Hay una batalla soterrada en las protestas contra la ley de amnistía y, por extensión, contra la investidura de Sánchez. La derecha está movilizada y agitada como nunca contra el nuevo Gobierno del PSOE y Sumar, pero también sumida en una pugna interna por ver quién encabeza ese movimiento. Un liderazgo que se disputan en la calle el PP y Vox, y que ha acabado arrastrando a UPN a unas protestas que, al menos en Navarra, están capitalizando mejor los populares.

La foto del pasado domingo en la Plaza del Castillo fue elocuente. Unas 4.000 personas congregadas en torno al presidente del PP en Navarra, con los dirigentes de UPN relegados a una tercera fila. Tampoco Vox pudo captar protagonismo con su movilización posterior frente a la sede del PSN. Un dibujo que refleja el estado de ánimo de la derecha ahora mismo de cara a una legislatura que acaba de comenzar, y en la que la apuesta regionalista por acercar posturas con el Gobierno foral se han visto dinamitada por la polarización política que llega desde Madrid.

UPN se ha quedado a medio camino entre la oposición útil que planteó al inicio del curso político y la oposición frontal que promueven Vox y el PP contra el PSOE en todas las instituciones, sin distinción. Lo que imposibilita cualquier tipo de encuentro entre los regionalistas y el Gobierno foral en materias como los presupuestos o la reforma fiscal, que más allá de la posición final que pueda tomar UPN –este martes se reúne con responsables de Hacienda para analizar la reforma fiscal–, sigue teniendo a EH Bildu como principal socio parlamentario.

Es más, la distancia entre la mayoría de Gobierno, y en especial del PSN, con el partido de Javier Esparza cada vez es mayor, y apunta también al Ayuntamiento de Pamplona. La posición de la derecha en general, y la de UPN en particular, que este sábado volverá a respaldar una nueva manifestación contra la investidura de Sánchez, hace inviable cualquier tipo de colaboración en el Consistorio de la capital, abonando la posibilidad de una moción de censura.

UPN culpa al PSOE

En ese escenario, Esparza defiende la presencia de su partido en los actos contra la amnistía y responsabiliza al PSN de generar crispación y enfrentamiento. “UPN está con la dignidad de los que no se venden ni por siete votos ni por nueve votos”, justifica el presidente del partido, que defiende que su posición es la misma que la de destacados exdirigentes del PSOE como Felipe González y Alfonso Guerra, y también la de exdirigentes del PSN como José Antonio Asiáin y Federico Tajadura.

De hecho, a juicio de Esparza, son los socialistas quienes están fomentando el clima de tensión y confrontación política. “Se nos está insultando, se nos está excluyendo, todo para justificar sus pactos con los amigos de los violentos, con los comunistas y con los tibios. Ahora los socialistas van repartiendo los carnés de buenos y malos en Navarra”, lamenta Esparza, que pese a todo desvincula la investidura de Sánchez de posibles acuerdos en el Parlamento foral.

Pero esa no es una duda que recorra el PP, que saca pecho tras las movilizaciones del domingo y que por primera vez se ve marcando el paso de la derecha en Navarra. Las elecciones generales de julio ya le dejaron por encima de UPN, y ahora son ellos quienes protagonizan las protestas y definen el argumentario. “Fue una jornada histórica que se vivió desde la serenidad, desde la firmeza y también desde el pacifismo”, celebra el presidente del PPN, Javier García, que agradece “a las más de 9.000 personas” su presencia en la convocatoria del PP “para decir a Sánchez basta ya, que Navarra no se rinde”. Los populares apuestan a una legislatura corta en Madrid y no van a dar tregua en una espiral que poco a poco está eclipsando a UPN.

La mayoría política defiende en Navarra el nuevo Gobierno

En medio del ruido casi permanente que la derecha está generando en torno a la investidura de Pedro Sánchez, los grupos parlamentarios que sostienen al Ejecutivo foral recuerdan que hay una mayoría política en Navarra que respalda la formación del nuevo Gobierno en España, así como la ley de amnistía para los encausados por el procés independentista catalán.

Una defensa que asume en primer persona y de forma firme el PSN, que pese a las duras críticas, e incluso insultos, que viene recibiendo los últimos días insiste en su apuesta por una mayoría progresista también en Madrid. “Habrá un Gobierno progresista, un Gobierno liderado por Pedro Sánchez, que fomente la convivencia, que trabaje en profundizar y avanzar en derechos y libertades para todos los españoles y las españolas, que fortalezca los servicios públicos y que fomente también la igualdad de todos los españoles”, subraya su portavoz Ramón Alzórriz, que advierte de que la alternativa es un Gobierno del PP con la ultraderecha. “Más derechos es menos derechas”, afirma.

En defensa del acuerdo sale también EH Bildu, cuyos votos vuelven a ser determinantes en Madrid y que defiende abiertamente la necesidad de la amnistía. “Nos parece una medida positiva, que no sólo va a favorecer la investidura de un candidato, sino que va mucho más allá, va a permitir una situación de intentar solucionar un conflicto político que nunca debía haber llegado a procesos de judicialización”, afirma Adolfo Araiz, que recordó que es “al poder legislativo” a quien le corresponde “establecer el marco de las leyes”, más allá de que puedan gustar o disgustar a los distintos estamentos políticos y judiciales. “Eso es lo que yo creo que no se está entendiendo adecuadamente”, afirma.

Por parte de Geroa Bai, la parlamentaria María Solana defiende que es “legítimo y prácticamente obligatorio dialogar”. “El diálogo entre formaciones distintas es democrático y sano, y es efectivo. Solo a partir del diálogo se puede llegar a acuerdos. Solo el diálogo ha sido lo que ha posibilitado conformar un Gobierno”, argumenta Solana.

Por parte de Contigo-Zurekin, su portavoz, Carlos Guzmán considera “muy buena noticia para el conjunto de españoles” que se vaya a configurar un Gobierno en España porque “la alternativa a ese gobierno progresista son las tinieblas”. “Lo estamos viendo estos días en las movilizaciones que se están produciendo en Madrid, las que se están produciendo aquí en el Paseo de Sarasate, en las que vemos cómo se mezcla la simbología franquista con las consignas ultras que nos hacen retrotraernos al blanco y negro y a tiempos que creíamos que en nuestro país estaban ya de pasados”, defiende.