El acuerdo anunciado este jueves por los gobiernos de España y de Navarra para el traspaso de la gestión de Tráfico y Seguridad Vial está a punto de poner fin a un conflicto que dura más de 80 años. Fue en plena Guerra Civil, en concreto el 13 de enero de 1938, cuando el Gobierno de Franco firmó un decreto en el que atribuyó a los delegados de Orden Público la función de sancionar las infracciones de tráfico. Se trataba de una medida excepcional, y la Diputación foral de Navarra volvió a recuperar estas facultades al finalizar la contienda bélica, pero era un primer aviso de las intenciones que tenía el Estado en esta materia.

De hecho, muy poco después, el 4 de diciembre de 1941, el Ejecutivo español volvió a asignar la potestad sancionadora de tráfico a los gobernadores civiles, lo que motivó una nueva queja de la Diputación foral, que recuperó sus facultades plenamente el 6 de mayo de 1942.

Navarra, que en 1928 había creado el denominado Cuerpo de Carreteras -originario de la actual Policía Foral- como una unidad especializada en la vigilancia del tráfico, sentía el riesgo real de que sus agentes específicos para esta tarea se quedaran sin funciones.

Empezaba a ser más que evidente que la Administración central quería quedarse con la competencia de Tráfico de Navarra y no cejó en su empeño hasta conseguirlo en 1959. Lo hizo de forma sorpresiva, según se plasma en el estudio Competencias de Navarra en materia de tráfico, de Miguel Izu.

Sin mediar negociación alguna, el Estado aprobó una ley que pilló desprevenida a la Diputación foral hasta el punto de que inicialmente no supo calibrar el alcance de la norma. Sus reclamaciones posteriores se toparon con el ministro de Gobernación, el teniente general Camilo Alonso Vega, que se mantuvo firme en su idea. Tres años después, en marzo de 1962, accedió a que la todavía Policía de Carreteras colaborase con la Guardia Civil, pero las infracciones de tráfico pasaban a ser competencia del Gobierno Civil, que solo autorizaba a la policía navarra que se ocupara de cuestiones menores, como las relacionadas con sanciones por transportes.

Desde ese momento, nunca más Navarra ha tenido la competencia en exclusiva de tráfico, lo que motivó que el Cuerpo de Policía de Carreteras, casi sin atribuciones para las que fue constituido, pasara a denominarse Policía Foral en 1964.

Desde entonces, los sucesivos gobiernos de Navarra han intentado recuperar esta competencia, pero no siempre con el mismo empeño. Ejemplo de ello son las declaraciones que Miguel Sanz hizo en julio de 2009, cuando reconoció que Navarra “nunca” fue “una comunidad reivindicativa con el Estado. Muy lejos del propósito que se planteó Uxue Barkos poco después de llegar al Palacio foral en septiembre de 2015, fecha en la que ya hablaba de “defender con ambición” la transferencia de Tráfico.

En estos más de 80 años que han transcurrido desde que Franco arrebató a Navarra esta competencia, fue en 2004, ya con Rodríguez Zapatero en la Moncloa, cuando más cerca ha estado de recuperarla. Parece que esta vez es por fin la definitiva.