Olvidadas sendas de comunicación entre pueblos, veredas ganaderas y el nacedero del río Ubagua encaminan esta senda en la que la belleza centenaria de viejas encinas desvelará un bosque de fábula. A Errezu [Riezu] casi todo el mundo llega en busca del río Ubagua. Sin embargo, al atravesarlo camino de Iturgoien, llama la atención por los destacados blasones que presiden algunas de sus casas y la hechura gótica de su iglesia de la Asunción, así como el notable palacio frente a ella, el de Remírez de Ganuza, una de las mejores muestras arquitectónicas de Deierri [valle de Yerri].

La senda se inicia junto al río por una pista transitable para vehículos, junto al antiguo molino. Una represa utilizada para canalizar el agua, permite deleitarse en la transparencia de éstas y en buscar la huella de algunos de los animales que pueblan el cañón, como la gineta y el tejón, si han dejado el rastro de su paso por el lugar en el barro fresco de la orilla fluvial.

Una bifurcación, con una fuente y un banco, nos invitan a deleitarnos en este bonito rincón junto al río sin desviarnos del itinerario.

La pista alcanza el bonito paraje junto al río de la ermita de San Blas, un rústico edificio cuadrangular abrigado bajo la roca desde el que ya queda poco para llegar al nacedero del río Ubagua. Cuando lo alcancemos estaremos ante un fascinante paraje sombreado donde el agua cristalina mana en una pequeña cubeta semicircular.

Las encinas lo hacen aún más agradable y relajante mientras la pista se convierte en senda que atraviesa una valla ganadera. Una bella encina, frente a una gran roca, delimita ambos márgenes fluviales en una curva del cauce de piedras cubiertas de musgo y lo convierten en uno de los parajes más hermosos del recorrido.

Las encinas trepan por los riscos del barranco. JUAN CARLOS MUÑOZ

Las encinas y bojes nos acompañan a partir de ahora mientras el cañón del Erbioz va mostrando su imponencia. Un puente de madera nos permite salvar las aguas del río antes de cruzar a la otra orilla, desde donde asciende permitiendo unas vistas panorámicas del cañón y de enormes encinas de grandes ramas a cada cual más bella en su longevidad. 

La senda continúa subiendo mientras el río desaparece en las profundidades del desfiladero. Será por poco tiempo, pues tras cruzar un enorme canchal por su zona más baja, las grandes rocas en la senda nos indican cómo llegar a lo más íntimo del cañón. Los bojes hacen un túnel a nuestro paso y los helechos contribuyen a crear un ambiente selvático

Cruzamos el río, que ahora es arroyo, al pie de una gran roca en el lecho del barranco. Estamos en lo más profundo del cañón, los roquedos se levantan sobre nuestras cabezas igual que los buitres leonados y se adivina la presencia del búho real que anida en sus cantiles. Las hayas y robles tapizan la ladera norte del barranco de Erbioz. La ruta sube para adentrarse entre pinos, mientras deja una senda a la derecha que corona en el pueblo de Iturgoien. Alguna ardilla confiada se asomará a nuestro paso mientras la senda se va suavizando hasta convertirse en pista. A medida que las encinas y majuelos empiezan a surgir vemos que ya estamos cerca de Lezaun, a donde llegamos después de pasar una portilla metálica pasando por su fuente y antiguo lavadero.

Ficha práctica

  • Tipo de recorrido. Ida y vuelta, dificultad baja.
  • Punto de partida. Iturgoien.
  • Distancia. 9,7 km.
  • Tiempo. 2 h 30 min.

No te puedes perder. Conocer Tierras de Iranzu, los municipios que integran la Montaña de Lizarraldea, entre los que hay parajes de singular atractivo, como la salinera ubicada en Salinas de Oro, donde la extracción de sal de las aguas se continúa haciendo a la manera tradicional: el sol evapora el agua en las eras saleras hasta que surge el preciado mineral. En las proximidades de Lezaun, un imprescindible de nuestra visita es el monasterio de Iranzu, una joya del románico cisterciense con vistas a la sierra de Andia. Conserva de la época medieval tardía y de las primeras influencias del arte gótico un extraordinario claustro, sala capitular, cocina y la ermita de San Adrián, que fue el primitivo templo románico de monasterio originario cisterciense.

RUTAS POR EUSKAL HERRIA

NAVARRA Nacedero del río Ubagua

Del libro Rutas a foces, gargantas y desfiladeros de Juan Carlos Muñoz y Mar Ramírez

Editorial: Sua Edizioak