Sobre el papel, era un acto de UPN contra la moción de censura en el Ayuntamiento de Pamplona. En la realidad, terminó como un acto acaparado por PP y Vox -y lo que queda de Ciudadanos- y convertido en la última batalla de una guerra más amplia y más larga: la de toda la derecha estatal contra Pedro Sánchez, el PSOE y la gobernabilidad del Estado.

La situación de la ciudad fue lo de menos. Si hay o no Presupuestos, si tal o cual proyecto se va a paralizar, si la gente vive mejor o peor. Eso quedó en un segundo o tercer plano. Porque Iruña propició el mejor escenario para insuflar aire a la estrategia de la calle, la misma que PP y Vox arrancaron hace un mes en las plazas y frente a Ferraz y que necesita combustible para mantener la llama en la derecha sociológica, cada vez más apagada. Y en ese sentido, Pamplona era un caramelo.

El acto de UPN permitió tiros de cámara generosos para el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo -el gran protagonista de la mañana-. Vox pudo colocar su mensaje más agrio contra Sánchez por boca de su alto cargo territorial más importante, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo. Los cánticos los hemos escuchado por la tele: “Puigdemont a prisión”; “PSOE, traidores”; “¡A por ellos, oé!”. Hasta Ciudadanos tuvo su momento de gloria. Todos ellos abandonaron Pamplona después de comer, tras otra mañana de oposición a Sánchez. Trabajo hecho.

Aquí se queda una dirección de UPN enrabietada que volvió a exhibir su tono más duro contra los socialistas. Con Miguel Sanz y Yolanda Barcina en primera fila, donde corearon -con la complicidad de Cuca Gamarra y Feijóo- los viejos lemas de 2007 remozados para la ocasión: “Pamplona no se vende”.

La moción es directamente imperdonable, como dijo la todavía alcaldesa Cristina Ibarrola, que en un momento celebró haber “ganado la calle”. Quizá sea el anticipo de que UPN baraja importar la estrategia de la calle caliente de PP y Vox. Pero ayer hacía mucho frío y ahora mismo los regionalistas no tienen, por sí mismos, capacidad para la protesta dura sostenida en el tiempo. Ni es su registro ni tendría éxito con el partido en turbulencia interna, como quedó de manifiesto el sábado en una asamblea de ambiente muy tenso pese a que tenían a huevo ofrecerse como las víctimas de una confabulación. El PP navarro está muy atento a todo. Lo de ayer fue una tregua en el conflicto soterrado -otra derivada- que mantiene la derecha foral por la hegemonía del espacio. Esto es obvio.

La mañana, de más a menos. Plaza Consistorial mucho más vacía que en chupinazo con lluvia. Ambiente gélido. La primera en hablar fue Ibarrola. Discurso larguísimo que dejó todavía más fríos a los asistentes. Es como si a la exalcaldesa le costara transmitir y conectar con la gente. Incluso el día que la arropan, inspira cierta distancia. Volvió a las quejas más amargas. “No os vamos a perdonar ni vamos a olvidar haber vendido Pamplona”, lanzó a los socialistas navarros. Y al presidente del Gobierno le mandó un mensaje con las tripas: “Pedro Sánchez es lo peor que le ha pasado a este país”.

Esparza no desaprovechó la oportunidad de poder hablar a una protesta callejera multitudinaria. Necesita reforzar su posición como el comer. Habló del “fascismo abertzale” y aseguró que esto no le “saldrá gratis a Sánchez”. “Navarra no olvidará esta traición”, dijo con gravedad. Qué implicaciones tiene reafirmarlo tantas veces es una incógnita. Y no pudo más que prometer que en tres años intentarán volver a la alcaldía. Antes cambiarán muchas cosas.

La llegada de Feijóo a la plaza del Ayuntamiento de Pamplona

La llegada de Feijóo a la plaza del Ayuntamiento de Pamplona Mikel Bernués

Feijóo protagonista: llega el último entre aplausos y gritos de “presidente”

Siempre suele ocurrir lo mismo: la comparecencia ante la prensa está fijada a una hora concreta pero termina celebrándose diez, quince minutos más tarde. Ayer no fue una excepción. Era casi mediodía. Ya estaba casi todo el mundo en la plaza, esperando. Pero faltaba Alberto Núñez Feijóo, el presidente del PP. Apareció por la Plaza del Castillo, donde una nube de medios le esperaba. Llegó el último, rodeado de cargos orgánicos, diptutado y el PP navarro. Atendió tranquilamente y acaparó todas las cámaras. Terminó de hablar y enfiló hacia el Ayuntamiento. Le hicieron pasillo entre aplausos y gritos de “presidente, presidente”. Hasta llegar a la primera fila, a los puestos nobles, allí donde estuvo cercano y cariñoso con Barcina y Sanz. Y si hubo algo de distancia con los actuales cargos de UPN no fue por él sino por los recelos regionalistas.

Vuelven históricos de UPN para el acto en el Ayuntamiento de Pamplona contra la moción de censura a Ibarrola

Vuelven históricos de UPN para el acto en el Ayuntamiento de Pamplona contra la moción de censura a Ibarrola Mikel Bernués

Fue un paseo que eclipsó a los protagonistas de la mañana, no digamos a Vox o Ciudadanos. Feijóo hizo una lectura de la moción exclusivamente en clave estatal. Para él, Pamplona es “una factura”. La primera, para ser más precisos, del “pacto encapuchado” entre PSOE y EH Bildu. Y trató de explicar su visita como “una obligación demócrata, moral, constitucional y foral”.

“Es una falsedad y una afirmación miserable decir que Pamplona va a tener una alcaldía progresista, lo que va a tener es una Alcaldía reaccionaria”, arrancó Feijóo, que aseguró que “lo que va a perder el Partido Socialista es su dignidad y su memoria”. “Yo sería incapaz de darle a un partido político que ha asesinado a mis compañeros la alcaldía de la capital de Navarra”.

Vitoria, Barcelona y... Pamplona

En ese sentido, habló de Pamplona como una pieza más en el tablero. “Es absolutamente lamentable que al PPP se le haya pedido que apoye al PSOE para evitar que Bildu gobernase en Vitoria y que los independentistas gobernasen en Barcelona, y el PP le haya ha dado al PSOE ese apoyo, y ahora sea el PSOE el que da la alcaldía de Pamplona a una marca independentista y, lo que es peor, una marca heredera de una organización terrorista”.

Vox, a lo suyo: "No nos engañan, Navarra es España"

Vox, a lo suyo: "No nos engañan, Navarra es España" Mikel Bernués

Feijóo jugó la baza de ir por encima de las siglas al mandar su apoyo a UPN. Aunque en el fondo populares y regionalistas libren una batalla por el mismo espacio en Navarra. “Estamos al lado del pueblo navarro”, remarcó.

Vox, en clave interna

También Vox estuvo en Pamplona. Y no con un cargo menor: con el vicepresidente de la Junta de Castilla y León. No pueden mandar a nadie con más cargo en el mapa territorial. Juan García-Gallardo reafirmó que Pamplona es el escenario, pero que la guerra está en otro sitio. De hecho, la extrema derecha aprovechó la ocasión para poner otra pica en la particular guerra que sostiene con el PP por el liderazgo del espacio en todo el Estado. Gallardo invitó al PP a que “reflexione y rectifique” y se sume a la “oposición total” al Gobierno del PSOE y del “tirano” Pedro Sánchez.

Y la tercera pata de la derecha también vino. El eurodiputado Adrián Vázquez, cara más visible de Ciudadanos, visitó Pamplona para denunciar que Navarra es el “laboratorio” de los experimentos de Pedro Sánchez y todos sus pactos que hace en sitios oscuros”.

LA MOCIÓN DE CENSURA

La moción de censura registrada el pasado miércoles, y especialmente el acuerdo de los socialistas con EH Bildu para hacerla posible, ha llevado a los regionalistas a romper relaciones con el PSOE y a la convocatoria de esta movilización, a la que seguirá otra el próximo día 28 media hora antes de votarse la citada moción.

Hace seis meses, el 17 de junio, se constituyó el Ayuntamiento de Pamplona en una sesión que tuvo al Grupo Socialista en el foco de atención puesto que su voto favorable podía hacer alcalde al candidato de EH Bildu. Finalmente votaron en blanco y esto posibilitó el acceso a la alcaldía de la candidata de la lista más votada, UPN (9 concejales), con el apoyo del PP (2), en un Consistorio de 27 escaños.

Ahora, medio año después, las miradas se dirigen de nuevo a los socialistas, en el centro de las críticas por el acuerdo alcanzado con EH Bildu que ahora sí posibilita el acceso a la alcaldía de su candidato.