Eneko Andueza dijo en el pleno de política general del Parlamento Vasco que el Gobierno español ya se ha puesto en contacto con el vasco y habrá una nueva fase en las transferencias. ¿Le consta?

—Ojalá. Como llevamos tantos retrasos, tanto ritmo caribeño, yo me he hecho devoto de Santo Tomás, al que Jesucristo pidió meter el dedo en la herida porque no se fiaba. Veremos si es verdad. Que ha habido llamadas, sí. Pero que sigue el ritmo caribeño, también.

¿Llamadas a quién?

—De gobierno a gobierno. Contactos.

El lehendakari ha propuesto una Comisión Permanente. ¿Para que el proceso sea estable y no se active solo cuando Sánchez necesita votos?

—Todos los intentos que hemos hecho hasta ahora han funcionado bien en el primer tramo, cuando hay ese impulso por necesidad por parte del Gobierno del Estado. Pero luego, cuando ya no hay necesidad de ese impulso, como la cigarra, a echar la siesta y meter ruido, nada más. La propuesta del lehendakari es adecuada, el Gobierno español puede proponer otras, pero lo que tenemos que tener claro es que esta legislatura hay que cerrar el desarrollo estatutario. No podemos tener más tiempo. El PNV no da más plazo ya.

Usted daba de plazo este mes…

—Este mes tienen que decirnos cómo lo quieren hacer. No vamos a pedirles que lo que no han hecho en tres años lo hagan ahora en veinte días, pero este mes nos tienen que decir cómo se hace. Antes de empezar a hablar del Presupuesto, nos tienen que decir qué va a pasar en el cumplimiento del resto de los acuerdos.

¿Con fechas?

—Con metodología. Con lo que quieran. Pero nos lo tienen que decir.

¿Y si llega el 1 de octubre y eso no está? ¿Se retirará el apoyo del PNV?

—Evaluaremos la situación y haremos lo que nos parezca mejor para Euskadi. Tampoco hay que desconocer la situación política del Estado y lo que podría venir. Pero espero que no tengamos que llegar a eso. No entiendo por qué el Gobierno español tiene este ritmo caribeño y esta desidia en el impulso de la relación con el Gobierno vasco y el cumplimiento de los acuerdos con el PNV. No hay socio más fiable que nosotros, nadie que ponga más solvencia y sentido común a la política española, y la respuesta que tenemos es la apatía. Eso tiene que acabar. Tienen que poner el despertador.

Como Sánchez dice que no le importa molestar al poder económico, a lo mejor ya no le interesa tanto tener al PNV como socio…

—No creo que eso sea así. Y, si lo es, es un error gravísimo por su parte. Tal y como está la situación política y económica, cualquier gobernante del mundo va a necesitar aliados, no gente cabreada. Más le valdría llevarse bien con el PNV y con todos los socios que pueda y con alguno más, porque vienen curvas y hace falta apoyo.

Decía Egibar que le da vergüenza exigir el cumplimiento del Estatuto. ¿En el PNV cuesta entender que se mantenga el apoyo a Sánchez?

—Nuestra gente tiene mucha cultura política y sabe leer el mapa político español, y las consecuencias que tendría debilitar a Sánchez. No somos unos francotiradores. Pero tenemos que manifestar nuestro cabreo y decirles que por ahí no van bien. Y claro, estas cosas dejan huella, heridas…

Es decir, que se le quitan las ganas de apoyar a Sánchez en una próxima investidura…

—No, más que de apoyarle, de fundamentar los acuerdos sobre otras bases y premisas, otros compromisos y fórmulas. Esto de pagar nosotros al contado y ellos a cuenta, no. No puede ser.

¿Qué otras fórmulas?

—Habrá que pensarlas, pero esto así no da más de sí.

¿Le gustaría que Eneko Andueza arrimara más el hombro para defender las transferencias?

—Me gustaría que fuera más de la E de Euskadi que de la E de España. Él lleva en la sigla PSE-PSOE. Me gustaría que se quedara más en la primera parte que en la segunda. Ellos ven que la situación en Euskadi está bien, y donde se la juegan es en España y, entonces, priorizan España sobre los compromisos con Euskadi. La estabilidad de Euskadi es la que puede mejorar la situación política a Sánchez.

Sobre los Presupuestos estatales, decía Aitor Esteban que hay “cosas”, aproximaciones… ¿Qué cosas?

—Todavía no tenemos datos. Antes necesitamos sacar de la ecuación el otro tema. Necesitamos ver movimientos.

Esteban dijo que las próximas dos semanas son la clave. ¿Es porque se acaba septiembre y tiene que despejarse el tema de los traspasos?

—Más que acabarse septiembre, la clave es cuándo se empieza a hablar de Presupuestos, cuándo se plantea la enmienda a la totalidad… Ahí es donde empieza el baile político. Si para esas fechas las cosas están definidas, el PNV entrará como siempre y con la mejor de las disposiciones. Si no están, seremos muy exigentes.

Si no hay gesto con las transferencias, ¿enmienda a la totalidad?

—Pues sí, probablemente. Yo no quiero ir a eso, no quiero vincular Presupuestos a transferencias. Me parece que es injusto que tengamos que pagar. Pero claro, lo que no podemos tampoco es renunciar a utilizar los instrumentos que nosotros tenemos para hacer valer nuestra posición.

¿Este aparente alejamiento por parte de Sánchez…

—(Interrumpe) No es alejamiento, es desidia.

…es la antesala de que están pensando en otras alianzas en Euskadi?

—No, no.

¿No le trasladan eso el PSE ni el PSOE?

—No creo que sea eso. Simplemente es egoísmo y que están ensimismados. Están a lo suyo. Creen que a nosotros nos tienen fijos en la quiniela porque, si no, vienen Vox y el PP. Están a sus juegos de tronos y sus espadachines con Feijóo. Es una política de baja calidad. La política es hacer cosas, no decir cosas. Tienen que hacer, cumplir lo firmado con el Gobierno y con el PNV. Es el camino más sencillo. ¡Si les vamos a seguir apoyando! Nosotros no queremos cambiar de vías, y creo que ellos tampoco. No tienen margen. Ya no tienen ni la opción de C’s. Los socios somos los que somos.

Usted, como el lehendakari, hace seis meses que no habla con Sánchez, pero hay reuniones trimestrales de seguimiento del pacto con otros miembros del Gobierno español. ¿Llegó a producirse la del verano? ¿Con qué sensaciones salió?

—Sí, sí se produjo. Más que sensaciones, salí tranquilo porque dije lo que tenía que decir a quien se lo tenía que decir. Hay que esperar la respuesta, la activación o no de estos procesos.

¿Hasta dónde llega la capacidad de presión del PNV cuando aquí tiene un pacto con el PSE? ¿Andueza les está diciendo que pueden romper?

—En el discurso que hace hacia fuera, le saca la cara a Sánchez, pero son conscientes y comparten con nosotros que a esto hay que darle otro ritmo. No creo que el PSE se enfade con nosotros porque cosas buenas para Euskadi que tienen que venir no vienen. Cada uno hemos sabido interpretar bien nuestros márgenes políticos y no creo que vayamos a tener problemas. Nosotros no queremos romper, no estamos amenazando ni haciendo planteamientos estratégicos para ir a no sé qué nuevo estadio. Queremos que cumplan y poder votar que sí.

¿Se ha producido o se va a producir la reunión con Feijóo?

—No se ha producido, pero se va a producir. Cada uno tiene sus agendas, y tampoco tenemos prisa excesiva…

Es que da la sensación de que le están dando largas a Feijóo…

—No, no, ninguna larga. Hemos hablado por teléfono, tenemos una relación cordial y normalizada, pero es mejor que se produzca la reunión cuando ambas partes estemos libres. Hay una intención que no es buscada por Feijóo ni por el PP, pero sí en el frente mediático que le es cercano: utilizar el encuentro Feijóo-Ortuzar para poner en un aprieto a Sánchez, como si el PNV estuviera basculando. Por lo que yo he hablado con él, él es consciente de la situación actual, lo que quiere es normalizar relaciones, y es justo desde un punto de vista democrático y de fair play. Voy a ir a la reunión con la mejor de las disposiciones. Pero ahí no empieza ninguna campaña, sino una relación entre dos partidos que discrepan muchísimo. ¿Podríamos llegar a acuerdos? En el pasado los hemos tenido. ¿Ahora? Muy difícil, porque el PNV no es de volantazos. Si el PNV no es de volantazos, y el PP no pega un volantazo a su forma de entender el Estado y el autogobierno, corremos vías paralelas, y va a ser muy difícil juntarnos.

Pero sí han tenido coincidencias: con la transferencia de ordenación del litoral, Galicia está en una situación muy parecida a la de Euskadi, la pide y le dicen que no está en el Estatuto, y el PP ya ha lanzado globos sonda diciendo que, si están ellos en Moncloa, lo transferirán…

—Iremos viendo. Feijóo está en una calculada ambigüedad porque tiene que recuperar los votos que se fueron aVox, y para eso tiene que defender la unidad de la patria pero, al mismo tiempo, sabe que va a tener que ensanchar su base entrando en la zona templada. No es fácil hablar a esos dos caladeros con un mismo mensaje. Lo que está haciendo es proyectar todo contra Sánchez, sin tener que definir él su proyecto. En Galicia pide eso porque es ir contra el Gobierno español. Probablemente, si apretáramos aquí las tuercas, nos diría que no.

Algún medio de la derecha dice que Feijóo piensa en una operación sin Vox, en la que le haría falta el PNV. ¿Le ha trasladado esto por teléfono?

—No. Por eso decía lo de las maniobras mediáticas. O el panorama político español cambia muchísimo, o no veo al PP sacando 170 escaños. Con esas maniobras intentan poner nervioso al PSOE y proyectar la idea de que pierde apoyos. Para una operación PP-PNV, la aritmética es complicadísima, y hoy es imposible desde el punto de vista ideológico-político.

El lehendakari anunció el jueves un plan de 400 millones contando con que va a venir dinero de la tasa estatal a banca y energéticas. ¿Han amarrado un acuerdo con Sánchez?

—Tiene que venir el acuerdo. Si no, no habrá voto a favor del PNV. Soy optimista y seremos capaces.

Pero, ¿van a concertar las tasas? ¿O habrá compensación económica?

—Lo veremos. Concertación es difícil en la medida en que no es impuesto. Otra cosa es que sea una compensación económica en base al sistema de régimen del Concierto Económico, que no en el fondo pero sí en la forma se mantenga la praxis que se hace con el resto de impuestos.

¿Con qué impacto económico?

—No lo sabemos, porque no sabemos sobre qué van a ser los gravámenes.

¿El PNV ha recibido presiones de Iberdrola y Petronor?

—No necesitan hacernos presión para que tengamos una posición propia. Sánchez prima la política mediática, confrontar con la derecha y quitar una bandera a su izquierda, a Podemos. Las empresas tienen que arrimar el hombro, tengo gas en casa y estoy cabreado, pero a los políticos se nos tiene que pedir profesionalidad. Hay que aligerar el bolsillo sin atacar a empresas que generan empleo. Vayamos a la regulación europea.