En algunos escaños de la oposición, la degradación lingüística carece de límites para su desvergüenza. Este miércoles, en otro desabrido pleno de control en el Congreso fatídicamente lo demostró el diputado madrileño del PP Jaime Miguel de los Santos. Sin frenillo ni pudor alguno en su oratoria, aseguró con voz enérgica que el PSOE “acabará convertida en una confederación de puteros”.

A semejante vilipendio llegó este reconocido representante de la infantería ayusista mientras reiteraba por enésima vez esa incisiva pregunta que tanto gusta a su partido relativa al posible desembolso de gasto público que supone la contrastada facilidad del exministro Ábalos y del fétido clan Koldo para contratar mujeres de compañía. Escuchada la malévola profecía, la Cámara enmudeció de inmediato. Hasta algunos compañeros de bancada dieron un respingo. En medio de la conmoción por el sonoro disparate, ni siquiera se recuerda qué contestó la interpelada ministra de Igualdad. Afortunadamente para el mínimo decoro parlamentario, el presidente en funciones anunció minutos después que el infame improperio quedaría borrado del diario de sesiones.

Las algaradas han tomado las Cortes. Las interrupciones son el pan de cada miércoles. Uso de moneda común. Las acusaciones difamatorias, cuando no las insinuaciones vejatorias, también campan a sus anchas por bocas deslenguadas, en su mayoría asociadas al mismo lado, es decir al del PP-Vox. Por eso, a mediados de marzo, la caldera hervía a borbotones entre sus señorías en medio del indicativo acuerdo entre el Gobierno y Junts por el reparto de menores inmigrantes y de las discrepancias entre socialistas y Sumar –que no tanto Yolanda Díaz– por el gasto en defensa.

BRONCO ESCENARIO

Por tanto, rienda suelta al zafarrancho de combate entre las dos trincheras, que cabalgan cada vez más enconadas. En definitiva, ese bronco escenario al que no se sintió ajeno tampoco el particular duelo entre los independentistas catalanes. No se recordaba entre los escasos veteranos de la tribuna de prensa un golpe tan nítido y contundente al mentón de un diputado a otro como el que lanzó Gabriel Rufián a Miriam Nogueras y su grupo por su doliente deslealtad en la búsqueda de soluciones a la endiablada situación de los Rodalíes. En ERC cada día sienten más recelo por el clímax entre Gobierno y Junts. En uno de los corrillos, la vicepresidenta Montero no tuvo empacho en admitir que “desde el parón de Navidad, cada vez nos entendemos mejor y hay una mayor sintonía”. Ante semejante coyuntura tan adversa, el PP persigue su rato de gloria retando a Sánchez y a sus ministros. Lo hace, incluso, sorprendiendo al respetable. Le tocaba a Feijóo abrir plaza en un día donde el famoso 2% del PIB para defensa estaba en boca de todos. Empero, el líder gallego se interesó por las presiones del Gobierno a Vivendi para ver si descabalgan al presidente armenio de Prisa y de este modo es más fácil reunir el dinero suficiente por la vía de Telefónica para poner una televisión al servicio de La Moncloa. Pinchó el presidente de los populares.

Sánchez lo esquivó alegando que España lidera el crecimiento de la UE, que ha crecido el empleo, que se ha favorecido la lucha contra el cambio climático y que los más desfavorecidos ven crecer el SMI. Abucheos.

SMI

Hacienda va al choque. El Ministerio de Hacienda vetará la semana que viene la proposición de ley que presentó Sumar para eximir de tributación el salario mínimo interprofesional (SMI), con el objetivo de impedir su tramitación, según fuentes del ministerio. Desde Sumar aseguran que levantarán el veto en la Mesa del Congreso, lo que es posible uniendo sus votos a los del PP, que tiene registrada su propia proposición de ley con el mismo objetivo, al igual que Podemos.

Semejante evasiva no fue una excepción. Cundió el ejemplo. El PP se desfondaba ahondando en las discrepancias del gobierno, pero acabó dándose contra la pared en medio del alboroto y de las constantes interrupciones por las respuestas eran brindis al sol. El ambiente se enrarecía. El sustituto provisional de Armengol tiene en el radar a todos los diputados reventadores y por eso no duda un segundo en parar la sesión y reconvenir hasta con la amenaza de expulsión. Rafael Hernando, del PP, lidera este singular top ten. Este diputado se revuelve cuando escucha por ejemplo que una pregunta sobre defensa acaba respondida con una alusión a los derechos de los niños. Como pasó ayer.

LA SUMISIÓN DEL PP

Ocurre que en el argumentario socialista del día se había fijado una idea clara: contrarrestar toda alusión a las discrepancias internas sobre el gasto en defensa remitiendo a la claudicante sumisión del PP en la Comunidad Valenciana en favor de Vox. A partir de ahí, cada ministro no se salió del guion, como era de esperar.

Eso sí, nadie como Félix Bolaños para cumplir a rajatabla la consigna monclovita. Su cruce de invectivas con Álvarez de Toledo merece encuadrarse en el manual maquiavélico. Queda la duda de si un ministro de Justicia tiene que refugiarse en insinuaciones para demoler al rival. En realidad, cuando se asiste a luchas tan despiadadas, todo vale y así luce el denigrante espectáculo.