El interventor Jesús Muñoz Apesteguía, vocal letrado de la mesa de contratación de las obras de los túneles de Belate, ha asegurado que no recibió ninguna influencia ni presión externa, ni de políticos ni de empresas, en el desarrollo del procedimiento de adjudicación. Durante su comparecencia, ha subrayado que trabajó con plena libertad y autonomía, y que las dudas planteadas en sus votos particulares y en el reparo no suspensivo se limitaron a aspectos técnicos y formales del proceso.
“Jamás un superior mío ha tratado de convencerme. Jamás he recibido ningún tipo de presión de ningún superior. He trabajado con libertad”, ha declarado este miércoles en la comisión de investigación del Parlamento de Navarra, destacando que nunca en su trayectoria profesional alguien le ha indicado qué empresa debía resultar adjudicataria.
Muñoz se ha ratificado en su voto particular y ha explicado que el reparo no suspensivo no significa un aval al resultado de la mesa, sino una advertencia técnica sobre determinadas cuestiones que no encajaban en los supuestos tasados por la Ley Foral de Hacienda para formular un reparo suspensivo. “El informe de reparo no suspensivo significa que se pudieron vulnerar algunos artículos de la Ley de Contratos”, ha precisado, remarcando que esas posibles vulneraciones se referían a la confidencialidad y a la valoración técnica, y no a la manipulación de puntuaciones ni a irregularidades materiales.
El interventor ha explicado que, ante las dudas surgidas sobre el sistema de valoración, decidió consultar con sus superiores jerárquicos y con el letrado del departamento, con el fin de determinar si las incidencias detectadas podían afectar al procedimiento. “Llamé a mi jefa de sección, ella habló con el director general de Intervención, él habló con el letrado, y al final nos reunimos en una reunión presencial en el despacho del director general”, ha relatado.
Sin pruebas
El interventor general, ha recordado Muñoz, consideró que no existía motivo para suspender el proceso, puesto que “no había ninguna prueba de que se hubiera manipulado ninguna puntuación”. Además, ha destacado que su consulta se produjo por iniciativa propia y que “el señor (Lorenzo) Serena no intentó influenciarme en el voto particular”.
Durante su intervención, Muñoz ha querido aclarar que no existitó enfrentamiento entre los técnicos y los letrados que formaban parte de la mesa. “Para nada ha habido una guerra abierta entre letrados e ingenieros”, ha afirmado, añadiendo que “el orden de puntuación es irrelevante”. Asimismo, ha explicado que las coincidencias en la redacción de sus votos particulares con los de Serena se deben a que “utilicé frases del señor Serena porque las cuestiones son las mismas y él redacta mucho mejor que yo”.
Muñoz, que ha participado en unas 300 mesas de contratación, ha recordado que solo en contadas ocasiones ha emitido votos particulares, lo que demuestra, según ha explicado, el carácter excepcional del expediente de Belate pero no su irregularidad. Con el reparo no suspensivo, ha añadido, buscó reforzar el control y la transparencia del procedimiento, no cuestionar la limpieza de la adjudicación.
El interventor ha insistido en que en el expediente de los túneles de Belate no existían indicios de manipulación o trato de favor. “Intentábamos hacer ver al señor (Jesús) Polo que no tenía nada que ver con él, que habría sido igual con cualquiera”, ha explicado en relación con las dudas sobre la forma en que los ingenieros remitían sus puntuaciones al presidente de la mesa.
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