Goretti Sarasibar (Pamplona, 1975) ha regresado unos días a su ciudad natal invitada por Yala Nafarroa tras una intensa experiencia de acción política. Participante en la Global Sumud Flotilla fue detenida por el ejército israelí junto con el resto del cerca de medio millar de activistas que se dirigían a Gaza con medio centenar de barcos, y que fueron interceptados. Este es su testimonio.

¿Qué le llevó a enrolarse en la flotilla a bordo del ‘Estrella y Manuel?’

–En Pamplona siempre ha habido bastante conciencia del conflicto palestino, hace 35 años, ya en la época de la Intifada ya había manifestaciones. Siempre he seguido el conflicto, se está llegando a un límite en el que si no hacemos nada nadie iban a exterminar a una población entera. Y alguien tenía que ir. Vivo en Lanzarote, pertenezco a la plataforma Lanzarote con Palestina, y quería hacer algo más. Surgió la oportunidad, llevo años trabajando en temas relacionados con el mar, como salvamento marítimo, me apunté y fui una de las seleccionadas.

 Con incertidumbre y temor a medida que se acercaban a Gaza…

–En Túnez ya se dejaron ver, con dos artefactos incendiarios desde dos drones, y en aguas griegas los drones descargando durante horas.

La flotilla ha sido una acción publicitaria efectiva. La detención contribuyó a generar un altavoz.

–La misión tenía tres objetivos. Uno era llevar ayuda humanitaria, ojalá hubiéramos podido entrar, pero ya contábamos con que seguramente nos detendrían.

Los barcos tampoco tenían un porte para una gran carga.

–Había veleros muy pequeños y los habríamos hundido. Los otros dos objetivos eran más importantes. Uno, la visión mediática , visibilizar el conflicto, y que la gente fuera consciente de lo que estaba ocurriendo. Otra, ojalá se hubiera conseguido, era dejar abierto un corredor de ayuda humanitaria. Lo realmente importante era eso. Llevamos toneladas de ayuda, yo la vi toda junta antes de cargarse en los barcos y era un montón, dividida en función de la capacidad de los barcos.

Todos con su cargamento se quedaron confiscados la noche de la detención. Ahí se quedaron.

–Ahí seguían hace unos días, porque miramos la posición y continuaban en Israel, en el mismo puerto.

La presencia de Greta Thunberg o de Ada Colau reforzaba su comunicación.

–Y no solo eso, generaba un cierto escudo también, porque no es lo mismo hundir un barcos en el que estemos usted o yo, que no nos conoce nadie, a hundir un barco en el que está Greta, Ada, Mariana, que es diputada en Portugal, Celeste, diputada en Argentina… Desgraciadamente hay vidas que valen más que otras.

“La presencia en la flotilla de Greta Thumber o Ada Colau reforzaba nuestra comunicación y generaba cierto escudo también”

La madrugada del 2 de octubre llega el abordaje. Su detención coincide cuando el plan de Trump empieza a coger carrerilla.

–Estaba habiendo tal revuelo a nivel mundial que necesitaban desviar un poco la atención, y la mejor manera es este supuesto alto el fuego, pasado mañana harán otra vez lo que les dé la gana. Me da miedo que estén reagrupando a la población para volver a bombardear. Ojalá me equivoque, pero es algo que han hecho siempre. A mí me suena a trampa, a que en cuatro días van a sacar la excusa que quieran, ya están con la que no devuelven los cadáveres cuando hay miles, no se sabe ni cuántos palestinos desaparecidos bajo los escombros; ponte a buscar si hay algún muerto israelí, es imposible, pero ya tienen la excusa para volverla a liar. Ojalá me equivoque.

El abordaje fue paulatino.

–Solo quedaba una noche porque teníamos la hora estimada de llegada a las diez de la mañana del día siguiente a Gaza. Los radares detectaron por la proa una formación de entre diez y doce barcos. Hubo un poco de tensión, porque en redes había grupos de colonos civiles que decían que iban a salir a nuestro encuentro, y les teníamos casi más miedo. Los militares tienen una formación y unas órdenes, y en principio suponíamos que la orden no era matarnos. Pero a algún colono igual se le iba la pinza y acaba con todos.

Solo eso ya es un estrés grande. ¿Cómo fue el trato aquella noche?

–Antes de que entrasen en el barco generaron olas, a mayor tamaño del barco que viene y a mayor velocidad la ola es más grande. Nuestro barco era de pesca, con las olas se caía todo, nos lanzaron cañones de agua, en nuestro caso hacían daño. Fueron horas así, y pensamos: que Dios nos pille confesados. Pero al ponernos todos en la proa con las manos en alto nos tranquilizó un poco al estar todos juntos. Ellos iban full equip, armas largas, cortas, gafas de visión nocturna…

Para entonces ustedes habían tirado todo el material electrónico.

–Los móviles sí, no había nada que ocultar, simplemente estaban todos tus datos personales, tu correo electrónico, tus cuentas, todos los contactos, mensajes, vosotros por ejemplo nos escribisteis, estaba todo ahí, yo no tengo por qué cederle todos mis datos a nadie. Fue proteger nuestros datos.

“Estaba habiendo tal revuelo a nivel mundial que necesitaban desviar un poco la atención con este supuesto alto el fuego”

Y les llevaron a puerto.

–Durante el camino nos dejaron ir al baño, beber agua, comer frutos secos. Cuando entraron rompieron con la culata las cámaras, para que no hubiera imágenes. Nos sacaban fotos, nos ofrecieron unas bolsas con carne seca, pero con un cámara al lado. Buscaban la foto de cordialidad en el camino, y ahí no fue tan mal.

¿Y en el puerto?

–Ahí peor, eran policías. Estuvimos hora y media al sol esperando a desembarcar, fue poner un pie en tierra y empezaban a empujar, en mi barco había cuatro malayos, les trataron fatal, de hecho dijeron que a uno de ellos le habían roto un brazo y creo que fue en el puerto. No estoy muy segura, porque nos separaron a hombres y mujeres y no le he vuelto a ver. Después de horas en una campa de asfalto, sin podernos mover, nos llevaron uno a uno. Era todo el rato intentar humillarte. Me metieron en una especie de probador de ropa, había dos chicas, una militar y otra policía o guarda. La militar estaba empeñada en desnudarme del todo y la otra, como escandalizada, le decía que no.

Era discrepancia real.

–Sí, sí, me dejaron en braga y sujetador porque esta se negó y era muy violento.

Y de ahí a prisión.

–Nos tomaron la primera declaración tras varias horas, intentaron que firmáramos papeles en hebreo, a lo que nos negamos. Trataron que les dijese que yo había entrado de forma ilegal al país y yo les decía que estaba navegando en aguas internacionales, que había sido asaltada contraviniendo el derecho internacional, y que no reconocía ningún delito. Que las aguas territoriales son las 12 millas más próximas a la costa y había sido asaltada a 40 millas. Me dijeron que se había establecido un bloqueo y les respondí era ilegal, porque se han quedado con 120 millas, 108 millas del mar Mediterráneo se las han apropiado porque sí. De allí nos pasaron a un furgón de traslado, en el que estuvimos no sé cuántas horas. Yo entré de día, con la luz apagada y sin aire acondicionado, se hizo de noche y pusieron la luz muy intensa, y el aire a tope.

¿Sintieron cobertura del Estado español en prisión?

–Un equipo consular fue a la cárcel, nos dejaron verlo tres minutos de reloj. Las celdas daban a un patio, no nos dejaban salir al patio, pero este existía. Era un complejo gigante, había fuera un montón de jaulas, nos llevaron a una veintena de españoles, un poco más de la mitad de los que estábamos, a una donde había cuatro personas del equipo consular. Supimos que llevaban esperando para poder vernos desde las 9 de la mañana y eran sobre las cinco de la tarde. Nos constaba que estaban intentando que saliésemos, pero en la cárcel ni pudimos hacer una llamada o ver a un abogado. No cumplían ni una de sus propias normas, escritas algunas jaulas. Y si quiere añadir...

Dígame.

–Todas las celdas daban a una pared del patio que era una foto gigante de Gaza totalmente destruida, con todo ruinas a ambos lados, y en árabe, porque había chicas que lo leían, ponía: La nueva Gaza, y debajo, una bandera israelí gigante. El día que nos llevaron al aeropuerto nos sacaron al principio a Ada Colau, a otra chica, y a mí, luego trajeron a más, y nos sentaron delante unas pantallas grandes de televisión con imágenes del 7 de octubre de 2023, nos obligaron a mirar y nos gritaban superindignados.

“Me da miedo que estén reagrupando a la población para volver a bombardear. Ojalá me equivoque, pero a mí me suena a trampa”

Estuvieron cuatro días encerradas. ¿Cómo valora lo vivido?

–Yo sabía a lo que me arriesgaba y lo que podía ocurrir. Los pescadores pudieron faenar gracias a que todo el ejército estaba asaltándonos a nosotros; de una forma indirecta conseguimos que la comida llegase a Gaza. Por ese lado prueba superada. Y la repercusión mediática que hubo… Ha sido un hecho histórico el que haya tantas personas de todo el mundo reclamando la paz en Gaza, la apertura de los pasos fronterizos, la autonomía del país, que se reconozca ya como un Estado… Eso no había ocurrido jamás, y llevamos setenta y pico años de conflicto. Teniendo en cuenta todo esto, para mí ha sido superpositivo. En mi caso no hubo muchas agresiones físicas en la cárcel, sí había interrupción del sueño, constantes gritos, empujones, insultos… te intentaban humillar, no nos dieron nunca agua embotellada, la del lavabo del baño al principio salía marrón, estuvimos más de día y medio sin beber nada porque no nos atrevíamos, te daban pepino y tomate cortado, pero mezclado con tierra… Evidentemente no es ni una milésima parte de lo que se hace en las cárceles con los palestinos. Si a nosotros nos han hecho esto, imaginemos a la población palestina.

Se muestra pesimista sobre la situación a partir de ahora. La movilización permanente suele generar cansancio. Hay mucha incertidumbre por delante.

–Creo que hay que aprovechar le momento, porque en mi opinión esta es una estrategia para desviar al atención. Su objetivo es el exterminio total de la población y quedarse con los territorios, lo tienen clarísimo. Creo que ahora hay que hacer algo para que la gente no se olvide y toda esta energía que se ha generado siga enfocada en el conflicto. Si todo sale bien, y ya confirmaremos fechas, el 31 de octubre empezará una marcha a pie que unirá todas las capitales del Estado español. En la flotilla para nosotros fue superimportante las noticias que llegaban de fuera, todo el revuelo que se estaba montando, porque era como nuestro escudo. Mucha gente me ha dicho que le gustaría poder hacer algo más, igual no tiene la capacidad de ir en un barco, pero siente que quiere hacer algo más. En esta marcha todo el mundo será bienvenido. Si puedes andar media hora, tres días, una semana, dos meses, o de forma intercalada. Si todo sale bien será algo superchulo, y el 2 de noviembre habría actos en Pamplona.