Hubo un gran ausente en la toma de posesión de ayer: el consejero de Hacienda, José Luis Arasti. Debía estar junto con el resto de sus colegas sobre la tarima del Salón del Trono, pero tuvo que aguardar sentado en la primera fila de autoridades. Todavía es delegado del Gobierno en Navarra y hasta que el Consejo de Ministros no le cese no podrá asumir la cartera de Hacienda. Así que ayer se conformó con verlo todo desde la primera fila.

Preguntado por este periódico, prefirió no hacer declaraciones. Apeló al respeto a los tiempos institucionales y señaló que su situación se resolverá, presumiblemente, a finales de mes. Será entonces cuando, supuestamente, el Consejo de Ministros acceda al cambio y también cuando se produzca el primer consejo de Gobierno de Navarra.

Ni él ni el Gobierno dudan de que los tiempos serán estos. Pero lo cierto es que los ejecutivos en funciones –como el de Pedro Sánchez ahora mismo– tienen por ley muy limitadas sus funciones. Teóricamente, deben despachar únicamente los asuntos ordinarios, razón por la que suele ser una época en la que no se designan nuevos altos cargos. Pero hay precedentes de nombramientos similares.

Reacciones

CCOO aplaude el nuevo gobierno

Fiscalidad más justa. El sindicato CCOO aplaudió ayer el pacto alcanzado entre las tres fuerzas políticas que conforman el nuevo Ejecutivo foral y que “el acuerdo haya primado ante los legítimos intereses de cada partido” en favor de conformar “un gobierno plural y de progreso que será beneficioso para la mayoría social de Navarra”. A juicio de la central, “es más importante que nunca que el próximo gobierno ponga en el centro las necesidades de las personas navarras, adoptando políticas que mejoren la economía de las familias, generando empleo de calidad y un modelo de fiscalidad más justo”.