El futuro del Monumento a Los Caídos de Pamplona ha abierto una grieta en la mayoría de Gobierno, municipal y parlamentaria. Las palabras del director general de Paz y Conviviencia, Martín Zabalza, en las que criticaba la posición de las asociaciones memorialísticas partidarias de la demolición del edificio por su vinculación franquista, ha levantado la crítica de sus compañeros de Gabinete y ha azuzado el debate en torno su futuro.

Y ahí dentro del Gobierno las posiciones son discrepantes. El acuerdo programático no deja una posición clara. Solo menciona la apuesta por un “protocolo de colaboración” para afrontar “un proyecto consensuado”. Y propia Ley de Memoria Democrática da también pie a interpretaciones distintas. Así que cada partido tiene una posición diferente. Contigo-Zurekin aboga directamente por el derribo, algo que descarta el PSN, partidario de una resignificación que, señala, “no supone olvido”. Geroa Bai por su parte reclama un “consenso” político y social que tenga “garantía jurídica”, y ofrece su “colaboración” al Ayuntamiento de Pamplona, que es a quién compete la decisión.

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A la competencia municipal apela también EH Bildu, socio parlamentario del Gobierno y partido que tiene la Alcaldía de Pamplona. La formación soberanista tampoco fija una posición definitiva, ni favorable ni contraria al derribo, y aboga por “escuchar” a la gente mediante un proceso participativo. “Una consulta sería lo más apropiado”, defiende su portavoz, Laura Aznal.

Son los términos en los que se plantea un debate antiguo en Pamplona en torno a un edificio que ensalza la memoria de los golpistas del 36 y que las víctimas de represión franquista ven humillante. Pero que ha cobrado relevancia con el cambio de Alcaldía y el impulso de 26 asociaciones memorialistas que recientemente han reclamado la demolición.

LA POLÉMICA

Ha sido en este contexto cuando el director general de Convivencia ha mostrado su oposición al derribo, en términos que a juicio de las asociaciones han sido “insultantes”. En un artículo publicado la semana pasada en este diario Zabalza, calificó de “localistas, iconoclastas y minoritarias” las opciones partidarias de la demolición. Algunas asociaciones critican además que haya tomado parte activa en favor de una solución concreta, y no por una posición neutral. Algunas voces incluso han pedido su dimisión.

Zabalza no obstante recibió este lunes el apoyo de su partido, el PSN, que señala que la posición del director general es compartida por los socialistas tanto en el Parlamento como en el Ayuntamiento de Pamplona. “Resignificar no es olvidar, sino darle un nuevo contenido”, argumenta su portavoz y secretario de Organización, Ramón Alzórriz, que da un apoyo “sin fisuras” a Zabalza y que aboga por hacer con Los Caídos lo mismo que en el Valle de Cuelgamuros. “Hay gente que tiene derecho a pensar y a decir que quiere tirarlo y nosotros los socialistas también tenemos derecho a dar y a ejercer nuestra propuesta”, defiende.

EL PSN SE QUEDA SOLO

El PSN sin embargo se ha quedado solo en su apoyo a Zabalza. Geroa Bai, EH Bildu y Contigo Zurekin calificaron este lunes de “desafortunadas” las palabras del director de Paz y Convivencia, y abogaron por dar cauce a un debate social antes de tomar una posición definitiva.

Es la postura de Geroa Bai, que dirige el Departamento de Memoria en el que Zabalza es director general, y que recuerda la posición de la consejera, Ana Ollo, en esta cuestión. “El Monumento a los Caídos es el edificio de exaltación franquista más vergonzoso que hay en Navarra y hay que darle una solución esta legislatura”, defiende Pablo Azcona, que no obstante se remite al acuerdo programático para que sean las instituciones quienes alcancen “un consenso social y político” y con seguridad jurídica.

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Ahí el papel del Ayuntamiento de Pamplona es clave y su opinión, imprescindible a juicio de EH Bildu. De momento el alcalde, Joseba Asiron, evita fijar postura definitiva y apuesta por “dar continuidad al proceso ya iniciado” con el concurso internacional de ideas, del que hay siete proyectos finalistas que van desde la resignificación del edificio hasta su eliminación física.