Representantes municipales de cinco localidades han hecho una "llamada al sentido común" sobre el proyecto de Tren de Alta Velocidad (TAV) planteado para Navarra, porque a la crítica sobre su alto coste respecto a la rentabilidad y afección medioambiental se suma ahora la incertidumbre sobre su trazado y su conexión con Europa.

Lo han advertido en conferencia de prensa alcaldes y concejales de Castejón, Tafalla, Cendea de Olza, Berriozar y Huarte Arakil , quienes han suscrito un comunicado en el que instan a "parar las expropiaciones y las obras de construcción" de la línea de alta velocidad y sus infraestructuras y estudiar la alternativa presentada por la Plataforma en favor de un tren social.

Esta aboga por "modernizar la actual red ferroviaria, impulsar el transporte de mercancías por tren, mejorar las conexiones y frecuencias con las estaciones de nuestros pueblos y comarcas, modernizar y mejorar las conexiones con el eje Atlántico y el eje Mediterráneo".

Los alcaldes han sido muy críticos con unas obras que "cada día que pasa genera más dudas en cuento a su conveniencia, su rentabilidad social, su impacto medioambiental y en lo que supondría del desvertebración del territorio foral y un aumento de despoblación en muchos lugares" por las afección en agricultura, ganadería y servicio ferroviario convencional.

A todos estos argumentos, trasladados desde hace años, se suma ahora la reformulación que ha hecho Francia de su propio Plan de Ferrocarriles, que pospone hasta al menos 2042 la construcción de la línea de alta velocidad hasta Hendaya.

Los alcaldes de Uharte Arakil, Txomin Huarte; Tafalla, Jesús Arrizubieta; Berriozar, Raul Maiza; y Castejón, David Álvarez, y la concejala de la Cendea de Olza Amaia López de Ipiña, han mostrado su "preocupación" por "la falta de una reflexión seria, profunda y sensible en cuanto a las consecuencias que para toda la ciudadanía navarra acarrearía este proyecto".

Tras alertar sobre el "despilfarro" que conlleva la obra, han insistido en las numerosas incertidumbres sobre las conexiones entre unos tramos y otros que a día de hoy existen en el trazado, del que se desconocen paradas, viabilidad, si servirá para el transporte de mercancías o solo para viajeros, y si finalmente tendrá conexión con Europa, por lo que han incidido en los beneficios de adecuar y modernizar las vías ya existentes.

Además, han apuntado algunas de las consecuencias que para cada localidad a la que representan conllevará la obra planteada, de forma que el viaducto previsto en Castejón y que "comunica con ninguna parte", según David Álvarez, "nos destroza prácticamente todo el comunal de alto valor agrícola y alta productividad, nos crea una barrera física, altera riegos, campos, la cañada real y resta hectáreas de cultivo y pastos", ha resumido.

En Tafalla, Jesús Arrizubieta ha dicho "tener claro que la estación va a desaparecer y eso nos va a aislar", aunque como representante del Consorcio de la Zona Media se ha sentido "molesto" porque este organismo (con 30 localidades miembros) todavía no ha entregado, "si es que existe", el estudio que le pidieron hace cuatro años al Gobierno sobre el impacto socioeconómico que el TAV tendrá en la Zona Media.

Por Berriozar, Raul Maiza ha reconocido que el nuevo trazado no afecta a su localidad, pero a mostrado su solidaridad como municipio al que la vía ha dividido en dos partes y como convencido en favor de un tren "social y razonable", un modelo que no es el TAV.

Txomin Huarte, alcalde de Uharte Arakil, ha alertado de que el TAV daría en la localidad "otro tajo" (en referencia al corte que ahora ya suponen la vía actual y la autovía, entre otras infraestructuras que atraviesan la localidad) que "dificultaría aún más la relación del entorno natural con los campos y el entorno social", tanto en el pueblo como en el corredor de la Sakana.