, sobre todo cuando después de 40 años perdimos hablantes, argumento que se utiliza mucho por los negacionistas.

Sectores en Navarra también recurren al mantra de la imposición, y de que se discrimina al monolingüe y no al bilingüe.

-La dinámica de la gente que está en contra de la diversidad lingüística es común en todo el Estado. Siempre se habla de imposición, de lenguas superiores y otras inferiores. Es decir, hay una lengua que vale, que es el castellano, y el resto no valen para nada porque no te permiten salir de tu territorio o son un impedimento para que otras personas trabajen en ese territorio. Nosotros defendemos que la oficialidad da libertad. Las personas que quieran expresarse en asturiano van a poder hacerlo, y las que lo hagan en castellano pues también. Hasta ahora quien tiene un problema somos las personas que nos queremos expresar en asturiano. Y respecto al sistema educativo tú no eres libre de usar asturiano si no lo conoces.

El castellano no se percibe como imposición.

-Ninguna otra asignatura se percibe así, solo las relacionadas con las lenguas autonómicas. En el momento en que tú conoces las dos lenguas es cuando realmente tienes la libertad de emplearlas.

Una vez que la oficialidad cristalice, ¿cómo se tendrá que materializar?

-No sé si dará tiempo a que el Estatuto se tramite en el Congreso antes de que acabe la legislatura. La reforma como muy tarde tiene que salir de Asturias en junio de 2022. Si todo sale bien y se aprueba esta legislatura, después debería salir adelante una ley de normalización. No creo que haya grandes avances en política lingüística sin esa ley. Una vez aprobada, supongo que se implantará de manera progresiva en el sistema educativo. Yo creo que en Asturias no podemos pasar de cero a cien. Hace falta profesorado, formación de funcionarios, que ahora mismo no tenemos. Además, ¿cómo vamos a defender una oficialidad que asuste a la gente? Claro que va a atenerse a la realidad sociolingüística. Estamos en una situación bastante viciada. Llegamos a la oficialidad en un momento bastante difícil, con pocos hablantes y con un movimiento negacionista muy armado, que va a buscar la mínima para posicionarse en contra.

“En la Transición el Congreso recortó el borrador de nuestro Estatuto y no reconoció al asturiano como lengua específica de Asturias”