Las raíces de Isabel Preysler "en una pequeña aldea de Navarra" y su conexión con un pueblo de Tierra Estella, según National Geographic
El bisabuelo de la reina de corazones emigró desde Navarra a Filipinas y "cada 7 de julio organizaba una misa en la plantación para los suyos"
En la línea con lo que comentan desde la prestigiosa publicación de viajes National Geographic,Isabel Preysler, a la que también se la conoce como reina de corazones, "llegó a España siendo muy joven. Su madre, Beatriz Arrastia, la trajo con ella desde Filipinas tras el fallecimiento de su padre en 1992. Betty, como la llamaban en casa, eligió Madrid como la ciudad en la que vivirían ella y sus hijos, entre ellos una Isabel de 17 años que aún estaba lejos de la fama".
Las raíces de la familia un poco más al norte, concretamente en Navarra
"Aunque fue la capital la que les dio un hogar en el que refugiarse de la pérdida, las raíces de la familia filipina estuvieron siempre un poco más al norte, concretamente en la Comunidad Foral de Navarra", aseguran desde la publicación.
La redactora de Viajes National Geographic, Celia Pérez León, autora de la publicación, relata que: "En cuanto tuvo ocasión, Betty visitó la que fue la tierra de su abuelo con intención de mantener vivas las raíces de su familia, originaria de una aldea de menos de 1.000 habitantes que florece entre campos de lavanda, cereal, olivares y viñas".
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Las raíces de Isabel Preysler "en una pequeña aldea de Navarra" y su conexión con un pueblo de Tierra Estella
El lugar al que se hace alusión no es otro que Allo, "una aldea que hoy cuenta con apenas 900 habitantes". Pero no era el lugar donde trabajaba. El abuelo de Isabel Preysler, Valentín Arrastia, trabajaba en Estella. "Allí se dedicaba a la explotación de espárragos hasta que decidió trasladarse a Lubao (Filipinas) para trabajar en una plantación de azúcar", cuentan en National Geographic.
"Pese al tiempo alejado de la Madre Patria, Betty contaba que su abuelo mantuvo siempre vivas las costumbres navarras, y cada 7 de julio (San Fermín), organizaba una misa en la plantación para los suyos. Para mantener viva la memoria familiar navarra, Betty cogía un tren desde Madrid hasta Pamplona siempre que podía. En la primera ocasión que la visitó hizo parada en Allo, el pueblo de sus antepasados", prosiguen explicando de manera detallada.
Pero el relato no se queda ahí. "Tras aquel primer viaje, Betty volvió recurrentemente al lugar, aunque con el paso de los años cambió la compañía de sus hijos por la de alguna buena amiga. Entre sus destinos favoritos estaban las iglesias y los monasterios, que visitaba con la calma que requieren. Su favorito se encuentra a los pies de la sierra de Montejurra, entre viñedos que tiñen el paisaje de verde y oro. Es el Monasterio de Irache. La visita es impresionante y acaba obligadamente en la Fuente del Vino, a pocos metros de allí y dónde aún hoy los peregrinos pueden servirse una copa antes de seguir su ruta hacia Santiago. El monasterio de la Virgen del Puy recibió también en varias ocasiones a la matriarca de los Preysler, que se encuentra sobre la colina que vigila Estella, y se alza como un balcón sagrado sobre la ciudad", añaden.
"Además de visitar monasterios e iglesias, Betty ponía rumbo a los pueblos de Olite y Estella siempre que tenía ocasión. No es de extrañar que, pese a tener sus raíces en Allo, la matriarca de los Preysler encontrara en estos dos destinos sus lugares predilectos", concluye contado Celia Pérez León.