¿Va a costar mucho trabajo recomponer la confianza entre los socios de investidura?

­­-Yo creo que no tanto. Porque lo que ocurrió tras todo lo relacionado con la reforma laboral es que las fuerzas que componen el Gobierno y las que lo apoyaron en la investidura se dieron cuenta de la necesidad mutua que tienen. Se vio claro en el Congreso que las mayorías de geometría variable son muy frágiles y pueden romperse. Por ese motivo todos son conscientes de que se necesitan entre ellos más que nunca para evitar que la derecha y la extrema derecha estén en el próximo Gobierno. Además, la mayoría de investidura va a volver a reflejarse en la aprobación de la subida del Salario Mínimo Interprofesional. Aquí no está la CEOE de por medio y creo que la subida estará avalada por el bloque de investidura. Será una escenificación de que se vuelve a optar por esa mayoría y no por la geometría variable.

¿Cree que el Gobierno ha aprendido la lección? Porque Sánchez no ha mostrado autocrítica, al menos en público.

-Es verdad. Esta autocrítica viene por el resto de las partes, no por el PSOE. Pero la cuestión es que tanto el PNV como Esquerra y EH Bildu pensaban que la mayoría de geometría variable estaba bien atada y que el Gobierno no iba a tener ningún problema en aprobar la reforma. Por eso votaron que no, como un acto de intenciones de cara a su propio electorado. Pero siempre pensando en el subconsciente: sabemos que esto se va a aprobar. En el momento en que se rompen los apoyos suficientes de la geometría variable entró un nerviosismo en todos los partidos. Por ejemplo el PNV igual se hubiera abstenido si hubiera sabido que los dos diputados de UPN no iban a aprobar la reforma. Respecto a la parte socialista, creo que no está tan segura de la necesidad mutua con la mayoría de investidura, son los únicos que pueden estar todavía pensando en que en algunas leyes pueden aprobarlas con Ciudadanos y otros partidos. Pero el resto, tanto UP como los socios del bloque, saben que la necesidad de mantener la mayoría de investidura es vital si no quieren que se adelanten las elecciones y que la derecha pueda ganar.

Da la sensación de que el pegamento que puede recomponer la mayoría de investidura es el miedo a lo que hay enfrente (PP y Vox).

-Sí, y todos lo han dejado patente. El propio Oskar Matute hablaba en el pleno de la reforma laboral de formar un frente común contra la derecha.

¿Podría haber un adelanto electoral si estas tensiones entre los socios siguen o van a peor?

-Sí podría haber un adelanto pero no por ese motivo. Entrando en el terreno de la especulación, podrían convocarse unas generales pensando en una estrategia electoral por parte del PSOE y UP. Es decir, ver cuál es el timing perfecto para llegar a unas elecciones donde puedan volver a sacar adelante la mayoría actual, o incluso reforzarla para no depender tanto de los partidos autonómicos. Pero no creo que las diferencias en el seno del Gobierno o la falta de apoyos en el Congreso puedan provocar un adelanto.

Lo que sí parece que se ha enturbiado es la relación entre ERC y Unidas Podemos, que hasta el momento habían mostrado buena sintonía en el Congreso.

-Sí, sobre todo por las declaraciones de Yolanda Díaz, que les advirtió de que no hay que jugar con las cosas de comer. Hay muchas coincidencias programáticas y de electorado entre Podemos y Esquerra. Entonces, siempre hay que tener presente que hay una disputa por una parte del electorado que es común para ambos partidos y seguramente esas tensiones van a seguir.