Ernest Urtasun (Barcelona, 1982) es un hombre que transmite enseguida las dotes que ha ido labrando en su trayectoria. Diplomático de carrera, cordial y solvente al exponer sus puntos de vista, hizo un hueco en su paso por Pamplona el pasado miércoles para atender a DIARIO DE NOTICIAS en la biblioteca del Museo de Navarra, tras una apretada agenda institucional.

¿Qué sensación se llevó el ministro de su intensa jornada en Navarra? 

–Estoy visitando todas las comunidades autónomas, en el esfuerzo de acercar el Ministerio a las comunidades, pues son las que gestionan principalmente la cultura en este país. Tengo el espíritu de tratar de colaborar al máximo, y Navarra era una asignatura pendiente. Aquí se están haciendo cosas muy interesantes. Navarra se ha convertido en los últimos años en una referencia de políticas progresistas en muchos ámbitos. Su Gobierno quiso acoger el Consejo Jacobeo, en preparación a 2027, y hemos tomado algunas medidas. Además se estaba celebrando un congreso sobre Patrimonio y Sostenibilidad, donde el Gobierno foral tiene dos proyectos extraordinarios en Leyre y en el Museo de Navarra adaptando el patrimonio a la lucha contra el cambio climático, reto fundamental de la cultura, y donde Navarra está en una posición de protagonismo muy importante.

En octubre se celebrará la segunda edición de la Bienal de arte, cultura y pensamiento ‘Encuentros de Pamplona’. Su comisario, Ramón Andrés, defiende la importancia de la cultura en aras del bien común. 

–Es destacable el valor de estos encuentros, con los cuales tenemos intención de colaborar. La idea es organizar bienales climáticas por toda España, en colaboración con las grandes bienales de pensamiento. La cultura en el actual contexto europeo es la base de nuestra democracia. Después de la derrota del nazifascismo la democracia europea se construyó a partir de una cultura común, y creo que en estos momentos es la principal herramienta que tenemos de defensa de la propia democracia, de los derechos humanos y del progreso social, el hacernos fuertes en la cultura. Esa es una de las banderas desde el Ministerio, y el proyecto que lo define y lo enmarca es el Plan de Derechos Culturales, que pretende ser una herramienta fundamental para luchar contra nuevas formas de censura que están apareciendo en España y que nos preocupan mucho. Allí donde gobierna la extrema derecha se está practicando censura. Desde el Ministerio de Cultura tenemos muy claro que queremos combatir esos fenómenos, porque es nuestra obligación.

“En Navarra se están haciendo cosas muy interesantes; se ha convertido en una referencia de políticas progresistas”

¿Y eso cómo se hace?

–Caso por caso. La lucha contra la censura no se realiza con una receta horizontal para todos. Por ejemplo, en Huesca se canceló el Festival Periferias de música por parte del gobierno autonómico, y hemos impulsado con otros ayuntamientos uno nuevo de carácter multidisciplinar que se llamará Extrarradios. Otra ha sido en el Ayuntamiento de Orihuela, en Valencia, al retirar el Premio Miguel Hernández, anual. Hicimos una intervención política de exigir que se repusiera ese galardón, y lo logramos. En la obra ‘Altsasu’ nos movilizamos inmediatamente, y logramos que pudiera continuar... Hay una obligación política de intervención del Ministerio ahí donde vemos censura de la extrema derecha. Forma parte, creo, de ese combate esencial de la cultura como un pilar fundamental de la democracia. Defender la cultura hoy es defender la democracia.

En su vocación descentralizadora, ¿hay una hoja de ruta para traer obras o articular trabajo en común?

–Lo primero que hice cuando llegué al Ministerio fue llamar a los consejeros de Cultura de todas las comunidades autónomas para trasladarles la plena voluntad de cooperación. El trabajo de este Ministerio no puede entenderse sin la cooperación con las comunidades, que tienen las competencias principales. Tenemos una obligación de hacerlo clarísima. Me ha sorprendido ver que he sido el primer ministro de Cultura que ha pisado algunas consejerías. Tenemos muchísimas iniciativas conjuntas en marcha. Uno de los proyectos importantes es un mapa de equipamientos culturales en España. Necesitamos ejercer un papel de coordinación y ver cómo esos equipamientos permiten que la cultura llegue a todos los rincones del país. Tenemos esa obligación, y solo lo podemos hacer colaborando con las comunidades. 

Con las comunidades como la nuestra, con dos lenguas, ¿cuál es la intención?

–Una de las fortalezas culturales de nuestro país es el plurilingüismo. Es nuestra obligación promoverlo, no solo las lenguas cooficiales, sino también las que tienen un reconocimiento estatutario. Tratamos de reforzar la creación cultural en lenguas cooficiales. Nos preocupa mucho la caída del uso social de algunas lenguas, el catalán es una de ellas, pero no solo. Tenemos la obligación de promover la creación cultural en euskera, catalán, gallego y en las demás lenguas. Por ejemplo mediante un fondo específico de la cinematografía para la producción audiovisual, pero también estamos empezando a abrir convocatorias literarias, por ejemplo. Tenemos un deber de protección de esa creación que estamos tratando de promover al máximo posible.

Hablaba de la cultura como herramienta democrática. Ha anunciado el inicio de la ilegalización de la Fundación Francisco Franco.

–La ley de Memoria Democrática de 2022 es muy clara. Será causa de extinción de fundaciones el enaltecimiento de los líderes del golpe de Estado o del régimen, o la humillación de las víctimas. En aplicación de la ley hemos abierto un procedimiento para que en última instancia, mediante un juez, se proceda a esta extinción. Estamos acumulando información para nutrir un expediente que pueda ser remitido a un juez. Creo que era una obligación como ministro. 

“Allí donde gobierna la extrema derecha se está practicando censura. Es nuestra obligación combatir esos fenómenos”

Otro asunto destacado ha sido el fin del Premio Nacional de Tauromaquia, en la idea de no promocionar la tortura animal. 

–Hay una línea del Gobierno en defensa del bienestar animal. De hecho aprobamos en la legislatura anterior una ley clarísima al respecto. Yo tomé una decisión plenamente alineada con esa orientación del Gobierno. Creo que en 2024 una mayoría de la sociedad española no concuerda con el maltrato animal, y que menos se entiende aún que esas formas de maltrato tengan premios además dinerarios. Desde esa convicción no solo personal, sino que creo conectada a la mayoría de la sociedad española, he tomado una decisión que una mayoría ha entendido perfectamente.

Hay ya una cuenta atrás en Catalunya con la hipótesis de una repetición electoral. Se especula si esta conduciría a unas Generales. ¿Cómo lo ve?

–Mi convencimiento personal es que habrá legislatura larga y Presupuestos. Estoy firmemente convencido, porque la mayoría democrática plurinacional y progresista que constituimos tiene aún mucho recorrido por delante. Ha habido una apuesta del Partido Popular por una legislatura corta y una caída del Gobierno en el corto plazo, y les ha salido mal, porque el señor Feijóo planteó las elecciones europeas como un plebiscito, y lo perdió. Hay una mayoría social a favor de la continuidad política. En Catalunya creo que debemos avanzar ineludiblemente hacia una mayoría de izquierdas y progresista, porque es el mandato de las urnas. Pero independientemente de lo que ocurra allí estoy convencido de que tendremos estabilidad parlamentaria y Presupuestos. Creo que la legislatura todavía va a durar mucho, y que probablemente llegue hasta el final.

Sorprende el contraste entre las críticas a los términos de la renovación del CGPJ de fuerzas de la mayoría del Gobierno y el aval de Sumar. 

–Es que es intolerable que el PP haya boicoteado la renovación durante cinco años. Esto es inaudito en Europa. La derecha se cree que el poder es suyo, y cuando no gobierna no tiene que cumplir los mandatos constitucionales, y eso es profundamente grave. Dicho lo cual el desbloqueo es positivo, se ha pactado también entre socios de Gobierno. Los diez vocales propuestos por el bloque progresista están acordados entre el PSOE y Sumar, y eso quiero remarcarlo. No podíamos tener la Justicia en esta situación. Había que ir a una renovación, pero no es suficiente, hay que ir mucho más allá.

¿De qué manera?

–Por ejemplo, una asignatura pendiente es la democratización del acceso a la carrera judicial, que sigue excesivamente elitizada, como muchos otros cuerpos de la Administración. Soy diplomático de carrera y conozco esto bien. Necesitamos seguir avanzando en regeneración democrática, lo hemos prometido, y el propio presidente lo dijo. Y es muy importante la derogación de la ‘ley Mordaza’, que sigue aún pendiente.

“En el Ministerio nos preocupa mucho la caída del uso social de algunas lenguas, el catalán es una de ellas, pero no solo”

¿Y ante la Ley de Secretos Oficiales? 

–Quiero hacer una labor muy importante en archivos. Estamos estudiando impulsar una nueva ley de archivos, porque necesitamos ordenarlos y que sean al máximo accesibles para el conjunto de investigadores y de la sociedad. El Ministerio de Asuntos Exteriores, por ejemplo, ha ido abriendo documentos en los últimos años, pero hay que ir mucho más allá, sí, sí.

¿Encuentra cerrazón? El PSOE no termina de avanzar ni en esto ni en la ‘ley Mordaza’.

–En muchas cuestiones siempre tenemos la sensación de ejercer un poco de motor del Gobierno. Los grandes avances en los últimos años siempre tienen nuestra marca, con la subida del salario mínimo, con los ERTE, la reforma laboral. Ahora con el ministro Bustinduy estamos en una pelea muy importante con los permisos retribuidos en la gran revolución de los cuidados que tiene todavía que hacer este país. En materia de Cultura también tengo la sensación de estar abriendo debates. Ha mencionado la tauromaquia, pero también estamos hablando de la mirada poscolonial en los museos y de muchas otras cosas. 

Concretando sobre el Estado plurinacional. La financiación singular en Catalunya levanta ampollas en comunidades de régimen común. 

–Tenemos que huir de la confrontación de territorios. Todas las comunidades merecen una buena financiación de los servicios públicos. El sistema está caducado y hay que renovarlo. Catalunya tiene su singularidad, recogida en su Estatut vigente, que lo establece en la financiación. Además gestiona competencias que no gestionan otras comunidades. Ello es perfectamente compatible con atender las demandas de infrafinanciación de Valencia, y hacer una nueva financiación general. Hablamos del reparto de recursos, pero también tenemos que hacerlo sobre qué cantidad de recursos disponemos. Es muy importante la fiscalidad justa. No sirve de nada exigir una buena financiación si después la Comunidad de Madrid se dedica, por ejemplo, a eliminar el impuesto de sucesiones de patrimonio y a reducir los tramos altos de IRPF para hacer dumping fiscal a toda España. El Estado tiene que intervenir en la fiscalidad de las grandes multinacionales, que siguen sin pagar lo que deben, aunque hemos aprobado un 15% de impuesto efectivo en la aplicación a una nueva directiva europea, y tenemos la obligación de luchar contra los paraísos fiscales o el blanqueo de capitales. Tan importante es repartir bien los recursos y dotar bien a las comunidades, como trabajar una fiscalidad que garantice esos ingresos.

Asistimos a una situación como la de Gaza, y al crecimiento de la extrema derecha y la desinformación.  

–El riesgo principal al que nos enfrentamos es al hundimiento del sistema jurídico y político que nació tras la Segunda Guerra Mundial. Los conflictos se multiplican por el desprecio total y absoluto al derecho internacional. La invasión rusa ilegal de Ucrania es un ataque imperialista descarado en plena vulneración de la carta de Naciones Unidas, y la agresión de Gaza, que se está convirtiendo en un auténtico genocidio.

“Nos enfrentamos al riesgo del hundimiento del sistema jurídico y político que nació tras la Segunda Guerra Mundial”

En un caso el Gobierno envía financiación militar y en otro hace diplomacia. Se percibe una asimetría.

–Desde luego, y creo que por lo menos desde Sumar tenemos claro que siempre hay que estar del lado del multilateralismo y del derecho internacional. Eso, a nuestro entender, significa estar con el pueblo ucraniano, con el palestino, y con el saharaui. Esos tres pueblos que están en estos momentos sufriendo en carne viva la vulneración del derecho internacional y del sistema de Naciones Unidas. Defender ese sistema solo puede pasar a través de una voz europea, autónoma y fuerte, capaz de tener un peso en el nuevo concierto de las naciones que se está dibujando. Un mundo mucho más multipolar con muchos más riesgos. Europa en los próximos años tiene que decidir que pese en favor del multilateralismo, o ser espectador pasivo cuando no parte del menú de la nueva confrontación de grandes potencias. Y para que Europa sea creíble, no puede seguir aplicando dobles estándares a los conflictos en función de sus intereses. Y con Gaza no está actuando como debería.

¿Y el Gobierno español? Sumar se puede plantear un ultimátum, por ejemplo sobre el Sáhara.

–Estoy muy orgulloso de lo que está haciendo el Gobierno del que formo parte con la cuestión palestina, creo que estamos siendo el más valiente; es verdad que avanzando en función de las exigencias de Sumar. Acabamos de nombrar a las dos personas que van a representar a España en la Corte Internacional de Justicia por genocidio en Gaza. España se ha personado porque Sumar lo lleva exigiendo desde hace mucho. También es muy positivo el reconocimiento del Estado palestino, que introdujimos en el acuerdo de Gobierno. Creo que España se ha situado en el lado correcto de la historia defendiendo al pueblo ucraniano, y donde tenemos una discrepancia importante es con la cuestión saharaui. Si en Palestina y en Ucrania estamos defendiendo el derecho, en el Sáhara se está permitiendo su vulneración, y en eso el Partido Socialista y Sumar tenemos una diferencia conocida.

“Tenemos mucha legislatura por delante” 

Además de ministro de Cultura, Ernest Urtasun se ha ido forjando protagonismo en los últimos meses a partir de su labor como portavoz de Sumar, formación que vive un momento delicado.

¿Qué autocrítica debe hacer Sumar tras el 9-J?

–Evidentemente los resultados no fueron buenos, las elecciones se produjeron en un contexto de polarización que se planteó entre el Partido Socialista y la extrema derecha, y mucho voto útil fue para el Partido Socialista como un refugio para parar a esa extrema derecha, y probablemente nuestra capacidad de explicar lo que estábamos haciendo en el Gobierno se vio con más dificultades.

Se venía de correctivos en comicios autonómicos. El ciclo de polaridad va a continuar. 

–Creo que tenemos que hacer dos cosas. Centrarnos en gobernar, que es lo que ha dicho la vicepresidencia Yolanda Díaz que quiere hacer, porque la gran fortaleza del proyecto de Sumar, y el éxito que tuvimos el 23-J es que la ciudadanía nos perciba como una fuerza útil de Gobierno con capacidad de mejorar las condiciones de vida de la gente. Eso tenemos que seguirlo haciendo, saberlo explicar y ampliar ese campo de derechos. En segundo lugar tenemos un reto organizativo. Ver de qué manera podemos reforzar el proyecto de Sumar con todos los partidos que lo conforman donde todo mundo se sienta partícipe. Ese segundo reto es tan importante como el primero. Tenemos mucha legislatura por delante, y esos dos retos son esenciales: gobernar mejor y reforzar organizativamente el proyecto.

Con el riesgo de que el Partido Socialista capitalice la incidencia de Sumar...

–Ese siempre es un riesgo, pero tengo la sensación de que la gente sabe perfectamente cuáles son los avances que Sumar ha situado en la agenda. Hace días, por ejemplo, leía que ha habido una caída de los trabajadores pobres en España de un 40%. Eso es gracias a la subida del salario mínimo. Nuestra agenda de transformaciones tiene que ser cada vez más ambiciosa, y en eso vamos a trabajar, porque para eso estamos en el Gobierno.

 En su visita a Navarra pudo reconectar en lo personal con sus raíces familiares.

–Mi abuelo era de Abárzuza, emigró a Catalunya en los años sesenta, y tengo recuerdos de pequeño de visitar Abárzuza, Estella, el Castillo de Olite, una gran riqueza patrimonial. Siempre es un placer venir a Navarra, donde están los orígenes de mi abuelo.