María Álvarez Urturi (Pamplona, 1977), abogada de profesión, observa “dos velocidades en Navarra”. Técnica en Cruz Roja, en su desempeño toma contacto con “personas con muchísimas dificultades, incluso aunque lo material lo tengan cubierto”. Álvarez lleva más de cuatro años trabajando en un programa de acogida a personas refugiadas en Navarra. Observa “avances” y una posición aventajada “respecto a otras autonomías”, pero también “muchísimos retos a la hora de integrar realmente a estas personas, y más con la actual crisis de precios que afecta en mucha mayor medida a las capas más vulnerables”. 

El número de personas que Cruz Roja atiende en este programa se ha triplicado, por “la crisis de Ucrania. Álvarez reclama no caer en el mero “asistencialismo”, pues “la integración real pasa por tener un trabajo, una vivienda, una red social y que puedas votar en unas elecciones en Navarra”, y eso requiere “el compromiso de toda la sociedad”. 

Personalmente siente que no le representa ningún partido. Que “su único interés es encontrar su sitio en el Parlamento y su poder de influencia para sus equilibrios, pero que no terminan de responder a las preocupaciones reales de la gente, y menos de las personas que no votan, como las del colectivo que yo atiendo, que ni siquiera interesa”. Así que no ve a “los políticos” en una senda de cambio de modelo “por muchas coaliciones que se hagan”. “Cada cual va tirando para su propio interés”. Y echa en falta representantes con mucha más voluntad de liderazgo social, 

Esta técnica coincide con Hernández y Longás en advertir del riesgo de desplazarnos “hacia un modelo que restrinja derechos o los limite más todavía”. De hecho, considera que ya “hay dos niveles de ciudadanía, los que tenemos todos los derechos y aquellos que no”. Recuerda las “6.000 personas en Navarra en situación irregular” que no encuentran empleo, y a las que atiende con derecho a trabajar, pero “no hay quien les dé una oportunidad”, “ni siquiera mal pagada”. Álvarez, que ha vivido en Sri Lanka, Perú y varios países de África como cooperante, y reclama “ir a un modelo sostenible, equilibrado en lo ambiental, lo social o lo económico” en Navarra y globalmente.